La segunda edición del festival Rock al Norte tuvo su punto de partida en Salta, para continuar su gira con tres shows en Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Allí estuvimos para contartelo.
Fotos: Carolina Vera
Pasó por Salta una nueva edición del festival Rock al Norte. El Bordo, Guasones y Kapanga, los protagonistas de esta edición, emprendieron a mediados de la semana pasada el viaje hacia esta zona del país que, por segunda vez consecutiva, fue testigo del presente de estos grupos que promedian los veinte años de carrera. Llamativamente, no hubieron bandas locales en la grilla.
Unas setecientas personas se hicieron presente el jueves 1 de octubre en el boliche Stadium, en la zona sur de la ciudad. La convocatoria estuvo por debajo de lo esperado, dejando claro que el formato sin bandas locales no es ideal para este tipo de plazas donde el público quiere ver a los artistas salteños en este tipo de escenarios.
“Para los que no nos conocen, nosotros somos El Bordo”, dijo Ale Kurz, cantante y guitarrista del grupo, promediando el primer show de la noche. Una aclaración rara viniendo de un grupo con 17 años de carrera, en constante ascenso y un gran presente. De hecho, es la segunda vez consecutiva que participan del festival y la gente cada vez los aclama más. “Deberían venir y dar un show ellos solos” se escuchó debajo del escenario. Y tienen razón, la lista de temas en situaciones como esta no supera las doce canciones, así que el disfrute para los fanáticos es realmente acotado. Sin embargo, El Bordo brindó un potente recital repasando gran parte de su presente y repasando viejas glorias (“Silbando una Ilusión”, “Así”, “Lejos”, “Instinto” y “Existir”). Trapos de Callejeros y Perro Ciego fueron agitados con las primeras canciones mientras la gente terminaba de ingresar. El comienzo con “Paseo Lunar”, con una hora de retraso, y el cierre con “El Regreso” terminaron de concentrar a todos aquellos que merodeaban el escenario del boliche.
Facundo Soto, de lentes de sol, ropa negra y un trago en la mano izquierda, apareció en el pequeño escenario cuando faltaban no menos de veinte minutos para las once de la noche. Guasones brindó, a pesar de no cerrar la grilla, el show más largo de la jornada ante un público festivo. Hubo mucho rocanrol y momentos que rozaron la intimidad de un acústico. “La última vez que estuvimos acá fue en un teatro”, dijo el cantante haciendo referencia al show brindado en el Teatro Provincial dentro del ciclo Cultura Da La Nota, junto a los salteños de Adobe. El contexto de boliche permitió un recital con más agite que no se privó de un repaso general por los 22 años de carrera: “Necesito”, “Pobre Tipo”, “Farmacia”, “Tan Distintos”, “100 Años”, “Baila, baila” y “Reyes De La Noche”. Hasta sorprendieron con un recuerdo sacado del baúl de los recuerdos: “Shaila Show”, mezclada con extractos de “Cocaine”, el himno de Clapton. “Un gusto enorme compartir fecha con Kapanga y Guasones”, agradeció Soto en lo que fue la primera experiencia de Guasones dentro del festival (el año pasado tocaron Las Pastillas Del Abuelo y La Perra Que Los Parió).
Kapanga subió al escenario con más de media hora de retraso debido a problemas en el sonido. “El problema de vivir pendiente de la tecnología”, se excusó Martín “Mono” Fabio después de una improvisada zapada a manera de introducción, previo al comienzo con “El Universal”. Sin dudas, fue el grupo que la mayoría de los presentes anhelaban disfrutar en vivo. La fiesta, el pogo y los chistes fáciles ya son ingredientes cotidianos en cada show kapanguero y el Mono fue simplemente Martín. “Diganme así en vez de Mono”, pidió a su púbico. “Es un gusto compartir con ustedes los festejos de los 20 años de Kapanga”, dijo el cantante y recibió aplausos a modo de reconocimiento. A fin de año estarán publicando un nuevo disco y se viene un festejo aún mayor en el Luna Park. Siempre recurrentes a gags de la actualidad argenta, el Mono y Maikel, guitarrista e histórico integrante, bautizaron el show bajo el lema “Champán, cristal y empanadas salteñas all the night”, jodiendo con la moda pasajera instaló la presencia del Gigoló en los medios. Sin ningún chiste de por medio, sobre el escenario lucieron dos pequeños carteles durante todo el recital. El primero con la inscripción “De vos depende no sumar una estrella más al cielo”, de la Fundación Laura Cristina Ambrosio Battistel, representante de víctimas de accidentes fatales de tránsito. El segundo, con el lema “No a la trata” en apoyo a la lucha de la tucumana Susana Trimarco.
El cierre de la primera fecha del festival transcurrió con clásicos sin fecha de vencimiento del repertorio kapanguero, como “Fumar”, “Ramón”, “La Crudita”, “Bisabuelo”, “El Camino” y “Rock”. “Albañil” fue dedicada en memoria de Marcos Suñer, el joven albañil mendocino que falleció en un trágico show que la banda presentó en San Rafael, a principios de este año. Un ¿improvisado? cover de Intoxicados con “Quieren Rock” fue el preámbulo del cierre de un show que se hizo sentir corto. “Las cosas buenas no pueden durar dos horas, sino es un embole”, dijo el Mono antes del cierre clásico con “El Mono Relojero” y dar la bendición final con un “Que el Gauchito Gil los acompañe”.
