Más allá de la crónica del show, RS estuvo en el Teatro Provincial compartiendo con el público este recital atípico y te cuenta algunas impresiones.
Fotos: Romix (Gentileza)
El recital pasó y la crónica la podes ver por acá. Yo, en cambio, te voy a contar otra cosa: primero hablemos de lo que significa la palabra rock hoy. De cómo hoy esta palabra puede describir una actitud, o ser usada como adjetivo o hasta metáfora. Además, usada para bardear (“eso no es rock”) o para terminar una frase casi proselitista (“que sea rock”). Pensándolo bien, mejor no hablemos de lo que significa esa palabra: es mucho lio.
Pero ya entrado en el tema, te puedo decir que Kevin Johansen no es rock… o tal vez lo sea un poquito.
Es difícil tomarse en serio el humor y el show de Johansen + The Nada + Liniers fue ante todo un momento para reírse y para pensar. Es que es intrigante como un tipo puede poner en frases tan simples cosas que uno siente o que ve constantemente en la ciudad en la que vivimos, ya sea grande o chiquita. Y además encontrarle la vuelta a eso para poder criticar y para poder divertirse.
En las letras de este “des-generado” habitan personajes bien urbanos (palabra de moda si las hay) filósofos, travestis, bohemios, chetos, enamorados, desenamorados y un largo etcétera. Todos son revestidos con músicas y mezclas de ritmos; desde las más impensadas hasta los más lógicos. Y es que desde su primer disco The Nada (2000) quedó claro que se vive en una aldea global (otro termino de moda) y que uno absorbe lo que escucha y a eso se lo transforma para decir lo que se siente.
Liniers le da el aspecto visual a este show, y no es para menos la elección, ya que es alguien que se viene vinculando mucho a la música realizando artes de tapa e interiores para varios discos de distintos artistas o escribiendo sus historietas en suplementos de rock de diarios nacionales. La amistad entre ellos se nota y es lo que se rescata desde abajo. A los salteños les costó soltarse y tardaron en comprender el juego propuesto por músicos y dibujante. Tal vez las butacas jugaron en contra en ese sentido.
Tal vez las más sueltas fueron unas pocas féminas desinhibidas que le gritaban piropos a Kevin cuando se sacó la remera y quedo en musculosa, pero igual no pasó a barbaridades ni se armó una hinchada (que sí pasó en el Alto Noa, en el 2008).
Pero tal vez lo triste entre tanto buen humor es cómo la pantalla se roba la performance de los músicos y es que la banda que acompaña The Nada suena increíble y acompañan de manera magistral todas las locuras rítmicas de su verborrágico frontman. No sé cuántas bandas cumbieras pueden tocar cumbia como lo hace The Nada, y no sé cuántas bandas bluseras pueden tocar blues como lo hace The Nada, y así sucesivamente.
Seguro cada uno tendrá su parte favorita del show, pero me animo a arriesgar que a muchos se les formará una sonrisa en sus rostros al recordar el trencito que comandó Liniers, el estar adivinando el dibujo antes que lo termine, el lanzamiento competitivo de avioncitos, el subirse a cantar en medio de la gente en la parte de palcos, etc.
“Does humor belong in music?” dijo Frank Zappa. “Yes it does” le contestó Kevin Johansen, con un vozarrón increíble, en un perfecto inglés.