Los uruguayos que faltaban dieron un gran primer show en Salta, con un local colmado y mucho aguante por parte del público.
Todos los años, contando desde el 2008 para acá, las bandas de rock uruguayo que la vienen pegando en Argentina gritan presente en nuestra provincia. El Cuarteto de Nos es la que faltaba llegar del trio que completan las exitosas No Te Va Gustar y La Vela Puerca. Para regocijo de sus seguidores, la espera termino el pasado domingo 20 de febrero cuando El Cuarteto dio un muy buen show en un Beel Zebul casi repleto.
La venta de anticipadas había andado muy bien pero con la puerta se superó lo previsto y más de 350 personas se hicieron presentes en el lugar. Siempre es bueno ver una linda fila antes de un recital, algo que lamentablemente y por distintos motivos no pasa seguido en estos lares. El show arranco a las 21.45 con la canción “Mírenme”, la misma que habían elegido para largar su actuación en el malogrado Rock del Valle hacia menos de veinticuatro horas. La respuesta del público fue inmediata. Se notaba que a los presentes realmente les gusta mucho la banda y lo demostraban mediante gritos, aplausos, saltos y pogos que se repetirían a lo largo de recital. Pero sin duda lo más llamativo era que la gente se sabía la kilométrica lírica, la marca registrada de la banda. Extensas letras que deambulan entre el humor y el existencialismo pero con declaraciones de principios siempre incluidas. “¡Lo que grita el público Salteño!” “Primera vez del Cuarteto por acá, vamos arriba”, fueron las palabras de Roberto Musso, voz principal, guitarrista y cara visible de la banda.
“Nada es gratis en la vida” y “Ya no sé qué hacer conmigo” dieron la pauta de que el show iba a pivotear entre los temas de los discos Raro (2006) y Bipolar (2009). No era para menos, ya que estos trabajos le dieron la fama y éxito internacional a la longeva agrupación (recordemos que vienen tocando desde 1984). En especial Raro, su disco mejor logrado y último en el cual participó activamente Ricky Musso, guitarrista y miembro fundador de la banda. Con su partida entraron dos nuevos miembros: Gustavo «Topo» Antuña, en guitarra, y Santiago Marrero en teclados. Es por eso que El Cuarteto de Nos es en realidad, desde el 2009, un quinteto, que completan los también miembros fundadores Santiago Tavella en bajo y voz, y Álvaro «Alvin» Pintos en batería y voz.
El calor se hizo sentir en el local y la mayoría de las féminas subieron a la escalera que da al entrepiso. Otras, en cambio, se refugiaron en los costados y se alejaron de las cercanías del escenario, donde se agolpaban los muchachos y alguna que otra valiente. Pero también se buscaba altura para poder ver mejor lo que pasaba arriba del escenario, ya que el mismo es medio petizo y con la gente toda amontonada adelante se dificultaba ver a la banda. El sonido que tanta veces confabuló en contra en este local, esta vez estuvo bien (se sacó un seis sobre diez) y se pudo escuchar a la banda por completo. Y así zafó de entrar en “Mi lista negra”, canción/balada que contiene un estribillo romántico metido entre tanta bronca.
Santi se apartó en varias oportunidades de su rol de bajista y agarró el micrófono para interpretar “El karaoke de mi noviecita” o “Primavera”, canciones de su autoría. Y también la genial “Pobre papá”, donde todos acompañaron al bajista cantando “si el trabajo es salud que trabajen los enfermos”.
Las perlas/regalos de la noche fueron “Hay que Comer” y “Sólo un Rumor”. Esta ultima fue la canción más vieja de la noche, ya que fue editada en 1994 en Otra Navidad en las Trincheras que es aún hoy el disco de rock más vendido en la historia del país charrúa. Los temas más saltados y coreados fueron “Raro”, “El Hijo de Hernández” y el falso final que vino de la mano de “Invierno del 92”. En ese momento la banda se retiró para volver luego de unos minutos y hacer los últimos dos temas. Antes de eso, Roberto presento a cada miembro de la banda como si fuera un desfile de modelos mientras de fondo el tecladista marcaba las notas de “La Pachanga” canción de Vilma Palma, lo que le dio mucho más humor al momento.
“Me Amo”, ese himno al narcisismo y al amor propio hizo que todos gritaran “me masturbo mirando mi foto” y sacó varias sonrisas a las chicas y chicos presentes. Y el final posta llegó pisando la hora cuarenta de show, con toda la fuerza del mega hit “Yendo a la casa de Damián”.
De esta forma se cerró la primera vez en Salta de la banda uruguaya que faltaba. Es de destacar la buena onda de los músicos a pesar de que venían de caravana (tres shows en tres días). Charlaron, se sacaron fotos y autografiaron hasta un documento. Con este antecedente no habrá que esperar mucho para que regresen y más gente se sume a la verborragia de este rock raro.