LaForma presentó en sociedad y de manera oficial su nuevo disco Vamos. RS estuvo en Beel Zebul para contarte todo sobre un show muy especial.
En Camino
El encargado de recibirnos en la presentación de Vamos, el nuevo hijo de los muchachos de LaForma fue un folleto con olor a recién impreso que rezaba lo siguiente: “A veces, al detener la marcha que todos los días aturde el alma, se puede escuchar desde muy lejos el lenguaje del viento (…) voces que exorcizan la sordera del olvido y de la humillación. (…)La noche del 05 de Noviembre será uno de esos momentos en los que estamos convocados a oír el lenguaje del viento… Juntos VAMOS a hacerlo” y así, a modo de carta de presentación del menú especial para ésa noche, arrancaba un agradable empujón por parte de estos artistas hacia una galera de sonidos envolventes mezclados en sintonía brava con emociones artísticas contestatarias sudacas en contra del peor animal del mundo, el hombre occidental, ese que nos recibe todos los día y que con una sonrisa nos dice “buenos días, boludo”.
La consigna del show fue disfrutar de todos los presentes sobre la escena y por sobre las mesas del público: en Vidala del Destiempo ya se subía sobre escena el profesor Bass a gambetear junto a Cristian con las guitarras; en El Despojao subieron los vientos y el charango para terminar de ambientar a todos en el concepto del disco; en El Desoldao no necesitaron subir ya que lo hicieron todo desde abajo, cerquita a las mesas nomás: el grupo de candombe Atalachurti irrumpió el tema que arranca con el recitado de Guillén entrando desde la puerta de acceso al local tocando y al paso del ritmo. Los del grupo de teatro Espacio In Verso hicieron apariciones varias entre tema y tema representando esas cosas que más de uno suele callarse para obtener mejores beneficios en las tierras de otros: el conquistador humillado y representando a la vez al hombre occidental que hace un show de sus propios actos. Una muy buena representación de una de las momias del MAAM bastó para hacernos creer que nos encontrábamos en un show que, hasta en su versión en vivo, nos transporta a todos a aquellos lugares que el disco en la bandeja de casa nos lleva.
“Lo que me mata es el escenario, mirá la base de la batería, los vientos allá…”continúa Ligoule a modo de descripción mientras le brillan los apuntes musicales en su cabeza: me muestra un poco más del escenario antes de que empiece el desfile de artistas y le pregunto si van a haber algunas proyecciones en la pantalla del local, “si, algo vamos a poner” responde indicándome con la cabeza hacia la mesa de sonido y luces que se encuentra por encima de todas las cabezas arriba, escondida en la oscuridad de un primer piso. Y es que allí se encontraba Pipo Ocaranza, formero viejo si los hay (de la antigua escuela) que se encargó de todo el juego de luces y de imágenes: aspecto no menos importante en una presentación de un disco con estas características. En El Despojao y en Palo & Gas una excelente tira de imágenes enfundadas entre sí acompañaba al cuarteto fórmico mientras todo seguía transcurriendo.