La banda más combativa del rock nacional se presentó en la zona sur de la ciudad. RS estuvo presente en Xihon y te cuenta todo lo que pasó.
Anguila de Filippi
Por Diego Maita López – diego@rocksalta.com / Fotos: Violeta Gil
Acto 1
Viernes 2 de Julio, 19.30 hs. dejo mis obligaciones y rajo a la zona Sur… la vuelta del “Hinchapelotas”, y lo sigamos llamando así porque “Xihon” es un nombre muy posmoderno, no lo entiendo. Pero bueno, basta de divagar. Lamentablemente, la euforia de saberme llegando tarde al show (pautado para las 19.00), decae cuando veo que no habían más de 30 pibes en la puerta –sólo faltaban los grillos- y así, el show recién larga tipo 20.30 hs. Y me permito una digresión: no estoy acuerdo con sostener que esto es típico de la escena salteña. Nada… productores, bandas y público deben aprender a respetar un poco (no voy citar la “puntualidad alemana” para no salar las heridas) los horarios pautados.
Acto 2
Crónica de Santo Domingo no hay. Mi compañera de tareas (Violeta Gil, “la fotera” del rock salteño) y yo no pudimos más que oír a la primera banda desde afuera… Desavenencias con la producción del show (a la que igualmente vamos a agradecer por permitir, tan pero tan gentilmente, esta cobertura).
Entramos cuando empezaba CalmaNiño, y realmente fue un show como ya estamos acostumbrados: CONTUNDENTE. Pocos temas –solo cuatro- dado a que entre el retraso aludido y el MAL SONIDO (uno de los ingredientes de la noche), el set se redujo a: “Aymara”, “La Malinche”, “Los Muertos” y “El Calmaniños”. Me quedé con ganas de escuchar cosas del último EP (Los Duendes) pero bueno, así funcionan las cosas a veces. Párrafo aparte merece el estado de ánimo de la banda –siempre arriba- y las constantes y jocosas alusiones al Sexo Hardcore por parte de Gnomo, el frontman de la banda… Incorregible…
Y así, tras los reglamentarios 25 minutos entre banda y banda, llegó el turno de Anguila Macabra. Cuando lo saludé a Pablo Conti después del show me planteaba el desafío de “dar cuenta” de lo que fue el show de ellos… seguramente las palabras no alcanzan.
Lo primero que sigue llamando la atención es la fidelidad de la gente… han pasado como cinco años desde que Anguila dejó la constancia sobre los escenarios pero cada vez que toca, la gente está ahí. Firme, con sus trapos, sus remeras y su aguante. Otra cosa llamativa es NO VER a algunos históricos de la banda como Marcelino o Víctor, el letrista de la mayoría de las canciones. Igualmente Victor hizo la presentación de la banda con el legendario “…tocá Anguila Macabra…” (sobre música del Negro Rada) y estuvo agitando desde el público como un seguidor más.
El repertorio fue clásico. Abrieron con “Barcos de Papel” y entre otros, tocaron “Lacrimógeno” (precediendo una referencia al gatillo fácil que sería ampliada durante el show de Las Manos), “Nadafuera” y casi al final, el inoxidable “La Morocha de Atocha”. Pablo Conti seguro es uno de los mejores frontman de Salta. Mantiene un buen diálogo con el público y sobre todo TRANSMITE EMOCIONES. Cuando canta “…nada hay fuera de vos, sin ver el universo que llevas adentro…”, él que va y viene a puro golpe de knock out con la vida, EMOCIONA, o cuando canta sobre la mala leche que tiene, haciendo el gesto de esposado, marca una autoreferencialidad cómplice, sólo para entendidos, . El Dani Diaz (bajista) también fue un espectáculo, poseído, chamánico, y por momento tocando y cantando al borde de las lágrimas…
También Anguila sufrió los desperfectos del sonido. Su set se interrumpió dos veces: en “Barcos de Papel” la primera guitarra “murió” y el tema no fue concluido. Lacrimógeno también tuvo problemas serios de sonido. Y Pablo hizo alusión al derecho que tienen los músicos (sobre todo cuando no les pagan chachet agregaría yo) a disfrutar de un show sin tener que renegar por los problemas de sonido. Que se repita pronto…
Piquete & Rock
Quizá no sea nuevo señalar que Las Manos de Filippi es, por lo menos hace 15 años LA banda contestataria del Rock Argentino. O al menos la que más repercusión tuvo. Por eso, nunca hay que dejar de leer la clave política de lo que implica un show de ellos: al menos, una invitación a leer críticamente ciertas ideas que deambulan por la sociedad.
Así, desde un sonido mezcla de funk-hardcore con actitud ska-punk, entre otros y desde una puesta en escena muy compacta, el repertorio de las Manos transcurrió en este, su segundo show en Salta, por clásicos de su repertorio. Abrieron con “Latino”, luego tocaron “I.P.H.G.”, y siguieron, entre otros, temas como “Organización”, la políticamente incorrecta “Ballenas”, “La Puntera Rosa” e incluso dedicaron, para los melómanos –me incluyo- el gran hit de su banda paralela –Agrupación Mamanis-, “El Himno del Cucumelo”, acompañados en Coros y danza por Pablo de Anguila Macabra, quien espontáneamente se subió al escenario.
El momento político estuvo siempre presente, y más allá de las constantes referencias de Cabra, su cantante (quien fue candidato a legislador porteño por el Partido Obrero de Capital Federal en 2009), la misma también se manifestó en la presencia de una pequeña “columna” de gente del CUEH (Centro Único de Estudiantes de Humanidades de la UNSa), conducido por Todo un Palo (TUP), y en la invitación de la banda a que Gabriela Cerrano, concejal del PO por la Ciudad de Salta, hiciera una intervención (poco común en los recitales de nuestra provincia, donde casi ni siquiera hay animadores) para referirse a la problemática de la judicialización de los jóvenes, exigiendo la aparición con vida de Cristian Luna. Debo admitir que, más allá de las diferencias políticas que pudieran haber, el rock no debe perder su sentido contestatario con el que naciera hace varias décadas.
Pero volvamos al show. La banda suena ajustadísima, mucho mejor desde la última vez que la había visto, allá por 2005 en Cosquín Rock. Ya no está Mosky, bajista y uno de los fundadores, pero el nuevo bajista, de sólo 20 años, no desentona. Y los caños (saxo y trompeta) son excepcionales, mucho más cercano a vientos de una cancha o de un acto político (como SKP, vieron). Qué decir de Cabra: subió al escenario con una camisa “proletaria” (jaja), y abajo con unos calzoncillos largos, como los que usamos algunos de nosotros en épocas invernales, y por encima de estos, unos shorts. Su actitud corporal resume años de historia del rock, desde la pose en rodillas a lo Hendrix, pasando por ciertos movimientos torpes de baile infantil, hasta la arenga al público, entregando el micrófono incluso para que parte de éste cante las canciones de la banda… Un grosso…
No me quedé hasta el final, me fui después del hipercrítico tema “La Selección Nacional” -más en ese contexto donde casi todo el país esperaba el partido con Alemania-, pero no puede acusárselos de oportunistas: la remera de “Asesina 78” ya es bastante vieja.
Se que el show duró tres temas más, o sea, poco más de una hora de recital, que finalizó con la banda, tipo 00.10 am, pidiendo disculpas por retirarse, dejando a la gente (más o menos 200 a 250 personas) con ganas de una fiesta que pudo haberse prolongado un poco más. Debían estar en Jujuy a las 2 de la mañana.
El balance sigue siendo bueno, pero también la crítica constructiva apunta a que el público llegue temprano, los organizadores sepan manejar los tiempos adecuadamente, los sonidistas se profesionalicen aún más, y así, seguramente, todos saldremos contentos.