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Escenas del jazz salteño

En la provincia existe una larga tradición de músicos que comenzaron reproduciendo sus influencias hasta lograr una mixtura que conformó una personalidad propia. Breve repaso por esa historia que quedó afuera de los libros oficiales de nuestra cultura.

Por Martín Gorostiague // Foto: gentileza Niebla

Hasta hoy, la gran mayoría de los melómanos siguen creyendo que lo mejor del aporte musical afroamericano se encuentra en Estados Unidos, especialmente entre los discípulos del gueto. Pero el jazz dejó de ser folclórico a poco tiempo de nacer. Su movimiento centrífugo no ha terminado, y en esas vueltas ha dejado una buena descendencia salteña. 

Analizar la historia del jazz en Salta es, en primera instancia, intentar de alguna manera recopilar los diferentes grupos que han pasado a través del tiempo. Se podría aseverar que no existe un registro completo y fidedigno del mismo, razón por la cual uno debe valerse de la voz de sus protagonistas, del comentario de amigos, el anecdotario citadino, las vivencias y, en algunos pocos casos, de las citas en diarios locales y escasísimos libros.

Si hubiera que buscar un comienzo, cabría destacar a Mr Trompeta, Don Aimo, que allá por la década del 40, se acercó desde Concepción, Tucumán, a Salta, dándole vida al conocido Bajo Salteño, interpretando foxtrots, frescas adaptaciones del hot de Louis Armstrong, así como el swing de la época de Benny Goodman y Artie Shaw. Otro importante grupo fue Los Cinco Peniques, constituido por los hermanos Montero, Susana Evans en voz, Chivo Linares en guitarra y el Tuerto Arenas en batería, recreando el conocido estilo dixieland de Red Nichols, allá por la década del 50. De aquellos grupos que interpretaban jazz, a su vez hacían típica y música de baile. Hay que rescatar al dúo Guerrisi Redaelli en acordeón y órgano con una maravillosa versión de “Sophisticated Lady”, de Duke Ellington. Llegando a los años 70 hay que hacer un alto, ya que se produce una dicotomía fundamental, tanto en el jazz mundial como en el estrictamente salteño.

Por un lado se continúa interpretando el jazz en Salta en los diferentes estilos de la corriente principal: bebop (en un reducido grupo), hot, swing. Se siguen recreando standards clásicos, fundamentalmente del Tin Pan Alley de Broadway. La más conocida y longeva quizás sea la Pequeña Jazz Band, fundada el 14 de julio de 1978 por iniciativa del clarinetista Jorge Sastre junto a Pepe Alfarano en batería, César Gamarra en trompeta, Coly Montero en saxo alto, Grillo Gamarra en saxo tenor, Gabriel Franco en bajo, Gustavo Temer en guitarra (más adelante reemplazado por Gerardo Franco y Meir Levin) y JorgeFatigaGuzmán en teclados. Es de destacar que con el apoyo de la Secretaria de Cultura de la Provincia, en sus dos primeros años de vida, realizaron importantes giras por el interior, llegando a Metán, Tartagal, Joaquín V. González y otras localidades. A la vez tuvieron un resonante éxito las giras de Brasil de 1982 y 1984 con interpretaciones como “Rata paseandera”, “Dulce Georgia Brown” y “Blues de los techos de lata”. También hay que rescatar al guitarrista Oscar Echazú, con estilo mezcla de Tal Farlow, Wes Montgomery y Joao Gilberto, sin omitir su sello propio en sus combos, quien en el Festival de Montreaux de 2000 grabó una jam sesión junto a músicos freelance internacionales. No hay que olvidar, aunque de vida efímera, a la Brass Band con la dirección y arreglos del maestro José Sutti. Su primera formación de 1980, con sólo dos saxos altos (Carlos Uriburu y Mario Soria) ganó la atención con el clásico de George Gershwin, “Summertime”. En la segunda formación se incorpora el tercer saxo alto, inédito en Salta, de Coli Montero, junto al piano de Rosana Visonard. En la última de ellas, entre 1982 y 1985, bajo los arreglos de Rogelio Riggio y dirección de Antonio Montero, se acoplan Cachi Rioja en trompeta, Rodo en saxo tenor, Sastre en trombón, Jurado en contrabajo, Miguel Quinteros en piano y Rubén Chamé en batería.

Por último, cabe destacar la formación Carne de Divan, de ribetes jazz poperos, recreando adaptaciones de “Lush Life” y “My Funny Valentine”. Estaba formada por Meir Levin en guitarra, Ricardo Gutiérrez en bajo, Mariana Kortsarz en saxo alto, Agustín Carracedo en batería y Cecilia Sutti en voz.

Por el otro lado, nacido del paternalismo coltraneano y sus derivados libres de una asociación avanzada de Chicago, aparece entre el jazz y los folclores una relación en sus inicios como vecinos de trato y saludo cordial diario, devenido a un nuevo y raro matrimonio, conocido como World Music. Este surge de un salteño, promediando los años 80, Dino Saluzzi, director, arreglador, compositor, percusionista y sobre todo, interprete de un instrumento no convencional como es el bandoneón. Él, junto al Gato Barbieri y otros, producen un quiebre al incorporar al jazz (o viceversa) ritmos y ambientaciones norteñas argentinas, así como tangueras. Su música, editada casi absolutamente en el sello ECM, rompió y continua haciéndolo, fronteras perceptivas en todo el mundo. Sus grabaciones más impregnadas de jazz fueron “Mojotoro”, realizada junto a sus hermanos Celso y Félix; y la exquisita “Once Upon a Time – Far Away in the South”, junto a Charlie Haden, Palle Mikkelborg y Pierre Favre. También hay que nombrar a la placa From the Green Hill, del genial trompetista Tomasz Stanko. Esta música, junto a la vanguardia electrónica del jazz rock de los 70, preanuncia sus primeros descendientes salteños con el surgimiento en 1987 y 1994 respectivamente, de los grupos Niebla y La Región.

El primero de ellos, que recientemente festejó sus 25 años “oficiales”, formado originalmente por RaulPekinéLamas, Cirilo Vargas, DanielPalmitoFlores y OrlandoZapato Jiménez, reemplazado por OscarChinatoTorres y finalmente, desde 1999 hasta la actualidad, por Pablo Arnedo Jiménez, hecho que se sucedió a la incorporación de Julio Lamas en 1992, dirigiendo éste el camino del trío con su guitarra MIDI (la cual emula un teclado) o como bajo o segunda guitarra, según la ocasión lo amerite. Esta formación de trío recorrió desde la música de Wes Montgomery, Pat Metheny, Luis Salinas (con quien zaparon un par de veces en la recordada La Afligida, de calle Ameghino), Django Reinhardt y hasta el Cuchi Leguizamón. Es a partir del momento del abrazo al lenguaje del jazz que hace el trío cuando explotan todas las posibilidades de sus intérpretes amados del rock y el folclore. Con lo cual podríamos circunscribir a dicho grupo como cool jazz o fresco (no haciendo alusión a la costa oeste americana de Estados Unidos), sumado a un claro condimento folclórico norteño, interpretando hermosas versiones jazzeadas de “Vidala para mi sombra”, de Julio Espinosa y “La Pomeña”, del gran Cuchi.

El segundo de ellos, La Región, grupo que nace del original Jazz’ta de 1992 (con Sebastián Hoyos en batería), fue fundado por Oscar AgujaSalinas y RaúlRodillaFarfán, a los que se les sumaban Chinato Torres y Mirko Petrocelli; músicos que participaron anteriormente en Night and Light, New Jazz Sextet y Banda en Banda.

Por el mismo pasaron diferentes músicos, como Daniel Tinte en teclados, Carlos Nieva en saxo alto, Jorge Mimesi en flauta traversa, Jorge Aleman en guitarra, César Gamarra en trompeta, Marco Spinoza en saxo alto y Emanuel Slodki en batería. Este grupo, luego de la muerte de su fundador, Aguja Salinas, se disuelve en marzo de 2000. Estaba caracterizado por tres aspectos relevantes: interpretación de standards en estilos funky hardbop con impecables arreglos, composiciones muy personales de temáticas ciudadanas y sobre todo, barriales, fusionando el jazz con la tierra salteña, como “Cuchicheando” y “Chuscha” de Daniel Tinte, primeros indicios de lo que este último llamaría jazz calchaquí. Por último, cabe rescatar una constante apertura mental para el cambio a nuevas formas musicales, sin jamás perder el objetivo grupal de hacer música folclórica, tamizada por un prisma jazzero contemporáneo.

Nota publicada en el número 16 de la revista Rock Salta, de agosto/septiembre de 2013.