Coberturas

Bifest | El rock salteño sigue como puede

El festival de bandas locales se realizó en Zona Sur. Una buena propuesta en un contexto difícil. ¿No hay otra alternativa para los grupos de Salta?

El pasado sábado 14 de mayo se realizó una nueva edición del Bifest. Fue en Club Kennedy Social Bar, el nuevo reducto de Zona Sur. Fue un evento que reunió a varias bandas y artistas locales. Un nuevo eslabón en la eterna cadena de esfuerzos para seguir adelante en el siempre difícil contexto del rock salteño.

La grilla anunciaba actividades desde las 17 hasta las 4. Ahí empezó el primer problema. Ya se sabe que el salteño, cuando hace frío, no sale ni a la puerta. Mucho menos a recitales a la madrugada. Para colmo, Kennedy es prácticamente al aire libre. Si no lo conocen, es un espacio que va creciendo y que promete más, según Facha Castaño, cantante de Madre T-Rezo y uno de los encargados del lugar. Se espera que en las próximas semanas se instale una carpa tipo circo, similar a los espacios alternativos que tiene el Cosquín Rock, lo que sería una solución ante la época invernal y las noches heladas salteñas, como la de ese sábado. Se han realizado buenas fechas allí en el verano, pileta incluida, y otras que sufrieron las penas del aire libre.

Después de las restricciones tras la pandemia surgen varias dudas. ¿Solamente vale escuchar a una banda después de las doce? A esa hora salen los más jóvenes, sí, pero no son los que están yendo a ver bandas de rock salteño. En el Bifest la gran mayoría de los presentes eran amigues y conocides de los músicos. El público se viene renovando pero muy de a poco y aparentemente prefiere ir a shows a la Usina, alguna fecha gratuita y a fiestas a la madrugada.

Esa noche en Kennedy la mayoría de la gente fue para ver a Mentalo, que no anda tocando ya que están trabajando en su próximo material. La banda estaba anunciada a la 1. Subió a las 3, todo se atrasó demasiado (como siempre). El sonido no acompañó y la banda solo pudo tocar cuatro canciones con varios problemas. A pesar de ser una de las principales bandas locales, Mentalo no tiene sonidista propio. Algo que aqueja a la escena. No hay sonidistas, monitoreo, managers, no hay gente que haga los distintos trabajos técnicos que vemos en otras provincias más populosas. Terminan siendo músicos amigos, o el amigo del amigo el que se hace cargo de las distintas tareas. Es lo difícil de un rock local que no genera ingresos ni capacitaciones. Que hace lo que puede con lo que tiene.

Antes de los Mentalo, y del cierre en tiempo de descuento por parte de Miaw y Martino Calavera pasó Huancares, la banda de Jujuy, sonó medianamente bien con su mezcla de Divididos y algo de stoner rock, merece ser escuchada en mejores condiciones. Su disco debut está en Spotify y demás plataformas. Kike Ramón y Los Otros tocaron en un formato extraño, haciendo temas de The Smiths. Desekilibrio Emocional hizo algunos covers del rock local y temas propios, Destino Fijo mostró sus canciones propias, rocanrol duro con algo de Viejas Locas. Tambíen pasaron varios DJs entre bandas.

La entrada costaba $500 en puerta. La cerveza de litro en un bar salteño va de $500 a $700.

Surgen varias preguntas. ¿De qué se nutre una escena? ¿De muchas fechas con muchas bandas tocando cada fin de semana? ¿Qué es lo que atrae a la gente? ¿Qué es lo que hace que regrese? ¿Las buenas intenciones son suficientes? ¿Por qué no existe en Salta un lugar donde se pueda tomar una cerveza y escuchar a una banda de rock, metal, pop o trap, sonanado como corresponde? Un primer pensamiento es que no hay lugares así porque no es redituable. ¿Por qué han desaparecido, si no, tantos buenos espacios? Con pandemia y sin pandemia siempre fue difícil encontrar buenos lugares para tocar en Salta.

Tras las restricciones cada fin de semana hay más y más grupos tocando en distintos espacios, aunque ninguno cuelgue el cartel de localidades agotadas como hacieron algunos nacionales en las últimas semanas. Las bandas llevan adelante como pueden una escena de muy poca convocatoria y en condiciones de gran precariedad. El rock salteño sigue más o menos en lo de siempre.