Se realizó una nueva edición del Saltá Reggae con la presencia de Holy Piby. Una fecha que no tuvo un resultado esperado y que RS te cuenta en esta cobertura.
Saltá Reggae y las contradicciones de la escena
Texto y foto: Diego Maita – dmaita@rocksalta.com
Empezó el año para el ciclo Saltá Reggae, y no fue de la mejor manera. Todo parecía bien encaminado, la grilla era de buen nivel pero la gente no acompañó.
El show empezó cerca de las 22, con la actuación de El Shaman, un proyecto que combina soundsystem, ciertos aires tribales (“ciertos”), hip hop y tambores afro. Debo reconocer que mi interés fue yendo de menor a mayor, pero aún así, fueron más las cosas que no me cerraron que las que me convencieron. Primero vamos a lo positivo: la incursión en un campo sonoro poco explorado, con texturas oscuras, un tanto lógicas si uno tiene el dato que el artista en cuestión formaba parte hace unos años de Posthumans, una banda de metal salteño. Sin embargo, la puesta en escena tuvo sus carencias. Por un lado a nivel visual, dado a que el look sigue dando más a metal que a lo aludido anteriormente. Por otra parte, el muchacho es bastante robusto y si bien puso mucho empeño en el baile -y se ve que hay mucho ensayo- no deja de quedar en evidencia cierta tosquedad. Por otro lado, y no menos importante, las letras oscilaron entre el canon reggae (alusiones a la ganjah, África y ése mambo) y cierta desfachatez post Calle 13 (aún recuerdo una rima bizarra que decía algo así como “…nena no me dejes nunca, sólo pido que pares mi unca…”).
Pasadas las 23. subieron a escena los chicos de Actitud de Gratitud. Al respecto debo decir que los había visto en su debut, cuando aún se llamaban Paraíso Reggae, y en relación a aquella vez la banda creció mucho. Sin embargo las intervenciones vocales, de Morokiox (con alto look Mariano Castro) y Emi (el violero que hace coros) fueron dispares. La base rítmica anduvo bien, con bastante ortodoxia. Se nota la veteranía de Nahuel en la batería, que a pesar de su corta edad ha pasado por los parches de Esencial y El Barco del Abuelo. Sólo vuelvo a cuestionar el estándar lírico. Creo que es hora de proponer nuevas temáticas o abordar líneas ya desarrolladas por otras bandas. En Salta no hay Leones, la gente no entiende que Zion y Sion pueden ser cosas muy distintas y en fin, una simple escucha de «Alto Palermo Rastaman» del Gordo Casero podría aclarar el panorama. ¿Se imaginan a Perro Ciego escribiendo blues sobre el Mississippi y los campos de algodón?
Finalmente, pasadas las 00:30 subieron a escena los muchachos de Holy Piby. Y debo confesar que en un primer momento me embargó una sensación de desazón, al ver que si bien había incrementado en relación al principio, el público seguía siendo reducido para lo que se espera en este tipo de eventos. Sin embargo, pude enfocarme y disfrutar de una gran banda en vivo, con una formación que sonó muy ajustada, con unos músicos de primer nivel sonando de manera muy compacta. La gente disfrutó, bailó, cantó algunos temas (por momentos se notaba más la buena onda que un conocimiento de los temas). El set list, de una hora aproximadamente, transcurrió por temas de los dos primeros discos de la banda.
Quizá la única crítica que me anime a hacer en relación a la banda es la opción idiomática. Holy Piby canta en inglés, algo que en el canon rockero argentino, desde aquella famosa anécdota por la cual Spinetta invitaba a los Vox Dei a cantar en castellano, no deja de desentonar. Probablemente dicha opción tenga que ver con las posibilidades de explorar nuevos mercados, pero de última, a lo Boom Boom Kid, podría buscarse un punto intermedio.
Finalmente quisiera señalar que entre banda y banda, hubo intervenciones de clown, acrobacias, sorteos, en un lugar como Séptimo Arte, muy lindo, que reúne muchas condiciones para shows de este tipo.
Saltá Reggae nos ha brindado la posibilidad de ver en vivo prácticamente a los principales exponentes del reggae criollo (sólo falta Riddim), y justo en el momento en que está la decisión de correr un riesgo artístico (Holy Piby es una gran banda, pero aún desconocida para gran parte del público salteño que, encima no hace reggae roots clásico), el público de la espalda (fueron aproximadamente 100, 120 personas), lo que sumado a otros factores, seguramente representará una retirada estratégica, algo que a mi criterio representa un retroceso para la escena local. Con fechas como la del domingo, ningún productor queda con ganas de correr riesgos, por lo que el abanico de posibilidades en cuanto a recitales se achica de gran manera (sólo se juega ante lo seguro).
Una vez más el público no acompañó. Que se revierta… que se crezca.