Estelares pasó por el NOA con un único show. Manuel Moretti y compañía brindaron 20 años de canciones ante un acotado público tucumano.
Fotos de Hugo Maza
(Gentileza de Tucumán Que Sea Rock)
En la medianoche de un agradable sábado de invierno en la capital tucumana, Estelares tenía la difícil tarea de presentarse en un lugar enorme como lo es el Club Floresta. Una cancha de básquet, techada por un galpón y que cuenta con un sector de plateas que rodean a todo el recinto. En ese mismo establecimiento se presentaron The Wailers en su exitosa primera llegada al NOA. Tal vez el lugar acertado para este espectáculo hubiera sido el conocido Robert Nesta pero se encontraba ocupado y la organización local decidió armarlo en el galpón que tantos shows ha destrozado merced a una mala acústica difícil de salvar.
Bogan, la banda telonera, es de reciente aparición en la escena tucumana, y en su set de media hora desentonaron un poco. No se entiende cómo en la ciudad con más pop/rock del Norte no optaron por otros artistas, como por ejemplo los Estación Experimental, o la ascendente Luciana Tagliapietra. En su set, los Bogan se mostraron bastante nerviosos, en especial su guitarrista y cantante. Recién en el segundo bis y merced a un gran despliegue del primer guitarrista, también violero de la banda Peces Gordos, pudieron soltarse un poco y disfrutar de su actuación en un enorme escenario de primer nivel.
Estelares empezó con muchísima fuerza, apelando a su disco más exitoso (Sistema nervioso central, de 2007), que los hizo desembarcar en las FM de todo el país para nunca más alejarse. En esta primera parte sonaron “Las vías del tren”, “Eléctricos duendes” y el hit marca Auténticos Decadentes: “Ella dijo”. En la entrevista que le brindo Jorge Serrano, el enorme creador de éxitos para los Deca, a Rock Salta, aseguró que si hay alguien de quien espera siempre un nuevo disco esos son los Estelares y Andrés Calamaro.
Algo que caracterizó al grupo en sus inicios fue esa furia tanguera pop, y en el show quedó demostrada en la canción “20 de noviembre”, donde Manuel Moretti regresó a la vieja época del grupo y se calzó la guitarra, alejándose un poco de ese lugar de frontman gestual que viene adoptando desde hace unos años. Otro de los momentos emotivos llegó con canciones de tinte social y político como “América” y “Tanta gente”. Sin dudas, el grupo supo hablar de otros temas en sus amadas canciones y no solo de mujeres pérdidas o encontradas.
“Estamos ante individuos que creen, como León Tolstói (y Fabián Casas), que el hombre puede sobrevivir a los terremotos, las agonías del espíritu y las epidemias pero la que en verdad cuenta es la tragedia”, remarcaba el bloguer Martín Zariello en su crítica sobre uno de los discos del grupo, y definitivamente de eso se nutre la lírica estelar.
Para el falso final llegaron los últimos cortes: “Rimbaud” y “Doce chicharras”, ya aceptados como hits por el público y una formidable versión de “El corazón sobre todo” mechada con un poco «Under Pressure» de Queen, en su parte instrumental.
En la vuelta y ante un público conformado en un 60% de féminas, Moretti y los suyos tiraron toda la carne al asador para que de una buena vez por todas, los presentes se sacudan el frio de encima y se animen a saltar y bailar con ganas. Para esto apelaron a “Aire” y “Un día perfecto”.
Para redondear dos horas de set y 21 temas, uno por cada año, si se quiere, el grupo eligió “Ardimos”, concluyendo la ùnica fecha en el NOA de una banda que supo luchar por las canciones y que a pesar de su alejamiento de un pop más oscuro y guitarrero, sigue creando música para corazones licuados.