araujo en salta
Coberturas

Araujo pasó por Salta

araujo en salta

El ex baterista de Divididos estuvo durante unas horas en nuestra ciudad para brindar una clínica musical. Además charló en exclusiva con Rock Salta.

Haciendo cosas nuevas

Jorge Araujo aparece cubierto por una polera gris y con paso rápido camina hacia el escenario donde ya está armada su debilidad, su oficio de vida y su fuente de alegría: la batería. La inspecciona con gran detalle, la testea, la afina y sólo larga palabras para pedir un micrófono o para decir que le suban el retorno. “Es de hincha huevos pero tengo que hacerla sonar bien”, dice y se ríe. Jorge es pequeño, un poco inquieto y de lengua floja para contar anécdotas mientras los ojos se le iluminan y empieza a hacer muecas de una sonrisa tan cómplice como quien se manda algún que otro problema y no lo cuenta. Araujo te lo cuenta, si es que se lo preguntas claro. Se baja del escenario y se reúne conmigo; se sonríe y pide disculpas por llegar tarde a la entrevista: “Problemas con el avión, estoy vivo por lo menos”, se disculpa y vuelve a sonreír, no parece incómodo porque se haya demorado pero sí preocupado de hacer las cosas a tiempo. Cuando estaba afinando la batería a cada rato detenía todo y preguntaba si estaba a tiempo de cumplir con lo pautado antes de empezar con la clase. El ciclo de Seminario y  Capacitaciones de la Batalla De Salta Rock organizado por FM Natura arrancó con el ex baterista de Divididos como profesor de batería que le enseña y explica a alumnos de turno, un puñado de bateros locales y curiosos que se hicieron presente en Pro Cultura Salta.

Araujo había pedido que lo acompañen un baterista y bajista local sobre escena para tocar algo pero por el problema surgido en el avión que lo traía desde Buenos Aires no se pudo hacer. Mientras tanto, el Chinato Torres fue el encargado de hacer de “baterista soporte” hasta que Araujo llegó y se sentó a hablar de técnicas, consejos y más técnicas. Al momento de iniciar la clase se puso el delantal de profesor jodido del secundario y ordenó explícitamente que no filmen ni saquen fotos («es como una clase más, no quiero que haya algo que me tape al alumno”). Se nota que es estricto al momento de ejercer su profesión, y ese gesto les gustó a los presentes. “Al terminar el secundario empecé a estudiar una carrera universitaria pero al mes dejé, no era lo mío. Y como yo venía con la música desde chiquito le dije a mi viejo que lo mío era la música y no la universidad. Me comprendió pero me condicionó a que me siente a estudiar la música las mismas horas que lo haría leyendo otras teorías. Así es que pasé y actualmente paso siete u ocho horas sentado en la batería y voy aprendiendo”. Con once años de vida empezó a asomarse a su instrumento. Recién a partir de 1990 comenzó a hacerse conocido en ambientes jazzeros y también con la banda Monos Con Navajas, en formato quinteto. En 1995 da el gran salto cuando se incorpora a la aplanadora del rock reemplazando a Federico Gil Solá. Nueve años después, en el 2004, se distancia del power trío y forma Gran Martell, otro trío rockero compuesto por el violero Tito Fargo (ex Hurlingham Reggae Band y Redondos) y el bajista Gustavo Jamardo con quienes sigue tocando y editando discos.

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– En una entrevista para el SI! de Clarín dijiste «Voy a estudiar batería toda la vida, porque tocar es siempre una novedad para mí», ¿hasta qué punto la batería y percusión siguen siendo novedad en tu vida hoy?
 
La verdad que son ya muchos años, pero uno sigue sorprendiéndose con las cosas que suceden con la música. Creo que mucho tiene que ver con que he tratado de tocar cosas diferentes, de indagar en estilos diferentes y en cosas que hacen que uno también se de cuenta de lo que le falta. O sea, cuanto vos más estás estudiando y más tiempo estás con un instrumento más te das cuenta de lo que te falta: esto es una de las cosas que yo trato de transmitir cuando vengo a hacer estas clases abiertas. Es básicamente eso, se trata de no ver a una persona que está tocando igual que hace 20 años, porque sino entrás en una situación más conservadora. Para mí el arte tiene que ver con la creatividad, estar todo el tiempo creando e innovando.

– ¿Qué le aportó Monos Con Navajas a tu carrera dentro de la música?

La formación en la que yo estuve de esa banda era muy particular, porque no terminaba de ser definida estilísticamente, que es una de las cosas que a mí también me gusta mucho de la música: cuando hay cuestiones por ejemplo como en una época que existió el jazz rock con Billy Cobham o los grupos de rock de la década del 70. Yo considero que ellos concebían a la música con una interacción de diferentes tipos que pertenecían a distintas corrientes musicales; entonces eso generaba una variedad muy importante en la música que se hacía. Los Monos Con Navaja en Argentina tuvieron que ver un poco con eso porque es quizás un grupo que hizo un estilo: Juan “Pollo” Raffo (teclados y voz)  trajo sus cosas, Willy González (bajista) las suyas,, Pablo Rodriguez (saxo y voz) lo suyo, Gullermo Arrom (guitarras) lo suyo y yo lo mío. Si tengo que decir algo que aprendí de Monos Con Navaja es que éramos la conjunción de un montón de músicos libres artísticamente. Eso éramos. 
 
– ¿El percusionista peruano Bam Bam Miranda fue de alguna manera el responsable de tu amor por el cajón peruano y la percusión?

En realidad más que amor por el cajón peruano es el responsable de mi amor por el cajón hecho batería. Cuando Bam Bam me regala su cajón fue en un evento muy particular a beneficio de los enfermos de SIDA en un teatro hermoso de Córdoba donde yo participé como batero por pedido expreso de él, y eso me hace sentir muy orgulloso. Fue un concierto increíble donde asistieron músicos de todos los géneros de la música: la Mona Jimenez cantó un tango, el Pelado Cordera también cantó otras cosas. O sea, todo el mundo estaba como corrido de lo que acostumbra a hacer justamente con la dirección de Bam Bam. La música que se hizo en ese evento fue mágica en todo sentido, hubo danzas peruanas, y tenías a Bam Bam tocando cosas tradicionales en el cajón. Imagináte que cuando termina el show el me regaló su cajón a forma de devolución por mi actuación. Yo no la quise aceptar porque el cajón no era lo mío, le dije “No Bam Bam, si vos sabés que yo no toco percusión, soy baterista” y el me dijo “vos tenés que tocar el cajón” y fue insistente, el estaba decidido y me lo dio. Para mí fue muy lindo y sentí una gran responsabilidad porque Bam Bam es un gran músico y yo percusión no sé tocar, y el lo sabe. Entonces me pregunté a mí mismo ,“¿por qué me está dando esto?”. Y empecé a tocar el cajón como una batería, entonces siempre aclaro para que no haya problema con ningún cajonero, que yo toco la batería en el cajón peruano, y eso si es gracias a Bam Bam definitivamente.

– ¿Te sentís más cómodo en algún género o ritmo en especial?

En realidad yo soy más que nada un personaje que va deambulando por situaciones artísticas: no pienso en estilos, no creo que sea la función que yo tengo la de definir las cosas. Por ejemplo un periodista lo puede hacer: la otra vez definieron a Gran Martell como una banda que hace free rock (N. de la R: «rock libre»), y me pareció muy curioso, eso sólo se le ocurre a alguien que tiene que ver con clasificar la música de cualquier forma. Es una lectura free rock, nunca la había escuchado.
 
– “Un Volcán” es el último trabajo discográfico de Gran Martell, ¿qué significa este disco en la etapa actual de la banda?

Es el disco que para mí plasma un poco el correr de los años de tres personas. Desde el momento que se fundó la banda somos los mismos, y hay un crecimiento muy importante. Primero que hay un formato totalmente diferente porque hay cosas con cuerdas, hay un tema donde Gustavo no toca el bajo sino que toca la acústica. Y segundo aparece una situación mía como cantante que yo no la había abordado en ningún disco con Gran Martell. Como todo lo nuevo – por eso decía esto de seguir innovando – te genera una especie de inseguridad, pero eso es lo que tiene de atractivo la música. Estoy muy contento, creo que es el momento más alto a nivel compositivo y creativo que demuestra los años que hacen que estemos juntos los tres.

– ¿Cuál es tu visión sobre el Divididos con Federico Gil Solá y el de Catriel Ciavarella?

Tengo una anécdota con ellos muy interesante: la verdad no conocía mucho sobre Divididos antes de entrar a tocar, o sea, yo hacía otra música, estaba en otra cosa. Entonces ya dentro de la banda les preguntaba cosas básicas porque la verdad desconocía. Me pasa ahora con Tito Fargo, no conozco mucho de los Redondos, entonces capaz que escucho un tema de Patricio Rey y le pregunto “¿vos tocás acá?”. Y eso es parte de mi situación musical de estar muy enfrascado en mis propios proyectos y no tener mucha idea de cómo es una banda antes o después de que yo esté en ella. Los Monos Con Navaja también siguieron después que salí yo y tampoco seguí mucho lo que continuaron haciendo. La verdad que no tengo una opinión muy formada de la nueva formación de Divididos. Una vez que fui a tocar de invitado con ellos para los 20 años y los escuché tocar los temas con Catriel, muchos temas que había grabado yo obviamente, y me pareció que es una banda de rock con un poder que te arranca la cabeza. Lo que si te puedo hablar es lo que me parecía Divididos antes de que yo entre al grupo, con Federico Gil Solá: eran increíbles. Pero yo recién escuché los discos al momento en que me incorporo al grupo, ya que antes no conocía mucho. A veces hablábamos cosas con Diego y con Ricardo y entendíamos que cuando uno está haciendo cosas no es que no se de cuenta de lo que pasa a tu alrededor, pero no podés profundizar mucho. Cuando estás adentro si: si me preguntás de los nueve años que estuve con Divididos te cuento todo con lujos y detalles porque no hice otra cosa que eso. Pero la verdad que después Gran Martell me enfrascó mucho, tenemos tres discos y eso la verdad que me genera un desconocimiento de lo que sucede musicalmente, por momentos es algo que no me parece muy copado de parte mía pero también tiene que ver con la dedicación a una cosa, de estar muy metido en algo.

– ¿Qué se viene ahora en tu vida?

Estamos viendo de armar un dúo con Marcelo «Quintino» Cinalli (otro gran baterista y percusionista argentino). Nos queremos proponer tocar sin ninguna batería entre los dos. O sea hacer una cosa pero no en el terreno en el que nos encontramos cómodos, que es de la batería. Entonces estamos cantando, yo estoy tocando a veces la guitarra, Quintino toca teclados y tambores. Es una posibilidad nomás. Y con Gran Martell ahora va a salir un especial en Much Music que grabamos con cosas que seguramente van a sorprender porque no las hemos tocado antes en vivo. Así que, por suerte, siempre haciendo cosas nuevas.