Sumo en el Quilmes Rock 2007. Foto: Soledad Aznarez - La Nación
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Vuelve el Quilmes Rock | La llama encendida

El festival que se realizará en Tecnópolis será un punto de reunión de artistas de distintas generaciones de una misma cultura.

Con los años, el Quilmes Rock se volvió un referente y logró una identidad que ahora regresa tras nueve años de ausencia. Surgido a comienzos de los 2000, cuando la ola festivalera gozaba de buena salud y todavía tenía mucho por hacer, el evento tomó mayor magnitud a partir de una tendencia clara de presencia de bandas locales con algunos invitados estelares extranjeros. Por sus escenarios pasaron varios artistas de renombre mundial. De Aerosmith a Metallica. También los Foo Fighters y Arctic Monkeys en River. Pero lo que suele quedar en el recuerdo es lo referido al rock argentino. Charly y la lluvia épica durante “Seminare” en la cancha de Ferro en 2004. La reunión de Sumo en 2007. Los Divididos burlándose del faltazo de Lenny Kravitz en 2008. Además, su presencia en las provincias permitió que el Quilmes se instale con mayor fuerza y resulte una especie de hermano del Cosquín Rock. En Salta todavía nos acordamos de la triple fecha de 2004 en un Estadio Delmi llenísimo con Las Pelotas, Molotov, Bersuit, Los Piojos, Perro Ciego y Babasonicos. Todos en su mejor momento. Para no hablar de la lista casi interminable de bandas y solistas de nuestro país que se subieron a las distintas ediciones y lo van a hacer el 30 de abril y el 1 de mayo en Tecnópolis.

Bebe Contepomi durante la presentación de Quilmes Rock 2022 en Tecnópolis. Foto: Rock Salta

El Quilmes Rock 2022 se realizará durante dos días con más de cien artistas en cinco escenarios. Habrá para todos los gustos: de Fito Páez a Feli Colina, de Guasones a Catupecu Machu. Además estarán Gorillaz como única banda “de afuera” y Nathy Peluso y Trueno como representantes de un cambio inevitable que un poco desentona en un marco que se parece a un refugio. “Hay festivales caretas y está el Quilmes Rock”, dijo Bebe Contepomi este miércoles, durante la presentación para la prensa del festival. Fue una humorada que le costó algún reto, pero no deja de marcar una mirada posible: la del rock argentino un poco corrido a un costado ante el avance imparable del trap, algo que se vio en el Lollapalooza de hace diez días. Entonces, el Quilmes, con su apuesta a combinar a esas bandas que hace algunos años nos hubieran hecho decir “uy, otra vez” (Las Pelotas, Massacre, Kapanga, Los Brujos, Estelares, Virus, los Decadentes) termina convirtiéndose en un lugar de comunión que traspasa generaciones. Porque además de los clásicos también estarán artistas jóvenes (y no tanto) que forman parte de lo más interesante del rock argentino actual. Ahí están Los Besos. También Melanie Williams, Viva Elástico o Pels, entre otros.

Que se entienda: al lado de un festipunk, el Quilmes Rock es tan “careta” como el Lolla o cualquier otro evento bancado por multinacionales donde no te dejan pasar ni un sánguche de salame y queso. Pero el asunto no pasa por ahí, sino por tener un lugar donde encontrar ciertas bandas, cierto género, ciertos códigos que forman parte de una cultura viva tanto en el under como en los primeros planos. Es una cuestión de alimentación mutua. Cuantos más Quilmes y Cosquín Rock haya, habrá más festivales barriales de grupos injunables, muchos horribles, donde se mantendrá viva una llama que se pasa de boca en boca desde hace décadas en recitales, bares y ferias de discos, y donde, quizás, aparecerá la próxima banda que toque en River.