Entrevistas

No es reedición, es redención

En cinco años, La Perla Irregular se convirtió en uno de los grupos más reconocidos del under argentino. El método beatle de Pablo Vidal para construir canciones que se alimentan de medio siglo de cultura pop.

Pablo Vidal es fanático de Los Beatles. Los nombra a cada rato y los usa cada tanto en sus discos. Vidal le afana a Los Beatles, lo reconoce sin vueltas y tiene un argumento muy sólido para justificarse. “Creo que los mejores compositores y los mejores grupos son los que saben reelaborar otras músicas en función de una propia. Los mejores temas generalmente son robos de otros”, dice Pablo, desde su departamento del barrio de Floresta, en Buenos Aires. Inmediatamente pone un par de ejemplos y, claro, nombra a los Fabulosos: “La melodía de ‘Blowin in the Wind’ es la misma de un tema folk tradicional irlandés. Bob Dylan agarró un tema ya hecho y le cambió la letra. No un tema, varios temas. Porque está esa costumbre en la música folk de agarrar una melodía y cantarle distintas letras. Lo mismo con ‘Girl from the North Country’, que está en el segundo disco. ‘Come Together’, de Los Beatles, es una cita de un tema de Chuck Berry que se llama ‘You Can’t Catch Me’, y hasta tiene un robo en la letra.”

El escritor Fabián Casas también cree firmemente en el afano y en la reelaboración a partir de lo que antes hicieron otros. Y si hay que chorear, dice, hay que hacerlo en grande: no vale la pena robar un kiosco cuando el banco está a mano. “En el 67 –cuenta Pablo, Paul McCartney va a ver en Londres a Fats Domino. Queda impactado y a la semana compone ‘Lady Madonna’, que es un tema súper Fats Domino: la base, el boogie rocanrolero. A eso lo hacían los mejores, bueno, ¿uno no lo va a hacer? (risas)”. Pablo lo hizo más de una vez con su grupo, La Perla Irregular. En América, su último disco, hay un solo de guitarra igual al que Macca hizo en su versión de “Love is Strange”, de Buddy Holly. “Al momento de hacer el solo de ‘Más que amigos’ decidí hacer el mismo solo que hace McCartney en ese tema, que tiene una base con acordes más o menos parecidos. Y lo metí y entraba perfecto. Y si vos escuchás el tema de Paul McCartney, el solo es el mismo, pero en otra tonalidad. Y lo calqué y dije ‘no voy a hacer un solo mejor que ése’. Lo puse en otro contexto, porque es otra canción, otra letra, otra melodía; pero sigue funcionando perfecto. A eso lo hago todo el tiempo. También, de vez en cuando, invento alguna melodía (risas).”

La escuela de los Fabulosos de Liverpool se profundizó tanto en Pablo que él sigue a rajatabla el mandato de cambiar todo el tiempo, de no estancarse y ser cada vez más creativo. A diferencia de las bandas tributo, que tocan sólo lo que ya está hecho; Pablo rehace mientras construye su propio camino, como si la música pop fuera un solo trabajo en continuado a lo largo de los años, una cadena interminable. Se da cuenta de que es precisamente en los cruces donde está lo más interesante. “Esa es una clave del arte de nuestro tiempo: citar cosas, reelaborarlas. Que esté todo inventado no es algo negativo, es una situación. Se llegó a un tope porque con los mismos recursos estamos haciendo la misma música hace cincuenta o sesenta años. Lo más sabio es ver cómo reacomodamos lo que ya está inventando para que siga sonando nuevo, para que te siga atrayendo. Que esté todo inventado no es ni mejor ni peor, es distinto a cuando recién arrancaba.”

Pablo cree que la palabra “original” está mal utilizada. “Uno tiende a pensar que lo original es lo novedoso, lo que nunca ocurrió antes y que llama la atención por eso. En realidad, el término quiere decir ‘volver al origen’: agarrar algo que existe previamente y traerlo al presente pero no de forma chata, sino con un nuevo sentido, resignificándolo”, dice, mientras el disco de Love que puso para musicalizar la charla va llegando a su fin y las trompetas que lo rematan arman un colchón coherente para su discurso. Parece una versión libre, recitada, de las canciones de La Perla. El pasado y el futuro, medio siglo de cultura pop condensada en unos instantes de entrevista.

Antes de formar la banda, en 2008, Pablo nunca había grabado. Sólo se había dedicado a componer canciones y a estudiar en el Conservatorio Manuel de Falla. Cinco años después, La Perla Irregular es uno de los grupos más reconocidos del rock argentino emergente y ya tiene cuatro discos de estudio, un compilado, un EP y un simple. Todos compuestos, producidos y editados por el propio Vidal, de 27 años, que se revela como una máquina prolífica del pop elegante. Aunque para él no es así. “No es que escriba tantas canciones. Las que hago me gustan y digo ‘sí, a esta la grabaría’. Conozco gente que en un mes escribe veinte canciones, y yo por ahí escribo veinte canciones en un año”, asegura, sin darse cuenta de que en realidad trepa alto en la escala de productividad. El único año en que La Perla no editó un álbum fue en 2011, cuando salieron “otras cosas”. “Salió un compilado de El Eternauta (Los Ellos) donde tenemos un tema, salieron unas rarezas, hicimos un video y muchos shows. Entre febrero y agosto de ese año tocamos 35 veces. Por Córdoba, La Plata, Zona Sur, anduvimos por todos lados”.

La Perla Irregular editó su álbum debut (La Perla Irregular) en 2008. Fue la primera experiencia de Pablo en un estudio de grabación y se nota. El sonido es el de un grupo inexperto y un productor sin muchas herramientas. No hay mucho más que una banda sonando casi en vivo, saliendo de la adolescencia, con una ingenuidad propia del comienzo de un camino que se nota hasta en las ilustraciones súper naif que lo decoran. Como reconoce Pablo, “cada disco es un retrato de cómo uno era en ese momento”. Un año después, en 2009, apareció La Novena Utopía y se notó un gran crecimiento. Fue el disco que los empezó a hacer conocidos y en el que Pablo forjó la personalidad de la banda: un pop barroco deudor de la psicodelia y la canción popular de los sesenta y setenta, como Sandro y Leonardo Favio (“Las cosas de ahora no suenan ni la mitad de lo que sonaban esas orquestas tocando todas juntas”). En diciembre de 2010 apareció Rafael, el disco más accesible, el que contiene canciones directas y hiteras como “Guadalú”, “El tren de las diez” y “(Sólo jugar)”; que en un mundo ideal, el que imaginó Lionel Hutz, sin abogados; deberían sonar en todas las radios. Todos los discos fueron editados por el sello de la banda, De Regreso a la Fantasía, y están disponibles para su descarga gratuita o en copias físicas que están casi agotadas. Además, allí también se encuentran el EP El Nadir del Rock y el simple De Regreso a la Fantasía. Nada mal para un músico independiente que se mantiene trabajando en una empresa que vende mangueras hidráulicas.

Para Vidal, la vorágine se justifica, nuevamente, en los Fab: “Los Beatles, entre el 64 y el 65, en dos años, sacaron cuatro discos, hicieron dos películas, sacaron ocho singles que no están en los discos, temas aparte; hicieron tres giras. Pero justamente eso creo que te potencia. Porque cuando vos te relajás un poco, medio que te achanchás. Cuando estás todo el tiempo haciendo algo, es una gimnasia. Y si estás todo el día componiendo temas vas a hacer temas cada vez mejores. Grabando también.”

La promiscuidad creativa de Pablo Vidal también se refleja en la producción, los arreglos y en el método que utiliza, repleto de sogas al cuello. En lugar de grabar en casa, con una computadora, La Perla Irregular alquila estudios y cumple plazos. Eso hace aún más admirable el resultado final. “Siempre me gustó ir al estudio –reconoce. Me gusta esta cosa de adrenalina, que tenés que meter todas las guitarras o todos los bajos en un día y que salgan como salgan. Entonces uno se va bien afilado, muy bien ensayado, vas y lo hacés. Tiene un poco más de frescura, me parece, cuando se graba así, que cuando tenés la opción infinita de cambiarlo a tu gusto.”

En septiembre de 2012 apareció América, que presentarán el 27 de abril en el pequeño Teatro del Viejo Mercado, en el Abasto, en un show con orquesta de cuerdas y vientos, a la altura del álbum. América es el trabajo más ambicioso de la banda hasta el momento. Es, en palabras de su autor, un disco que representa al barroco en su máximo esplendor y está repleto de ingredientes exacerbados y confusos, como nuestro propio continente. Todo mezclado en dosis justas con la cultura de los últimos cincuenta años. “La cultura popular está metida desde las imágenes de la tapa. Y eso también está en el disco, porque si bien tiene un montón de rebusques y cosas que lo hacen medio difícil de aprender de una, es básicamente un disco pop”, cuenta Pablo.

La Perla Irregular construyó un trabajo tan profundo que es imposible de abordar de una sola escucha. Es demasiado para el no iniciado y pueden pasar meses hasta que sus canciones se activen. Pero una vez que lo hacen, es difícil que se vayan. El curioso que quiera conocer a la banda debería arrancar por Rafael, que además de contener los hits que nunca sonarán en las radios, posee canciones más aguerridas, como “Blues del oxidado”, que remite a Edelmiro Molinari y Color Humano.

Aunque, quizás, no sea tan así. Desde que surgió, La Perla Irregular es catalogada como una banda de retro rock argentino. Para Pablo es diferente: “Todos tienen como un preconcepto mío: que soy fanático de Color Humano, Aquelarre, Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros, Seru Giran. La verdad que no lo escuché tanto a todo eso. Lo conozco pero no soy fan. De Spinetta también me decían, más que nada en los primeros discos. El Flaco es lo más, pero tampoco soy un súper conocedor de la obra. Creo que está eso del inconsciente colectivo. Sé que hay muchas cosas (de La Perla) que suenan a ese estilo y a esa época del rock de acá. Pero me salió así, es como que lo tengo en la sangre. No es que lo busqué imitar. Es algo que está en el inconsciente, me parece”, dice, y reconoce que esa mezcla de influencias, inconsciente colectivo musical y búsqueda personal entrega un resultado diferente, que se asocia a su manera de ver el arte de nuestro tiempo: “Creo que hay una especie de ‘estilo La Perla’, que obviamente es cita, es intertexto de otros estilos; pero tienen una mezcla rara entre sí. Hay temas que tienen un solo a lo Harrison y el tema era medio Spinetta y eso quizás no está en ningún disco del Flaco. Esa mezcla es de La Perla. Si uno le presta un poquito de atención y se toma el trabajo de escuchar con profundidad te vas a dar cuenta de que hay una marca autoral, algo que es propio.”

A pesar de que América aún no fue presentado oficialmente y tiene seis meses en la calle, Pablo Vidal ya tiene las canciones del próximo álbum de La Perla Irregular. “Tengo armada una selección de quince temas. Doce están muy listos y a tres les falta meter mano. Pero esos quince me encantan y arman una cosa re copada entre sí, entonces me voy a concentrar en esos para laburarlos. Los voy a tener preparados, cuando aparezca la posibilidad los intentaré grabar y armar el disco”, cuenta y se da cuenta de que su postura no-soy-prolífico se cae a pedazos; así que se justifica de nuevo: “Y si no, cuando querés grabar un disco decís ‘y ahora tengo que hacer las canciones’. No, uno siempre tiene que estar más adelante de lo que se supone que tenés que hacer.”

 

Entrevista publicada en el número 14 de la revista Rock Salta, de abril/mayo de 2013.

Fotos: gentileza La Perla Irregular