Los tucumanos de Karma Sudaca sacaron su nuevo disco, «Quema», sucesor del exitoso «Furia Interior». RS te cuenta un poco como es la placa.
En el aletargado abanico musical del hard rock y el heavy argentino, que sigue contando entre sus popes a artistas surgidos hace bastante más de una década (del Horcas de Walter Mezza al Almafuerte de Ricardo Iorio), Karma Sudaca aparece como un sorprendente vendaval tucumano de potencia, riffs y gritos que arremolina en Quema, su quinto registro, melodías válidas para el compilado cancionero del rock del año pasado, cortes de “hard-reggae” y funk-punk, música popular, fraseos raperos con aires a José Larralde, coros gospel y un rescate del Ser Regional por sobre el Ser Nacional. Quema es, en un juego de ironías, un disco fresco, repleto de historias interesantes, máximas ocurrentes y cambios de dirección.
Con el vocalista Tony Molteni y el guitarrista Fabián “Colo” Vernieri –quienes desde 1997 comparten junto al bajista “Calavera” Maidana y el baterista Adolfo “Cacho” Palomino un camino con punto de partida en Tucumán y recorrido federal– al volante, Quema es el mejor vehículo para esa expansión, un disco pulido por la producción de Tony, el Colo y el ingeniero de sonido Néstor Tinaro, que presenta en sus canciones el mismo collage que Semilla Bucciarelli diseñó para el arte de tapa.
A diferencia de Furia interior, su disco de 2004, producido por Ricardo Mollo, este nuevo material es equilibrado y realmente no tiene puntos bajos: los once tracks se bancan una escucha lineal o en shuffle sin necesidad de pasar ninguno por alto. Donde la energía parece bajar (“Sin olvido”), la voz de Molteni teje frases sobre las que centrarse sin desconcentrarse. Donde las letras suenan repetitivas (“Quema”), la potencia del cuarteto directamente pega cachetadas.
En vivo, Karma Sudaca es, sino una aplanadora, una topadora. La base rítmica golpea el pecho, los arreglos de viola dirigen el movimiento y las letras atacan directo a la mente, no sólo en melodías disfrutables sino también, y fundamentalmente, propicias para la reflexión. Aunque, claro, en vivo no haya demasiado espacio para ponerse reflexivo.
Pero aquí se habla del disco, y entonces sí, el espacio aparece en “Vengo por ti” (“Perdonar al que peca por intentar, y no al asesino en nombre de la paz. Entender que la angustia es soledad, que el hambre es violencia y la mentira es letal”) o “Sacachispas”, una suerte de “La calle es su lugar” (GIT) modelo 2010: “Placeres perversos que se desvisten ante ella, sola en su esquina, con cada hombre una rutina, caricias que duelen y se desangra…”.
Así, Quema deja un puñado de estribillos pegados, anoticia a la fuerza de los problemas urbanos y rurales actuales y deja al escucha recargado de fuerzas. El disco Quema porque en sus 42 minutos no se apaga nunca.
Mas información:
Sitio: http://www.karmasudacaweb.com.ar
MySpace: http://www.myspace.com/karmasudaca