Foto: Bernardo Berri
Coberturas

Confort y música para volar

Gardenia presentó su último disco en la cima del cerro San Bernardo. Crónica y fotos de una tarde diferente con mucho público.

Texto: Pablo Choke Torramorell
Fotos: Bernardo Berri

«Destella el cielo, frente a vos el sol revela su calor y nace luz»,canta Gardenia en «Álamo», el tema que inaugura El Libro De Los Soles, para iniciar un único hilo conductor que dura desde el tema uno hasta el último del disco: el sol, concepto y objeto. Y para una mejor apreciación teórica-práctica de esto decidieron gestionar, con todo lo que esto puede o llegó a significar, una maravillosa idea que transportaba a toda la magia de esta banda a un punto casi cercano con el astro en cuestión: en la altura mínima, la transitable, de la cima del cerro San Bernardo, ahí donde destella el cielo con un revelador sol frente a vos. Show, lugar y cita originales por parte de una de las mejores muestras del rock local y de actual importación para todos los gustos, asentados bajo los miles de apodos y sobrenombres que la música te puede permitir. Con ustedes, Gardenia. Lo hicieron de nuevo.

El recital estuvo anunciado con bastante tiempo de anticipación y la espera se amigó de las ansias de escuchar a un grupo que se refugió de los shows en vivo para terminar de gestar un álbum que merece la pena ser escuchado desde el minuto cero hasta que el confort termine de apoderarse del buen gusto musical. La cita instaba a los seguidores de la banda tomarse el trabajo físico de movilizarse hasta la punta del cerro, el del refrán de “andá a llorar a la Cruz”. Y, por primera vez, todo se acoplaría a una cita ideal con el soporte musical a cargo de Nagoba, una banda que desde hace tiempo merece ser vista tocando junto a los Mayor Tom salteños. O por lo menos hacer el intento de escucharlos juntos. El primer día de junio, entonces, invitó a todos a la caminata en ascenso hacia el antiguo anfiteatro “natural” montado en las inmediaciones de la cima del San Bernardo. A un costado descansaban los que subieron corriendo en su maratónica grilla saludable, otros estiraban sus extremidades en el gimnasio instalado unas escaleras más allá, unos cuantos turistas se maravillaban con la vista panorámica del mirador y el ruido, la música y algunos acoples se asomaban desde la parte trasera a lo que sería la confitería de arriba: un espacio reducido a su mitad por los instrumentos ya acomodados. Eran las diez de la mañana y, con el Sol saludándolos en primera persona, empezó el armado de todo: idas y vueltas, subidas y bajadas, detalles a ultimar y todo quedaría casi listo para el inicio, estipulado a las 17.

Cerca del horario avisado la gran parte de las gradas del anfiteatro se encontraban desiertas, sólo un puñado presenciaron la prueba de sonido de Nagoba integrada por Pablo, Emilio y Juan, (guitarras y percusión) que terminaba de acomodarse y dar espacio a la espera de que todos, o por lo menos la mayoría, terminen de subir para el inicio oficial. El escenario fue ideal, el día y el clima también aportó demasiado para una idea que merecía tales condiciones: el frío no fue tal y el sol acompañó hasta su ocaso, como un camaleón disfrazado entre los árboles que hacía de telón natural. A quince minutos de las seis de la tarde Nagaoba empezó su repertorio aprovechando ese telón que teñía todo de un cálido color otoñal. Mientras más gente y/o turistas curiosos se terminaban de acomodar el show de la banda instrumental combinaba efectos, pedaleras y percusión que sirvió como la banda sonora justa para la ocasión. Cuando una pequeña torre de luces se prendió, enfrente al escenario, se empezó a iluminar la ausencia del astro amarillo, la noche de a poco llegaba y Gardenia iniciaba su show cerca de las siete de la tarde con un lugar colmado de gente por todos lados y costados posibles.

Sólo once canciones sonaron en la noche en la cima, con El Libro De Los Soles (2013) y Ummo (2011) interpretados en su totalidad y sólo una canción rescatada del primer disco, Invocación A Los Pájaros (2009). El sonido e iluminación acrecentaron las buenas reacciones con cada tema que iba sonando, quizás al principio el volumen de la voz pareció quedarse por debajo del conjunto pero luego se supo nivelar. También se pudo apreciar los arreglos corales de parte de Adrián y Pablo, teclado y guitarra que, en momentos como los temas «Lumine» y «Vuelve a ser», oficiaron de la voz principal. Y otros detalles como el pequeño roce con el lado más electrónico de la banda con los extraños sonidos y ritmos de Sergio y Natanael, bajo y batería, en «Acuario» o en el recuerdo de Ummo. “Gracias por aventurarse en venir hasta acá”, fueron una de las pocas palabras dirigidas hacia el público por parte del cantante, Iván, haciendo referencia además al carácter histórico que tuvo toda la jornada: primera vez que un recital de rock se realiza en ese lugar y, sumado a la magia del encuentro, las luces aledañas permanecieron en penumbras hasta que el show terminó generándonos la sensación de un fogón íntimo con un amable confort y la mejor música para volar ahí, arriba de nuestras cabezas.

Lista de temas:
01- Alamo
02- Al horizonte
03- Lumine
04- Así el tiempo se va
05- Acuario
06- Punto azul
07- Ummo
08- Mil Veces
09- Nace
10- Vuelve a ser
11- Luminari

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