Random pasó por Salta y derritió cabezas. Antes, los salteños Nagoba mostraron lo suyo a una buena cantidad de público.
Como lo cuenta el propio Cuchi Leguizamón, una de sus famosas zambas está dedicada a una tucumana que andaba enamorando a un francés. La letra predica en su punto más alto: “Y si la moza y la zamba / llegan a ser tucumanas, ahógate en agua bendita / que ya ni el diablo te salva”. En este caso no hablamos de una mujer sino de Random, la banda que merced a un disco soberbio (Todo.s Los Colores Del, de 2011) y a una destreza altísima en los tres instrumentos que componen su sonido arrollador, va enamorando a cuanta persona se tope con ellos. Por eso, no queda otra más que ahogarse en agua bendita.
La fecha la armaron los locales de Nagoba, el empeño y el trabajo fue arduo en cuanto a difusión y rindió sus frutos ya que el galpón del Aristene Papi contó con un buen número de público, que llegó a horario. Lamentablemente ahí está el punto flojo de la noche ya que se arrancó cerca de las 23 horas cuando el show fue anunciado a las 21. Esa mala costumbre salteña tiene que cambiar de una vez por todas. El show de Nagoba mostró el crecimiento del grupo que supo debutar en vivo en una fecha de MIAS junto a Victor Conti, allá por 2011. Son un trío de lo más atípico: guitarra criolla, guitarra eléctrica (mezclada con bajo) y batería componen la formación que bucea instrumentalmente entre el jazz, el folclore y la música experimental. Por momentos se notaban melodías cercanas a Pink Floyd pero más al de Gilmour que al de Waters. Al final llegaron cuatro invitados en percusiones para darle un tono del medio oriente al cierre.
Apenas pasada la medianoche, Random arrancó con los tapones de punta y toda la fuerza que caracteriza a su metal progresivo extremo. El galpón presentaba una menor cantidad de público (una buena cantidad de las bellas féminas se retiraron para no volver), pero al instante se notó la pasión y el conocimiento del grupo que tenían los presentes, entre los que se encontraban varios músicos pesados locales. El sonido se fue corrigiendo, aunque lo que siempre se escuchó con dificultad fue la voz, esa que el guitarrista Raul Garcia Posse gusta tanto de agregar efectos. Al segundo tema, el baterista Marckos Crosa (una verdadera bestia de los parches), ya se sacó la remera. Su labor en vivo es la que más destaca, por la velocidad y la precisión con la que ejecuta una batería súper acotada en cuerpos. Pablo Lamela Bianchi completa el trio rugiendo con su bajo de cinco cuerdas.
Las influencias de Tool, King Crimson, Zeppelin, Pantera y Opeth, entre tantos otros, se notan pero se presentan en matices. Ningún tema suena exactamente igual a otra banda, lo que se escucha es Random. Las visuales son algo importante en el vivo del grupo, se proyectaron sobre el techo y a un costado opuesto al de la banda, con lo cual, lamentablemente, pasaron desapercibidas.
Recién en la tercera canción el público pudo gritar la letra: era “Cachafaz”, el track que abre su primer y hasta ahora único larga duración. De ese asombroso material también llegaron “Qualm” y “Meeting At Jabol”, con su minúsculo pasaje cumbia coreado por un sector evidentemente fundamentalista de los tucumanos.
Su metal no es ruido y distorsión, es complejo. Por eso tal vez no hubo pogo, sino atención y un elevado respeto, que se notaba en la gran cantidad de aplausos al finalizar cada canción. La búsqueda de la perfección en el tiempo se revelan como una parte muy importante para el grupo, en los labios tanto de bajista y baterista se podía observar cómo iban llevando la cuenta. Para el final presentaron un tema nuevo, alejado de la distorsión, casi un mantra eléctrico y bien melódico. Agradeciendo y prometiendo volver pronto se despidieron mientras sonaba la música y la voz del Flaco Spinetta de fondo. Varios acusaron las ganas de escuchar los once minutos de «Tururú» o la belleza melancólica de “Cuando el blanco no es color”.
Seis canciones en una hora y diez minutos fueron la demostración en vivo de que no hay otra más que ahogarse en agua bendita, la mejor banda del NOA es tucumana.