Coberturas

NTVG en Córdoba

Los uruguayos siguen presentando El calor del pleno invierno. Te contamos el show que dieron en el Estadio Mario Kempes y charlamos con Emiliano Brancciari.

Por Connie Gomez Sagripanti (Especial para Rock Salta)
Fotos: Gentileza NTVG

Desde muy temprano en la mañana los alrededores del estadio se fueron poblando de jóvenes y no tan jóvenes que aguardaban para ver a sus ídolos, y en la noche disfrutarían de un show que los dejó más que satisfechos.

Con localidades agotadas y la visita de seguidores de Catamarca, Salta y Tucumán, No Te Va Gustar regresó a Córdoba para reencontrarse con su público. En una de las esquinas del estadio se podía apreciar un cubo gigante que imitaba hielo con un fosforo en medio, símbolo que ocupa la carátula del último disco y ornamento en donde muchos aprovecharon para fotografiarse.
Doctor Krápula, banda invitada desde Colombia, fue calentando la noche a puro rock, de a poco el campo y las plateas se fueron poblando.

Luego del show en Buenos Aires y en Río Cuarto, NTVG abrió cancha en el Estadio Mario Kempes a las diez de la noche, cuando ya no entraba ni un alfiler más, y una hora más tarde de lo planeado. «Sin pena ni gloria», canción que pertenece a El calor del pleno invierno, fue la elegida para comenzar las dos horas de show que se vendrían, más un amistoso saludo de bienvenida de Emiliano hacia el público.

Más tarde, antes de cantar el clásico «Tan Lejos», aprovecharon para dedicársela a Marcel Curuchet, (ex tecladista que falleció en julio del año pasado en un accidente durante la gira de la banda por los Estados Unidos), quién quería mucho a la provincia.

La primera parte del espectáculo fue bastante tranquila, mientras que la segunda hora contó con mucho más power, un mix del último disco y los clásicos más conocidos, destacándose «Clara», «Al vacío», «Chau» y «Verte reír». «A las nueve», canción líder en el ranking de las radios, también fue una de las más cantadas.

Decenas de chicas vieron la gran parte del show desde los hombros de algún muchacho que la sostuvo. El sonido sonó impecable, se pudo apreciar cada uno de los instrumentos como si sonaran por separado, y al mismo tiempo tan ensamblados.

El público revoleó banderas, remeras, zapatillas y ¡hasta muletas! El frío amenazó pero no alcanzó para que los fans dejen de bailar felices a la escucha de sus ídolos. Emiliano rockea y suenan las ultimas canciones de NTVG sobre el escenario del Kempes, pero no sería el fin. Luego de un corte, vuelven al escenario y cantan «Mucho más feliz…» y cierran con «No era cierto», el público festeja con pogo. «Gracias Córdoba, nos vemos pronto, chau». Aplausos, gritos, y felicidad, sobran. Se felicitan entre ellos, como es costumbre, y Emi es el primero en salir.

Un nuevo show pasó y de a poco la gente se fue yendo dejando el campo con apenas algunos jóvenes que se sacaban fotos entre amigos. El olor a papas fritas invade y los vasos vacíos de fernet y cerveza decoran el verde césped de la cancha que minutos antes había estallado al ritmo del rock uruguayo.

Los No Te Va Gustar dejaron bien en claro que están pasando por un muy buen momento. Ahora, con la incorporación de un nuevo tecladista, Fernando Nasser, la banda retoma la gira que sigue por San Luis, Mendoza y Santa Fe.

– ¿Cómo están viviendo la gira?
– Tenemos la suerte de que a donde vamos la gente nos demuestra cariño, la gente está feliz después que tocamos, y a pesar de que estamos cansados a veces, cuando subimos al escenario recibimos un golpe de energía que es imposible que no la pases bien.

– ¿Una anécdota con el público?
– Y hay cosas muy fuertes, como que tenían un familiar enfermo y le ponían la música de nosotros. Cosas así, un montón, es muy emocionante y agradeces por algo que ni siquiera sos consciente que pasa. Dan ganas de seguir haciendo como lo vas haciendo, a tu gusto, parece que vamos bien.

– ¿Cómo influyó la muerte de Macel en ustedes como banda?
– Siempre fuimos muy unidos, y creo que esto nos unió como familia, tenemos una complicidad continua, somos algo enorme y el centro de un montón de cosas que pasan alrededor y a veces nos tenemos que cerrar para sentirnos protegidos. La verdad que entre nosotros sabemos cuidarnos.

– Contame del nuevo disco.
– Es un disco distinto, lo fuimos armando en los últimos dos años y las canciones son diferentes aunque tiene nuestra esencia. Lo empezamos a trabajar como grupo en febrero y ya desde ahí trabajando con los productores mano a mano, los productores son uruguayos así que los podíamos tener ahí cerca. Los grabamos íntegramente en nuestro estudio, antes de irnos de gira, antes del accidente, cuando volvimos nos quedaron un par de cosas para terminar, se dilato un poquito pero el disco termino siendo el mismo que íbamos a hacer antes de la tragedia que nos paso. Inclusive ya teníamos el título, el corte de difusión elegido, la tapa.

– ¿Por qué «El calor del pleno invierno»?
– El disco habla de todo lo bueno dentro de lo malo, que existe la alegría pero también porque existe la tristeza, es un poco eso y en varias canciones trata de eso, que una cosa existe porque la otra también. Era el titulo de una de las canciones y cuando lo elegimos como título del disco cambiamos el de la canción, Nada fue en vano.

– ¿Cómo fue la composición?
– Trabajamos sobre 30 canciones y votamos por las mejores veinte primero, las que más nos gustaban y las empezamos a trabajar, después bajamos a quince y de esas sacamos dos para que no entren en el disco, por una cuestión que se te va armando para un lado, para el otro. Y a veces es preferible no malgastar alguna canción que de repente no tiene lugar en el disco.

Sus canciones, no sólo hablan de amores y desamores, también del miedo, la vida, la muerte, y el contexto político-sociocultural en que participan activamente como banda y como ciudadanos. En el último disco incluyen una canción que ayuda a la conciencia de cuidar el agua, «Por el agua», e «Hijo de las armas», que habla sobre otro de los debates instalados entre la juventud uruguaya, que se declara en contra de imputabilidad a los menores de edad. El año pasado, además, formaron parte de la banda sonora de la película 12 horas, 2 minutos, orientada a la fomentar la donación de órganos.

– Como banda abocan mucho a la conciencia social a través de sus letras, ¿al comienzo también era así?
– Al principio solo queríamos tocar, hasta que después nos dimos cuenta que podíamos expresarnos sobre un montón de cosas. Nuestra forma de ver el mundo cantando. No sabíamos para que servía, pero a nosotros nos servía para expresarnos, para saber a quién llegábamos. Como ahora, porque si bien sabemos que hay mucha gente que nos escucha, y que es una responsabilidad bastante grande, por ahí alguien escucha un tema y se le abre la cabeza, no para que piense igual que nosotros pero hay temas que están a la vista y la gente no se da cuenta, ojalá que algunas de nuestras canciones sirvan para eso.