El Domingo tendremos la cobertura exclusiva de RS del show de Metallica en Córdoba. Mientras, te mostramos lo que va pasando las dos noche en River.
“Sabemos que cuando tuvimos que cancelar la gira latinoamericana en el 2003 herimos sus corazones. Hoy vinimos a sanarlos”, lanzó James Hetfield promediando el show, justo antes de arremeter -nada más y nada menos- que con Sad But True. Es cierto aquella fue una enorme decepción, que marcó a muchos seguidores de la banda a los que les dejó una herida abierta durante varios años y que recién hoy terminó de cicatrizar por completo. Ya está, ya pasó. Después de esta noche el coure está pleno, feliz y emocionado. Claro, la mejor banda de heavy metal del mundo acaba de tocar durante dos horas en River tras esperarlos por más de una década.
Unos minutos después de la hora señalada, las luces del estadio se apagaron las luces y comenzó a sonar The Ecstasy of Gold, de Ennio Morricone, que acompañado por unas imágenes de la película El bueno, el malo y el feo, sirvió para que James, Lars, Kirk y Robert se ubicaran en sus lugares e inauguraran el Death Magnetic Tour en Argentina con la poderosa Creeping Death.
Tocaron apenas cuatro del último disco: That was just your life, The end of the line, Cyanide y All nightmare Long. El resto fue un repaso por gran parte de lo mejor del repertorio de Metallica. Debe ser por eso que no hubo ni un tema de St Anger, ReLoad y Load.
Metallica te gana por demolición. Por la pared sonora que arman las guitarras de Hammet y Hetfield, la velocidad de Trujillo para tocar las cuatro cuerdas y Lars convertido en el motor de esta máquina infernal que no necesitó de ostentosas escenografías ni parafernalia para conquistar a las 60 mil personas que colmaron River. Apenas dos pantallas a los costados y una enorme en el fondo del escenario, más una buena dosis de explosiones en momentos precisos, decoraron un show que sin dudas quedará guardado en las retinas de cada espectador y como dijo el propio cantante “quedará en la historia”.
El final del show es todo un símbolo y la muestra cabal de lo vivido esta noche. Tras Seek and destroy, la última del recital -que detonó por enésima vez el estadio- y con sus compañeros fuera del escenario, Hetfield se quedó observando y disfrutando del delirio general y del olé, olé olé, olé, Metallica, visiblemente emocionado e indicando que tenía la piel de gallina. Un par de minutos después, el resto de la banda volvió a escena, ya no para seguir tocando, sino para recibir también la merecida ovación y créanme, no querían irse.
Metallica descolló en el primer gran show del 2010 en Argentina y pudimos disfrutarlos. Se los vio precisos, inspirados, enérgicos y sin agotamientos físicos y mentales. Como le corresponde a la mejor banda de metal de todos los tiempos.
Fuente: Rock & Pop