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Paraonia Pop, lo nuevo de Bandalos Chinos

Repasamos el tercer álbum de la banda de Beccar, acaso la nueva promesa del pop vernáculo.

De un tiempo a esta parte, hay una escena musical renovada al menos en tres claves: una femenina, casi militante y heterogénea en términos estéticos; otra que remite a un cruce de lo urbano, trap, electrónico y hip hop; y una tercera que reconociendo un precedente inmediato en Miranda, o un poco más atrás en el pop babasónico, ancla raíces profundas en el pop de Virus, Abuelos de la Nada, Cosméticos y esos proyectos ochenteros que solían recibir piedras de intolerancia por parte del público más rockero.

Así, Paranoia Pop es el quinto álbum de Bandalos Chinos, tercer larga duración en la serie, que se completa con Bandalos Chinos (2012), BACH (2018), Nunca estuve acá (EP, 2014) y En el aire (EP, 2016), ese disco cuyo hit “Isla” los catapultó a la alta rotación y al circuito de festivales rockeros.

El disco abre con “Paraonia Pop”, que remite sonoramente a “Fame” de Bowie y cuya letra refiere justamente a esa fama recién descubierta, la del rockstar novato: la banda que ahora se puso de moda, describiendo las novedades del status renovado. Algo de cinismo hay, aunque la liviandad lleva circularmente a eso, quizá durante toda la obra. Incluso quizá esta reseña le de la razón a la canción. El track cuenta con la participación de otra de las caras conocidas en este proceso de renovación, Jaime Martín James, alias Louta.

Hay algo que Bandalos Chinos lleva más allá que en otros proyectos. Si Miranda juega con ciertos límites sin ser revisteril, y si el maquillaje de Miguel Abuelo y sus anteojos eran pura transgresión en tiempos donde el HIV era una novedad en el mundo, Goyo Degano y sus muchaches se creen -y mucho- ese tono casi de varieté teatral en su pop, que por momentos termina llevando a pensar en el pop de ciertas divas de la música popular. En ese sentido van algunas de las canciones del disco, como “Sin señal”, esa hermosa balada que es “La Herida”, o “Mi manera de ser”.

Algo nuevo hay, quizá en “AYNMG” (Así ya no me gusta), un esbozo de canción testimonial, con cierta sensibilidad social: “…si tu idea de paz/ tiene palos y gas… así ya no me gusta”. No deja de llamar la atención cuando los proyectos que tienen una concepción pop pasatista se salen un rato del guión.

Hay un cierre fogonero a guitarra criolla y piano en “Los Puntos”, con Tei Shi, cantautora argentina de padres colombianos, radicada en Brooklyn, y el David Aguilar, cantautor mexicano que llevan a pensar en la vocación de expandirse al mercado latinoamericano.

Debo reconocer que esperaba más del disco. Hay poca innovación y una repeteción de lugares comunes de la banda, en cuanto a letras e inflexiones musicales. Quizá sirva como carta de presentación para el público nuevo, sea de acá o de otros “mercados”, pero en términos generales hay que aprender de la reinvención y constante exploración que los mayores (Bowie, Babasónicos y otros tantos de allá y acá) supieron enseñar. Sino, ese sabor a moda de lustro, no se irá del paladar. Quizá ahí esté el desafío: superar el tercer larga duración.

El disco fue grabado entre fines de 2019 y principios de 2020 en los Estudios Sonic Ranch, Estados Unidos, con la producción de Adan Jodorowsky. Al igual que el material de la banda, sólo está disponible el plataformas de streaming.