El Siempreterno presentó nuevos temas con olor a vinilo y repasó esas excelentes melodías post-punk que los posicionaron como una de las bandas imprescindibles de los últimos años. Inyección de amor y rock por igual.
Fotos de Eduardo Pece
Ni bien salió a la luz su disco debut en 2010, El Siempreterno se transformó, por talento y propuesta, en una de las mejores bandas del país. Lejos del hype y la gula de los gigantescos medios de comunicación que todos los fines de semana señalan con un dedo lo que hay que escuchar, el proyecto comandado por Sergio Rotman fue ganando adeptos exigentes, esos que no se comen el cuento de la alta rotación radial y todo el mambo de agitar a “la banda nueva”.
Al igual que a mitad de 2013 cuando Rock Salta se aventuró a vivir la experiencia en el interior bonaerense, en esta oportunidad el viaje Salta – Buenos Aires sirvió para volver a confirmar que “todo amante del rock no puede morirse sin antes ver en vivo al Siempreterno”.
La primera cita del año tenía la excusa de presentar dos nuevos temas, con el aliciente de además poder comprarlos en vinilo. Rotman, fanático del formato, decidió sacar una edición artesanal con ambas canciones. “¡Porque se puede tocar!”, iba explicar el energético cantante en uno de sus divertidas intervenciones entre tema y tema.
Como breves patadas eléctricas de tres minutos, las canciones: una dosis directa de post-punk, rock a dos voces y letras alucinadas. Van repasando sus dos discos, dejando en claro las influencias de la época de los ochenta y fines de los setenta. Para luego confirmar todo con covers de Joy Division, David Bowie, Kraftwerk, The Who y Black Flag.
Promediando el show Mimi Maura se roba el escenario para bellas interpretaciones de “La vieja casa” y “Bebiendo ansiedad”, con su hermosa voz llena todo Niceto, al igual que lo hizo en dos oportunidades para el próximo DVD en vivo que grabó hace unos días atrás para su proyecto solista.
Para el final, el excelente tándem de Alvaro “Ruso” Sánchez, Ariel Minimal y Fernando Ricciardi, tienen guardados algunos pasajes instrumentales recontra volados, explosiones con temas de Cienfuegos y canciones que van a la mandíbula como “Inyección de amor” y “Seven eleven”.
Con casi dos horas de show, 25 canciones y la sensación de que lo vivido será inolvidable, no es extraño reflexionar en el poder de la música y la fuerza del rock ese laberinto privado, esa maravilla del mundo.