Coberturas

Salamanca Rock 2011: Basta de boludos

Pasó la segunda edición del Salamanca Rock. Bandas consagradas, músicos de todo el NOA, faltazos de último momento y una organización que le hizo saber al rock de nuestras provincias cuál es el lugar que ocupa.

Fotos de Alejandro Wierna (enviado especial)

Un par de horas de la segunda jornada del Salamanca Rock sirvieron para saber dónde está parado el NOA en el escalafón del rock argentino: casi en el último orejón del tarro de la consideración de productores y periodistas de alcance nacional. Cuando los organizadores del evento ningunearon a las distintas bandas regionales, dándole prioridad a Ciro y Los Persas y mandando a todos a tocar después del show del ex Piojos, quedó más que claro: en el noroeste aún abunda ese chupamedismo extremo hacia lo que viene de Capital Federal. Si hay que cagarse olímpicamente en las bandas de tu región, perdé cuidado que los organizadores, prensas y demás lo van a hacer. Todo sea por darle difusión al evento. El crecimiento de la movida no importa.

La situación terminó opacando un festival que venía siendo casi impecable. Un gran escenario albergó a bandas de todos los estilos y hasta a artistas que ya no rozaban la fusión, sino que directamente hacían folclore. Durante dos días, la ciudad de La Banda fue el epicentro del rock argentino y el centro máximo del rock del NOA.

Tras la decepción por el faltazo de Spinetta, se sumó a último momento la ausencia de Fito Páez (una faringitis le impidió actuar). A pesar de no contar con sus dos máximas figuras, el festival tuvo una buena primera jornada, destacándose Raly Barrionuevo con su actitud y compromiso arrollador, en un set acorde al rock de esta zona (mucha fusión, reggae) que dejó en ridículo a muchos supuestos rockeros de pura cepa. Las Pelotas se tomó revancha del frustrante Rock del Valle tucumano y entregó un show potentísimo. Lejos estuvo Daffunchio de ese frontman que cantó sentado en el Cosquín Rock. El guitarrista estuvo de excelente humor y comandó un concierto perfecto, de lo mejor que entregaron en los últimos tiempos. Babasónicos también brillo al presentar los temas de A propósito y las canciones más conocidas de su última década. Sorprendió la versión de “Putita” y la inclusión de “Egocripta” dentro de “Y qué”.

salamanca rock 2011

Además, el día uno sorprendió con una novedad para los festivales: las bandas regionales se alternaron en el escenario con las consagradas, algo que les sirvió para mostrarse en buenos horarios, ante una cantidad de gente aceptable. Así fue como los cordobeses Juan Terrenal actuaron antes del cierre programado para Las Pelotas. Previamente, los locales Tus Monitores sufrieron el apuro habitual de todo evento y tocaron menos canciones que las programadas. A media tarde, Federico Gil Solá y Laura Ros encantaron al público con su propuesta. El ex Divididos lidera una banda que fusiona el folclore propio del ADN de la hija de Antonio Tarragó Ros con influencias rockeras. Se fueron sorprendidos, ante la ovación y el pedido de bis.

El día dos amaneció con una nueva baja: El Cuarteto de Nos fue víctima de las cenizas volcánicas y no pudo trasladarse hasta Santiago. Tras un atrasado comienzo con bandas under locales y de Capital, Peteco Carabajal tiró chapa de amo y señor de La Banda y estuvo casi una hora y media arriba del escenario. Perro Ciego fue la banda que siguió. En menos de quince minutos, la banda de Salchi interpretó cuatro de las cinco canciones que tenían previsto hacer. “Viejas ganas”, “Pelafustán”, “Paracaídas” y “Dormilón x 8” hicieron que los únicos representantes del rock salteño se fueran muy aplaudidos.

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Luego del show de Perro comenzaron los problemas. Los tucumanos de Karma Sudaca, los locales Avemanthra y otras bandas de la región no sabían en qué momento tocarían finalmente. En tanto, Gustavo Cordera armó el bailongo reemplazante de Spinetta y Los Auténticos Decadentes confirmaron que son, junto a los Cadillacs, la banda de sonido de la fiesta popular argentina.

Tras casi cuarenta minutos de bache, que supuestamente sirvieron para armar el set de Ciro; el ex Los Piojos brindó un show de dos horas, repasando las canciones de Espejos y varios clásicos de su etapa anterior. El problema estaba atrás del escenario: las bandas regionales estaban como la basura debajo de la alfombra, amontonados esperando. Cerca de las 2 de la mañana, con un predio casi vació, Karma Sudaca salió a mostrar su furia calchaquí. «Cuando más me hacen sentir que soy del interior, más orgulloso me siento”, dijo un indignado Tony Molteni. Avemanthra, una banda que tiene más de quince años de historia, finalmente decidió no tocar. Su show previsto para las 19 había pasado para después de las 2 y los músicos no pudieron seguir esperando.

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De esa forma, triste, terminó La Salamanca Rock 2011. Es curioso ver las distintas coberturas. Los medios porteños, pagados por la organización para cubrir el evento, resaltaron la pintoresca imagen de las reposeras, las conservadoras y las familias disfrutando de los shows. No les dieron bola a las bandas regionales y se concentraron en las consagradas. Bebe Contepomi firmando autógrafos como estrella y cantando con los Decadentes fue quizás el ejemplo más brutal de la diferencia que existe entre un mundo absolutamente mainstream y una escena que intenta crecer desde todos sus frentes.

La prensa de las provincias, en muchos casos especializada, sólo tuvo acceso a una sala de conferencias que no se utilizó, excepto en dos ocasiones; mientras los periodistas “grosos” se paseaban entre los músicos de renombre, aunque pertenecieran a la última página web del barrio más perdido de la Capital Federal.

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Grupo regional no es siempre sinónimo de under. Muchos músicos locales tienen su historia y merecen ser respetados. Tener que rogar por una pizza y una botella de agua (como le pasó a varios músicos que hicieron muchos kilómetros) es humillarse. Si desde nuestras provincias se continúa palmeando a lo que viene de allá y ninguneando lo local, nunca vamos a crecer. Vamos a seguir soportando que un cantante exija cosas creyéndose dios sólo porque llenó River alguna vez.

Mientras el ego seguía dando vueltas, Semilla Bucciarelli, el bajista de la banda más importante de la historia de este país, se movía entre la gente, tranquilo, mostrando sus pinturas. “Yo no me llevo bien con mucha gente del ambiente porque me rompe las bolas. No me gusta caretear. Es una careteada todo: los músicos, los que organizan. Realmente me rompe las bolas y prefiero no tener ningún contacto. No tengo ganas de bancarme boludos”, dijo, en el sector de los grupos menos populares. Tras estos dos días, cuesta decirle que está equivocado.

En el número de agosto de la revista Rock Salta vas a poder revivir todo lo que pasó en el festival. La cobertura más completa con los shows, entrevistas y las mejores fotos.