El tiempo pasa nos vamos volviendo pop
 

Volver de un éxito siempre fue lo más difícil, lo sabe todo el mundo. La música no es la excepción a esa regla y hasta se podría declarar como constante prueba de ello. Veamos:

* ¿Cómo volver de Cuentos Decapitados (2000)? Cambiando totalmente el sonido de tu banda y descubriendo un nuevo instrumento fetiche. ¿Se logró? No.
* ¿Cómo volver de Detonador de Sueños (2003)? Haciendo un disco doble. Uno de ellos súper colgado y rescatando el sonido hard rock de los setenta. ¿Se logró? No.
* ¿Cómo volver de Ahí Vamos (2006)? Haciendo folk y dejando las guitarras eléctricas en segundo plano. ¿Se logró? No.
* ¿Cómo volver de Jessico (2001)? A eso todavía lo están intentando…

Todos los discos arriba mencionados corresponden al pico creativo amalgamado también de un éxito rotundo por parte de Catupecu Machu, La Renga, Gustavo Cerati y Babasonicos. Referentes para toda Latinoamérica en sus respectivos géneros.

¿Y cómo se vuelve de El Mamut (2007)? Y es que ese atrapante álbum catapultó a las radios y a los recitales masivos a Massacre una banda bien del under porteño, que siempre parecía ser la distinta a todas, por lo menos a todas las que hubo en Argentina. El éxito les llegó con ese gran disco de rock, guitarras y melodías. De letras contracturadas, sanadoras y con estribillos gancheros; post punk, psicodelia y rock añoso. Uno de los mejores discos que se hicieron en Argentina en años y que trajo de vuelta a los que habían perdido las esperanzas en el rock argentino luego de la masividad del rock bengala. Ringo está en la calle y es el sucesor de El Mamut, este trabajo es uno de los más esperados de 2011 y la situación luego de repetidas escuchas es similar a los ejemplos que arrancaron el texto.

Veamos: a primera instancia este disco para un fanático de la banda, ése que canta «Tres Paredes» o «Plan B (Anhelo De Satisfacción)» a viva voz, debe ser doloroso y difícil: su banda cambió definitivamente. Pasando de esa nostalgia, uno puede apreciar la voz de Walas, uno de los grandes frontman del rock (¿mundial?), que en este disco canta mejor que nunca. Las letras, como siempre en esta banda, buscan escupir los pensamientos de su líder. Ya sean sus obsesiones personales por vivir en una ciudad como Buenos Aires («Lo Mío No Es Tan Grave») o el de verse aplastado por Internet y sus vicios sociales («La Web Del Siglo»).
Para todo el público que descubrió a Massacre por El Mamut la cosa les va a ser más fácil, pero si se enamoraron del cuadrúpedo no va a ser sencilla. Ringo tiene resabios de ese disco, como «Tengo Captura» o «Tanto Amor»; aunque la similitud es de baja calidad y no conforma a los oídos más exigentes. Elegido como primer corte de difusión «Tanto…» es «ayudado» por un video de excelente calidad. El nuevo Massacre es rockero, pero la dificultad que tenía la banda para ser digerida en discos anteriores (pre 2007) se ha ido. Hoy en día su sonido está más endulzado, más pop. Un gran ejemplo de ello es “Luna Elástica”.
“La Virgen Del Knock Out” con sus constantes cambios y cortes de ritmo está dedicada e inspirada por la vida de uno de los personajes más ricos que tuvo la Argentina: Oscar «Ringo» Bonavena. Además de servir como nombre y concepto para el nuevo material, el inolvidable gigante bonachón despierta en el quinteto la  musa que logra la mejor canción del disco. ¡Aguante Bonavena!

El track siete se llama “El Deseo” y tiene destino de hit, aunque lo difícil es saber para qué edades resultara más atractivo. Pero seguramente a los que sienten que “están vencidas las drogas” y saben por eso que la edad trae una carga inobjetable para la realización de los anhelos su letra les pegará más fuerte. El viaje que es “Muerte Al Faraón” lleva algún dejo de guitarras ricoteras aunque probablemente sea coincidencia y no influencia. Al escuchar “No pruebo nada” es un reflejo automático imaginar al frontman masajeando su pansa mientras la  canta en vivo; imagen que seguramente será la foto de este disco en los recitales. Durante los casi cincuenta minutos de Ringo, las seis cuerdas llenas de efectos de Pablo «El Tordo» Mondello y Federico «Fico» Piskorz acompañan al cantante y aparecen fuertemente cuando él no está, con solos recargados de colores y matices que logran plasmar la gran capacidad en el arte de jugar con efectos y melodías, de los dos guitarristas.

En la biografía de Babasonicos y Massacre son varios los puntos en común y ahora suman uno más: el buscar sin éxito superar su mayor obra, a pesar de sacar discos de buena factura pop.