El Mató a un Policía Motorizado cerró en Salta su gira por el NOA. Presentaron nuevas canciones y demostraron la energía de la movida independiente.
Anunciada y armada sobre el pucho, la segunda vez en nuestra ciudad de la ascendente banda platense El Mató a un Policía Motorizado se concretó el pasado domingo 15 de julio. Con ese show cerraron la gira norte presentación del simple Mujeres Bellas y Fuertes (2012), recientemente editado como adelanto de su próximo disco de estudio.
En los últimos años, El Mató creció muchísimo gracias a la prensa y medios especializados, que siempre han hablado muy bien de ellos. Al mejor estilo Redondos o El Otro Yo, el grupo es un ejemplo de las bandas que abrazan la independencia autogestionando las fechas y grabaciones de discos. Están comandados por el inquieto Santiago Motorizado, un pseudopersonaje del renacimiento, ya que aparte de tocar el bajo y cantar en la banda, también dibuja y actúa. Todavía falta para llamarlo grupo de culto pero van por ese camino, y en estos nueve años de carrera que llevan, mostraron ser una buena opción para la gente que gusta de los sonidos nuevos y alejados del mainstream.
Vía anuncios de Facebook y por los medios especializados de Salta, se reunieron a más de cien personas que pagaron una módica entrada de $35 para ingresar a Mallku que, salvando sus limitaciones, es uno de los pocos lugares que quedan para poder disfrutar en vivo a grupos de temas propios. El proyecto Rogelio fue el encargado de abrir la noche: mediante teclados colgados y efectos sonoros, Gastón Oliver (ex Teddy Krueguer) mostró su nueva inquietud, y dejó la pregunta en el aire de por qué uno de los músicos más talentosos de la ciudad se está desperdiciando de esa manera. Cada día que pasa se extraña más a los Teddy.
Friki Mode es una banda de covers, armada para divertirse; ya que tienen la particularidad de que sólo interpretan temas de anime o series animadas. Si bien el sonido no permitió escuchar del todo bien a las voces de la banda mucha gente, se divirtió con las canciones de Pokemon, Scooby Doo o Dragon Ball Z. Aunque otros les gritaron que se consigan un trabajo honesto, a lo que ellos respondieron acertadamente “Por lo menos no somos DJ”.
Pasado el incómodo momento de las bandas invitadas y pisando las 23, El Mató largó con su rock espacial, noise punk y pop apocalíptico. La gente se amontonó al frente del bajo escenario para acompañar a Santiago en esas letras ultra breves, esos mantras infinitos. “Navidad en Los Santos” y “Viejo ebrio y perdido” recordaron al primer EP de la trilogía Navidad de Reserva. El “Día del Huracán” se vivió con un gran pogo al centro, mientras seguramente la imagen de su genial video postapocaliptico rondaba las cabezas de los que gritaban: “Esperando el Armagedón vos y yo / Contando los que morirán que conocemos”.
Niño Elefante y Pantro Puto en guitarras construyen y guían a la banda con distorsiones efectos y pocos acordes. Chatrán Chatrán aporta su teclado para hacer más sombríos algunos pasajes o para alegrar los momentos pop. Mientras, Doctora Muerte brinda una acertada batería y marca los tiempos de cada canción y de la gente que salta, canta y sacude sus cabezas.
En el estrenado “Mujeres fuertes y bellas” se percibe algo de The Strokes; y su lado B “Dos galaxias”, transmite mucha sensibilidad: su letra aniñada seguramente será dedicada a esas mujeres que quitan el sueño en los seguidores de El Mató: “Mi amor por vos se ve tan grande, tan grande como dos galaxias. / Mi amor por vos se ve tan grande, tan grande como el amanecer.”
Los hits “Chica rutera” y especialmente “Amigo piedra” levantaron y calentaron la garganta de todos. Son canciones de gran empatía, sin dudas. Le siguió el todavía inédito “Quiero ver la luz”. Cuando terminó el tema, y mientras la banda estaba en silencio, un chango gritó “¡Tocá ‘Amigo Piedra’ de nuevo!”, para carcajadas de todos.
A mitad del año pasado, Massacre homenajeó a la banda platense, nombrándolos en un tema de Ringo (2012), su último disco. A diferencia de Walas, Santiago Motorizado (bajo y voz) es lo más opuesto a un frontman talentoso, ya que toca su bajo de manera muy limitada y cierra los ojos para cantar palabras alargadas y letras ultra condensadas. A pesar de estas limitaciones, lo que transmite es grandioso y resulta difícil no seguirle el juego y entonar junto al bajista esos pases mágicos, esos pequeños encantamientos.
“El último sereno” y la cinematográfica “Mi próximo movimiento”, nos pusieron a tono con The Walking Dead, la serie del momento. Y es que una de las principales influencias de la banda es el cine de clase B y en estos temas se plasman esas largas horas de cine de género. Como pasó en diciembre de 2010, en el desaparecido bar Beel Zebul el público vibró y festejó muchísimo ese ganchero tema de sólo tres acordes.
Con extensas y colgadísimas versiones de “Prenderte fuego” y “Noche de los muertos” se despidieron del público, para luego regalar “El rey de la tv italiana”, cerrando una hora de show. Con muchos aplausos y un público que pedía más temas, se dio por terminada la noche. Varios del publico buscaron alguna foto con Santiago o Niño Elefante y como dato vale contar que se vendieron una buena cantidad de discos, incluso terminando con el stock del nuevo simple y también con algunos EP.
El saldo de la visita fue altamente positivo, ya que a pesar del frio el público respondió al show, y demostró gustar mucho de la música de la banda. El contraste con el show de La Renga del día anterior es indiscutible pero los dos shows también tienen cosas en común. Una de ellas es la energía de ser independientes, con todo el trabajo que eso conlleva; y lograr hacerse de un camino propio dentro de miles de bandas que están en la misma. Por eso, ojalá no haya que esperar dos años para ver de vuelta en el Norte al grupo platense.
Galería por Martín Azcárate