La inglesa fue la protagonista excluyente de la grilla variada del Personal Fest 2017, que pasó con saldo positivo.
Fotos gentileza de Personal
El Personal Fest 2017 se realizó con éxito en el Club Ciudad de Buenos Aires. El festival aprovechó el predio y brindó un buen evento, con cuatro escenarios y distintos puestos de comida, merchandising y entretenimientos varios. Se respetaron los horarios y se vivieron shows de gran envergadura. Algunos, históricos.
El plato fuerte del evento fue, sin dudas, el domingo. La segunda fecha ofrecía a los artistas más interesantes, empezando por PJ Harvey, que necesitó apenas una hora para deslumbrar con las canciones de los discos The Hope Six Demolition Project (2016) y Let England Shake (2010), más algunos clásicos de su extensa carrera. Lo de la inglesa fue el punto más alto del festival y se candidatea seriamente a ser lo mejor del año. ¿Quién podría discutirlo?
Utopians ofreció su concierto final después de un desenlace inesperado, provocado por las graves acusaciones a uno de sus miembros. Barbi Recanati lideró un set furioso que tuvo una gran carga emotiva. Habrá que esperar la reinvención.
Daughter, con problemas técnicos, pudo sacar adelante un set sensible y etéreo, poco antes del embole cósmico de Seu Jorge, que con un show dedicado exclusivamente a las versiones que grabó para la película Life Aquatic, de Wes Anderson, fue más demagogo y tribunero que un intendente en campaña y aburridísimo como sermón de cura. Un momento inexplicable que podría haber sido cubierto por alguna propuesta local.
Whitney abrió la tarde del día dos a las 15.45, cuando el sol pegaba fuerte. La música de la banda de Chicago se basó en el excelente álbum debut Light Upon the Lake (2016). Indie folk que merecía estar en un horario más amable. La mayoría se lo perdió.
Bándalos Chinos y Francisca y Los Exploradores fueron de las mejores propuestas del rock argentino actual, que podría haber tenido un mayor protagonismo en la grilla. Quizás allí radique una crítica hacia el festival. Otra podría ser la burocracia innecesaria para activar las pulseras de ingreso.
Los Fabulosos Cadillacs realizaron un show de palo y a la bolsa, súper encendidos. Liderados por Vicentico, Flavio y un Sergio Rotman que a veces parecía estar sin mucho que hacer, ofrecieron una seguidilla imbatible: “Mi novia se cayó de un pozo ciego”, “Manuel Santillán”, “Matador”, “Saco azul”, “Mal bicho”, “Siguiendo la luna” y siguen las firmas. Algunas preguntas posibles: ¿Hasta qué punto canciones que hablan de no discriminar, de lucha de los pueblos contra la opresión de los poderosos de turno y que reivindican derechos humanos continúan vigentes si los artistas que las escribieron no las adaptan al momento en el que las interpretan? ¿Sirve cantar “Mal bicho” sin hacer mención a Santiago Maldonado? ¿Es obligación vibrar con la coyuntura? ¿Alcanza con lo que ya fue dicho? ¿Sólo hablan las canciones?
Cerca de las once de la noche, Phoenix ofreció un show impecable y adictivo, que obligó a quedarse. Los que amagaban con salir antes de tiempo para tomar el colectivo y llegar temprano a los respectivos domicilios no pudieron hacer mucho más que rendirse ante la necesidad de seguir escuchando. Eso pasa cuando la música funciona.