Nuevamente en Salta, el músico, nos contó sobre su legado artístico, sus proyectos, la lucha por la reivindicación de los pueblos originarios y su fuerte lazo con el rock argentino.
“Lo mío no es una carrera artística, ¡yo no ando corriendo contra nadie!”
Cuando Rubén “Patagonia” Chauque se plantó en el escenario principal del tradicional festival de Cosquín, en 2009, y dijo, con el Tano Marciello punteando una criolla atrás de él: “Nunca vine a buscar fama acá, nadie me pagó ni me apoya para que venga a cantar, incluso me han criticado y me critican permanentemente por este canto, pero gracias a ustedes seguimos viniendo a este escenario”; terminaba de consolidarse como una verdadera voz tehuelche con ganas de romper todo con tal de que, de una vez por todas, escuchen el verdadero reclamo de los pueblos originarios. Actitud punk quizás, lo cierto es que Patagonia siempre tiene mucho que decir y lo va a hacer sin importarle dónde se encuentre, cualquier momento es el oportuno para comunicar algo. Comunicar, transmitir ideas, este circuito tan cotidiano de envío y recepción de mensajes a veces se ve alterado cuando los que transmiten opiniones son los de abajo, en este caso los del sur.
Rubén nació en Comodoro Rivadavia, Chubut, y ya desde chico siempre se mostró inquieto con la música y sus diversas formas de expresión: exploró varios géneros tratando de hacer identificar a la gente con sus canciones y de a poco se fue convirtiendo en ese indio vozarrón de melena larga que levanta el puño derecho e inclina la cabeza en cada presentación para gritar con todas sus fuerzas “Aonikénk”, el nombre originario de sus raíces, la comunidad Tehuelche del sur argentino.
Y fue la actitud inquieta, revolucionaria y protestante que lo encontró atravesando plena adolescencia y lo arrastró a consumir el rock argentino naciente de los setenta de la mano de Pescado Rabioso y Manal, género que luego se iría a convertir en sinónimo de su lucha: “Sabiendo que hay una necesidad de fortalecer nuestra identidad, más allá de que sea folclore o música patagónica, el rock forma parte de esa búsqueda, siempre me gustó el folclore pero el rock también, amigo”, es lo primero que confiesa Patagonia al empezar esta entrevista y dejar marcada la temática desde el arranque nomás. “La vida misma me da la posibilidad de que hoy en día conozca y comparta escenario con bandas de rock que yo escucho como Almafuerte, Divididos, Los Gardelitos, La Renga, León Gieco, Attaque 77. ¡Amigo, yo viví aquél momento especial de la película Woodstock donde Joe Cocker hace ‘Con una pequeña ayuda de mis amigos’, ¡qué versión eh!”.
Ricardo Iorio le dice “el Ozzy Osbourne de la Patagonia”, León “el Peter Gabriel patagónico”; los Gauchos De Acero lo invitaron a su casa para hacer una potente versión de “Cacique Yatel”, Mollo lo llamó para reversionar “Indio dejá el mezcal” y lo incluyó en el flamante DVD Audio Y Agua (2011); y Rubén mismo se considera un rockero que hace folclore.
– O sea que tenés una relación bastante intensa con el rock y el folclore.
– Si, por supuesto, pero no con el folclore de “la chinita, de la sabanita blanca”, sino el folclore de compromiso, solidario como la música latinoamericana de Violeta Parra: tuve la oportunidad de ver en vivo en Río Gallegos a Los Jaivas, que fue uno de los primeros grupos en introducir en la música del altiplano guitarras eléctricas distorsionadas, cuando venían escapando del Chile de Pinochet y muchas otras situaciones parecidas también. Escuchame, yo a mi señora le cantaba un tema de Vox Dei en un ritmo patagónico cuando recién salíamos, habremos tenido entre 16 y 18 años. Hace poco en Tecnópolis estuve con Willy Quiroga, Luciano Napolitano y Horcas en el Homenaje a Pappo, ese con muchos invitados. Yo llevo esa impronta de esa unión de música folclórica con el rock; no canto zambas ni chacareras por ejemplo pero hacemos ritmos que son proyecciones de ritmos mapuches.
– Y hace como quince años atrás… quizás más. Un día estábamos tocando en una peña en la Fiesta Del Ternero de Ayacucho y vendíamos nuestros casetes para poder seguir viaje, y había un muchacho que sacaba fotos que se nos presentó como “Néstor Egea, motoquero y fotógrafo de Almafuerte”. Ahí nos compró dos casetes y uno se le llevó a Ioiro. Pero mirá como son las cosas: un día Néstor me llamó por teléfono y me dijo “¿Vos sabes lo que hizo Ricardo? Puso el casete y lo escuchó todo el día llorando, la mujer le dijo que estaba loco”; y ahí me hizo una canción que lleva mi nombre y está incluida en el disco Del Entorno (1996). ¿Sabés lo que eso significa para mí? Recuerdo que luego Ricardo me llamó a las 4 de la mañana y me dijo “Rubén, hice un tema suyo maestro, lo invito a que venga a mi casa porque el sábado presentamos el material en Cemento”. Entonces fui, me hizo escuchar el tema y la verdad que un honor para mí. Subí a ese escenario todo cagado porque era un sótano oscuro y pensaba que me iban a cagar a trompadas los metaleros pero no, todo bien.
– Hace diez años, cuando presentamos Volver a ser uno (2001) nos fueron a ver Mollo, Arnedo y Araujo y me halagaron más que la mierda. En una revista de rock Ricardo se refirió a mí como “una de las mejores voces del rock de Argentina”, para mí eso fue como pegarme la cabeza contra una pared; yo apenas canto fuerte, no canto lindo, amigo. Debido a eso me invitaron a cantar “Amutuy Soledad” en Neuquén unos años después y ahí en la prueba de sonido agarraron “Talenke Ytén”, le hicieron los arreglos y salió terrible.
– No… ¡no, para nada! Simplemente hago mi granito de arena, yo no me siento nada, amigo, no quiero ser nada, quiero ser yo mismo. En realidad, por ahí me dicen “vos sos el referente” pero nada que ver. Eso es muy fuerte para mí.
– Si. Es importante porque por nuestra lucha, nuestra resistencia hemos ganado un espacio en Cosquín, que es muy difícil mantenerlo. Incluso en un año, ¿sabés con quién estaba yo nominado para ser “Consagración”? Con Jorge Rojas, nada que ver. Ahí te das cuenta cómo se manejan las cosas ahí: ¿qué voy a hacer yo adelante de esa producción tan grande de Jorge y más el mensaje? Amigo, cuando yo canto una canción con la problemática de los pueblos originarios a mucha gente se les atraganta el churrasco, hay mucha gente que nos cierra la puerta, hay programas de televisión que nosotros vamos y hacemos los temas y no los pasan: dentro de la democracia, en algunos medios grandes este mensaje no lo pasan pero no importa, hay que seguir en la lucha, no quiero ser famoso.
– ¡Claro! Yo no soy popular por vender trescientos mil discos, soy popular porque estoy de verdad con la gente: hemos viajado tres días para estar acá y estamos felices amigo, aquí no hay grandes empresarios, aquí hay gente que entiende este mensaje y está comprometida, a ellos les agradecemos.
– No soy actor (risas) pero, ¿de qué voy a hacer amigo, de un gringo? ¡No!, hago de caciques como también lo hace Tomás Lipán. Lo que pasa es que siempre me llaman para defender las culturas originarias; por ahí me dicen “eh Rubén, ahora te vas para arriba con los grandes de la televisión”, pero no es así loco, yo vi lo que iba a ser el guión y lo cambié, le agregué cosas muchas más profundas de las problemáticas de los pueblos originarios, por eso es que me llaman.
– Grabar con grupos regionales, para poner la voz, mensajes en lengua mapuche respecto a la Madre Tierra y cosas así. También tengo una propuesta con grupos no solamente de heavy metal, por ejemplo un grupo de reggae, Chala Rasta, me preguntó si quería grabar con ellos…y si a ellos les sirve que esté con ellos bienvenido sea, lo voy a hacer porque no discrimino ninguna expresión musical.
– Hoy en día, por su lucha, me gustaría tocar con los locos de Calle 13, ya estoy en contacto vía Internet con ellos. Por ahí uno piensa que las cosas se van a dar teniendo este camino recorrido, lo mío no es una carrera artística, ¡yo no ando ni apurado ni corriendo contra nadie amigo!, la meta mía es ser yo: Mick Jagger alguna vez dijo “mi meta es partir”, ¡o sea que el loco se prepara todo los días para ese momento! Esa es mi meta, no quiero tener un auto cero kilómetro, yo quiero seguir haciendo todo lo que hago, ponerle toda la fuerza y algún momento partir no sé para donde, pero siempre dejando este cuerpo desgastado en la tierra, como dice Iorio “Todos los días amargamos un poco más la sangre”…y bueno, así será.