Una curiosa investigación reveló que la ocupación más dura del rock argentino es una sola: ser baterista de Divididos. RS te cuenta más.
El año pasado tuvimos la visita en nuestra ciudad de Jorge Araujo, quien ocupó el puesto durante más tiempo. En aquella oportunidad y mediante una entrevista que le realizamos, dejó en claro que el lugar del baterista en la Aplanadora es un sito difícil de ocupar.
En la primera parte de la investigación se entrevistó a Federico Gil Solá, quizás el más prestigioso de todos los bateristas que pasaron por el grupo; y el que vivió la etapa de mayor éxito (grabó nada menos que Acariciando lo áspero y La era de la boludez). Aseguró que cuando empezó con la banda, Ricardo Mollo y Diego Arnedo “tocaban en bolichitos para treinta personas y habían sacado un disco que no conocía nadie. Tenían la chapa de ser ex Sumo, pero eso te puede jugar a favor y en contra”.
Luego, Gustavo Collado, quien sólo estuvo en el disco debut (40 dibujos ahí en el piso), recordó que “lo paradójico” de su paso por Divididos fue haber grabado los temas que no le pertenecían y haber compuesto canciones que no alcanzó a registrar. Además, reveló que su salida tuvo que ver con “un impasse muy grande: estaba podrido de ir todos los días hasta Hurlingham para ensayar. Un día planteé mi salida y se dio de común acuerdo. Ya no me interesaba, estaba muy cansado del ambiente, le huía a la noche, a las drogas”.
La siguiente respuesta de Collado en la nota dejó las cosas un poco tensas, ya que afirmó ser el único baterista que no se fue sin peleas de por medio: “Conmigo no terminaron a las piñas. Con todos tuvieron juicios, quilombos. Cuando yo formé parte del grupo, Divididos era un trío. Después dejó de serlo: pasó a ser un dúo con baterista. Te lo digo yo que toco menos que los que me siguieron: soy el peor baterista de los cuatro. Pero podía hablar y opinar. Tenía voz y voto. Después no hubo más voz y voto para el baterista. Y seguramente fue para bien. Mirá cómo les fue después de mí…”.
Por último, contradiciendo sin querer las declaraciones de Collado, Jorge Araujo (quien grabó cuatro discos de estudio y uno en vivo) habló acerca del gran afecto que les tiene a Mollo y Arnedo: “La verdad es que los quiero mucho, son muy buena gente. Ricardo, Diego y Killing (Jorge Castro, mánager) son amigos, juntos hemos vivido cosas maravillosas, desde lo humano y lo artístico. Cuentan conmigo para lo que quieran. Y sé que cuento con ellos. Más allá de lo que quedó en los discos, lo que más rescato es haberlos conocido. Los nueve años en Divididos me hicieron conectar con el ambiente del rock. Si no me habría cruzado con ellos, quizás no hubiera armado una banda de rock. Estaría tocando otra cosa.”
En la segunda parte estaba planeado hablar con el actual baterista, el eximio Catriel Ciavarella, pero esto fue “imposible”, ya que Castro informó que desde hace tres años la banda sólo se comunica a través de su web oficial”.
En la tercera y última parte, los periodistas del suplemento joven de Clarín hablaron con Federico Castrogiovanni, actual batero de Humo del Cairo, quien fue seleccionado en un casting de más de 600 bateristas para reemplazar momentáneamente a Catriel durante 2007, mientras éste se recuperaba de una lesión en una de sus muñecas. El remplazo nunca llegó, pero las declaraciones calaron hondo: “Me dijeron que la puerta está abierta, que si Catriel se va, entro yo. Es que Divididos son dos: el otro fusible puede saltar mañana”.
Se confirma entonces algo que ya se sabía desde hace rato: Divididos sólo es dirigida por Mollo y Arnedo y el lugar de baterista es el de un músico de sesión, pero que ha encontrado en Catriel a uno de los mejores bateros del país.
Acá te dejamos un Bife Angosto donde se satiriza el asunto. La tira fue publicada en el Suplemento No, del diario Página 12, y es autoría de Gustavo Sala, el colaborador estrella de la revista de Rock Salta.