En el marco de una gira organizada por la marca de cigarrillos, Kapanga y Los Pericos pasaron por Tucumán. RS estuvo ahí y te cuenta que pasó.
Por Alejandro Wierna (Corresponsal Tucumán) – alejandro@rocksalta.com
Paradójicamente el lugar escogido fue el Club Floresta; predio que históricamente supo cumplir con 2 características: el mal sonido, y la quita de cigarrillos y encendedor en el acceso (por encontrarse en vigencia la ley 7575 que prohíbe fumar en espacios públicos). Pero en esta ocasión la producción era otra, y el concepto del show era otro.
El ingreso al local fue un tanto caótico, filas larguísimas (podía canjearse días antes un pack vacío de cigarros por 4 entradas; por ende hablamos de un show gratuito), y puntualidad por parte de los organizadores. Eso garantizaría a la 2° banda un público mucho más masivo que para la 1°, siempre y cuando los concurrentes no desistieran de la idea de esperar que avance su puesto lentamente.
Kapanga fueron los encargados de abrir el show, con un set pensado para entregar al público lo que había ido a buscar: hits, verborragia de su líder, chistes, y muchos temas para poguear.
La ocasión no parecía ser la indicada para volcarse a la presentación de un disco, por lo cual no se hicieron esperar los clásicos de la banda. Aunque sí, intercalados con temas nuevos (que suenan tan familiar como si tuvieran 5 o 6 años); y la invitación a ver la película que grabaron. “No nos importa que la bajen, solo que la vean…si igual la plata la hicimos antes de filmarla….y con esto conseguiremos muchos cigarrillos gratis”, bromeó el Mono.
En el esperado popurri rockero con el que nos deleitan en cada entrega, se despacharon con: Start me up; Sweet child or mine (imperdible el pasito Axl esbosado por el pizzero de Quilmes); Ala delta y The Final Countdown…la batería hace una intro Zeppelin que derivará en el tema Rock.
El final -como un dejavu para los tucumanos- fue con “El Mono Relojero”, acompañados por Tony Molteni (Karma Sudaca), haciendo alusión al tope horario de la provincia.
Enciendan la máquina de hits
En épocas de discos caros y bolsillos pobres, los artistas apuestan toda su artillería al Show en vivo. Los Pericos entienden muy bien esto.
Lejos de aquellos meses no nítidos que les tocó transitar tras la partida del Bahiano, y con la mala decisión de querer vender la banda como un equipo de trabajo igualitario (incluso llamaron a un disco 7, como si todas las cabezas funcionaran en la banda con igual peso); la realidad de la banda HOY, es totalmente diferente: Tienen un frontman.
Las luces de los recitales, la disposición en el escenario, el mensaje no musical, entre otras cosas, demandan que exista un líder. Juanchi Baleiron es la persona indicada, desprende carisma y mucho prestigio, aunque esto deba atribuirse a su rol de productor (a mi modo de entender EL PRODUCTOR argentino) y no tanto como un músico más.
Los Pericos cuentan con uno de los pasados más ricos en cuanto a temas que quedan en el inconsciente de las personas, sin importar las generaciones. La máquina de hits solo debía ser activada: Runaway, Pupilas Lejanas, Sin Cadenas, Real, Complicado y Aturdido, Waiting, Hace lo que quieras, Parate y Mira (con 3 bailarinas amateur en escena).
El tema cierre fue “Casi nunca lo ves”, obviamente no tienen problemas en tocar temas de todos los discos (ni siquiera del último de su formación original).
La presentación de la banda dejó algo que se convertirá en leyenda…bailaron muy bien con la más fea, le sacaron un sonido mucho más que digno a ese horrible coloso llamado Floresta…pero con ese DT monitoreando todo desde el escenario sin olvidar su función de cantante/guitarrista, era esperable.
El bis fue un lindo regalo: ambas bandas volvieron a salir y tocaron Fumar (de Kapanga), y Yo quiero a mi bandera (de Sumo).
Si bien en los últimos años se cuestionó mucho el patrocinio de los recitales por grandes marcas, es innegable la fiesta de primer nivel lograda, con pantalla gigante, carteles luminosos y buenas columnas de sonido. Es una cuestión de elección.