El músico falleció anoche. Fue miembro de Pescado Rabioso.
“En esa época había muy pocos bajistas, por eso a veces los violeros tocábamos el bajo”, dijo hace algunos años Osvaldo “Bocón” Frascino, histórico guitarrista del rock argentino que se hizo conocido como bajista de Pescado Rabioso. Ironías del destino que sufrió hasta algún integrante de Los Beatles. Quizás ambos episodios sirvan para que dejemos de catalogar a los músicos según el instrumento. ¿O acaso Pappo no tocaba el piano? De todas maneras, Bocón será recordado por haber formado parte de aquella máquina rockera spinetteana más que por el instrumento que le asignaron.
Bocón murió anoche, le faltaba poco para cumplir setenta años. Un resumen de su vida mencionará a Engranaje, banda efímera de Pappo que Bocón luego rescató para continuar tocando su propia música a lo largo de las décadas, pero se instalará en Desatormentándonos, el disco debut de Pescado Rabioso. Ese álbum fue su punto máximo. Como contó Sergio Marchi en Ruido de magia, la biografía oficial de Luis Alberto Spinetta, Bocón y el Flaco se encerraban durante horas antes de los ensayos para forjar el sonido de la banda. Eran los meses iniciales, cuando Pescado aún era un trío que completaba el baterista Black Amaya.
Bocón firmó canciones de ese primer álbum: “Algo flota en la laguna”, en coautoría con el Flaco; y “Me gusta ese tajo” y “Dulce 3 nocturno” con Spinetta y Amaya. «Dulce 3 nocturno» es la que más protagonismo le dio. Allí sí pudo tocar la guitarra. Usó una Fender prestada por los hermanos Juan Carlos y Juan José Robles, dueños de Robertone, una fábrica con empleados complotados para no atender el timbre cada vez que alguien intentaba visitarlos. A Bocón sí le abrían la puerta y podía contar con aquellos equipos nacionales. Desde entonces nunca dejó de estar relacionado a ese sonido. Su nombre suena valvular.
En Crónica e iluminaciones, el libro de Eduardo Berti, Spinetta contó que “Dulce 3 nocturno” surgió en una quinta alquilada por Jorge Pistocchi para que los tres integrantes de Pescado trabajaran sus primeras canciones: «El número tres representaba al grupo. Es ‘dulce’ y ‘nocturno’ porque la canción fue escrita de noche, iluminándonos con una vela. El tema tenía un significado muy fuerte, porque una nueva etapa se abría para mí y para ellos».
Era una casa quinta modesta, según recordó Bocón: “Pero estuvo muy bueno vivir allí ya que nos podíamos dedicar todo el tiempo a laburar sobre la banda y las canciones”. Se lo dijo a Jorge Kasparian en el libro Luisito. La entrevista completa muestra la importancia que esa canción tuvo para él. “En ‘Dulce 3’ también canto y siempre me felicitan sobre todo los rockeros de esa época, es un tema muy querido por toda esa generación”, decía.
Bocón no duró demasiado en Pescado Rabioso, se alejó en 1972. El motivo fue musical: quería tocar la guitarra. Compuso más canciones para la banda pero la mayoría no trascendió. “Mi espíritu se fue” es la única que llegó al segundo álbum. Volvió a participar de la banda en 2009, cuando Spinetta organizó el show de Las Bandas Eternas. Esa noche sí pudo tocar su instrumento preferido en “Me gusta ese tajo”.
A pesar de tener cinco décadas de música encima, Bocón seguirá atado para siempre a aquella etapa con Spinetta. No es algo negativo. Su aporte ha sido importante. Como dijo Lucrecia Martel hablando sobre Carnival of Souls, todas las personas que hacen cine tienen que recordar que con hacer una sola película así es suficiente. Quizás la idea también se pueda aplicar a la música.