Entrevistamos a Marcelo Ezquiaga por el lanzamiento de Morocho, su disco que homenajea a Carlos Gardel. Escuchá la entrevista completa.
Entrevistamos en nuestro programa de radio al músico Marcelo Ezquiaga sobre Morocho, su último disco que homenajea a Carlos Gardel. Además charlamos con el sobre el rol del tango en la música moderna y la figura del zorzal criollo como máxima estrella pop.
Escuchá nuestro programa de radio de lunes a viernes, de 14 a 17 horas por FM La Plaza 94.9. Con la conducción de Pablo Choke Torramorell cada día te presentamos entrevistas, noticias, música nueva y los clásicos de siempre.
Sobre la concepción del disco.
En realidad no llegué a Gardel específicamente por el tango. Llegué a Gardel por Gardel -como yo suelo llegar a los artistas, excediendo al género-. Es un disco bastante lejano al tango: no tiene ni bandoneón, guitarras criollas o ritmos en 2×4. Lo que tiene el disco es un sonido que me identifica más a mí, más cercano al pop o al rock. Cuando arranqué con la idea del disco no sentí que era bastante ambicioso y lo terminé de un modo que me puso bastante contento: con un montón de gente que se fue sumando al camino como Julieta Venegas, Rubén Albarrán (de Café Tacvba), Moreno Veloso (Brasil), Miranda!, etc. En un principio no era tan ambicioso: simplemente escuchando a Gardel en casa, hace unos años, me puse a sacar canciones en la guitarra con mi propia impronta. Hasta que en un momento grabé el primer demo y empecé a fantasear con la idea de sumar invitados. Cuando tuve «Por una cabeza» sentí que tenía una cosa entre tecno y medio bossa-nova y se me ocurrió que Kevin Johansen, un amigo, podría cantar partes del tema. La idea de hacer el disco fue creciendo muy de a poco. Nunca lo lleve al dialogo del tango, porque no es un idioma que yo maneje.
Sobre la figura de Gardel.
Antes lo veía como una vitrina. Y en un momento me metí mas en el mundo se sus canciones y me di cuenta que había un universo muy rico desde lo armónico, las letras y él mismo. También empecé a ver películas de él y esa cosa de pintarse de blanco, esa cosa tan rara de cuidar su aspecto -hasta medio andrógino inclusive- lo separaba del resto de los actores. Como un David Bowie que resalta de todos: medio que lo identifiqué como el primer artista pop de la Argentina. Y desde ese lugar fui construyendo el disco.
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