A ocho meses de la partida de Luis Alberto Spinetta, lo recordamos trayendo lo que vence a la irremediable realidad: su música indestructible.
Hoy son ocho meses sin Spinetta, todavía no me acostumbro a esa tristeza. En realidad, hay demasiadas tristezas a las cuales no me acostumbro, y a pesar de que todo se aprende no creo que la capacidad para sobreponerse a las pérdidas sea algo que se adquiera tan fácilmente como los valores de las tablas de multiplicar.
De todas formas, la belleza infernal de las pérdidas es la posibilidad del regreso: la vuelta de un amor puede ser incluso mejor que el amor primigenio o puede también borrar todo lo precioso de la evocación melancólica. Siempre los recuerdos nos mienten el relato, nos esconden lo que realmente sucedió. En medio de esos pensamientos y aunque suene difícil de creer para algunos, se me ocurre que la música tiene a veces tanto poder como para vencer a la muerte y para vencer a la irremediable realidad. Aunque sea solamente por tres minutos.