Te contamos cómo fue el festejo por los veinte años de Peón de luna en El Teatrino.
Texto: Martín Lizarraga
Fotos gentileza: Carolina Vera
Es casi unánime considerar que Peón de luna es el mejor (o uno de los mejores) discos de Perro Ciego, y por qué no, del rock salteño. Bajo esta premisa, cómo no iba a ser irresistible acudir a una fecha dedicada especialmente a recordar y homenajear quizás la época dorada de la agrupación, aún con el mítico Federico “Pibe” Acosta en sus filas.
El festejo por los veinte años del disco fue el sábado 27 de septiembre en El Teatrino. Desekilibrio Emocional recibió a los primeros asistentes de la noche con su marcado sonido punk que, entre vaivenes, ya lleva más de quince años sonando y siendo uno de las más sólidos y representativos del under punk salteño. Entre ska, melodías pegadizas cercanas al skate punk y un imponente cierre hardcore, el trío no escatimó en aumentar los decibeles para el público principal.

Ya dentro del ambiente empezaban a verse entre el público varios globos azules y grises, en clara alusión a los colores del disco. Lo que en otros géneros se conoce como “Fan Project” —acciones del público para sorprender a la banda—, en Perro Ciego siempre fue parte de la identidad de sus recitales: papelitos, trapos, cantos, como habituales formas de mostrar el cariño y el aguante de los que no esperan nada.
Poco antes de empezar, algunos cortes de luz en el lugar preocuparon por la posible interrupción del normal desarrollo del recital (y que efectivamente lo hicieron), pero a esto se le terminó imponiendo la mística de un disco bisagra en la historia de la banda. Peón de luna no sólo fue el último álbum con la participación de Acosta, sino también el que le dio un rol protagónico en las composiciones y las voces. Aquella esencia tan blusera, nocturna, llena de groove y fiesta terminó dejando canciones que hasta hoy son infaltables en cada lista.

En ese sentido, la decisión de tocar el disco completo de entrada y mandar casi toda la carne al asador se sintió algo atípica. ¿Arrancar con “Paracaídas” y “Lo peor”? ¿Y a los pocos temas “Dormilón x8”, un clásico de cierre, con sus típicos trapos y papelitos picados? No importa, es el pequeño precio a pagar por tener tan absurda cantidad de hits condensados en una misma placa.
Como cualquier celebración lo suele exigir, los invitados especiales estuvieron presentes. Algunos que colaboraron en la grabación del disco allá por 2005, como Leo Goldstein en las teclas, o Pekiné Lamas en guitarras. Otros viejos amigos, como el Mecha Menéndez en la voz de “No se quedarme”; junto a amigos del rock salteño como Horacio Corimayo (Luca Makonia, New Rusia a la Vinagrét) en voces de “Destapado”, Emir Herrera (Emir y los Diez) en las voces de “Lo peor”, Nelson Coronel en las voces de “El gran peón”, y otros jóvenes talentos, como Gonzalo “Piri” Tacacho (El Marcapiel) en el saxo de “No quema igual”, o Lucas Aguilera (Vago Nocturno) en guitarras para “Letras rojas”.

Un poco de cada uno de sus otros discos completó la lista de 25 temas, alcanzando prácticamente dos horas de show. Quizás un leve guiño a la impronta implícita que la fecha tenía fue haber incluido “Estabas ahí” después del clásico fogonero homónimo a la banda, “Perro Ciego”. Tal vez porque además de recordar el álbum en cuestión, no hicieron falta palabras explícitas para entender quién fue el invitado tácito de la noche: el gran peón.