Pablo Dacal se presentó en nuestra ciudad, acompañado por Juan Chapa Zeta y Martín García. Gran noche en un marco ameno e íntimo, aunque con todas las mesas ocupadas, y como apertura de una mini gira que también tuvo su fecha en Tucumán.
Texto y foto por Ricardo Báez para Rock Salta
Faltaban algunos minutos para la medianoche del viernes cuando el primero de los artistas, el tucumano Martín García se presentó en el escenario de Plaza de Almas. No era su primera vez tocando en nuestra ciudad (meses atrás se había presentado junto a Ezequiel Borra y también con Juan Chapa Zeta). Al igual que por entonces, su buen motivo fue presentar el disco Canciones para amansar fantasmas (2015), de descarga gratuita desde Bandcamp, de ese material se desprendieron todas las canciones de su repertorio. En solitario con su guitarra y pedales, logró condensar la esencia del mismo, quedando plasmadas en el formato acústico sus inquietudes musicales que se pasean entre aires de pop, «Voy», hasta de bolero «Hablar», pasando por el candombe con «Dejavú» y «Patas arriba», la bossa, el blues «Pentatónica», el reggae «Fantasma» y el tango «Hoy soy vos», claro que ninguna en estado puro: definitivamente la fusión es uno de los pilares fundamentales de su propuesta.
Luego, quien tomó la posta fue uno de los referentes del pop local (y promotor de la fecha) Juan Chapa Zeta, quien en sus primeros minutos transitó por un formato acústico con canciones como «El deseo» y «Felinos». Fue en el cuarto tema, «Mi desorden» (de su primer disco) cuando se acoplaron a su propuesta los talentosos Diego Julián Giménez en bajo, Jerónimo Briones en guitarra y “Tote” Molina en batería, quienes continuaron acompañando, de manera impecable, el resto del set. Siguieron temas canciones como «Este amor», «Tuyo», «Enero» y el infaltable «Helado de limón» paseándose entre lo folk, el pop, la chacarera y hasta un flamenco.
Pablo Dacal era el plato fuerte de la noche, y a las 2 AM arrancó su set, solo con guitarra en mano, abriendo con un tema nuevo (aún sin nombre) para luego presentarse ante el público salteño, recordando que era su primera vez de manera oficial en nuestra ciudad (la anterior había sido compartiendo un par de canciones con Fito Páez en Argentina abraza a Rosario en septiembre de 2013). A partir de allí se encaminó en un simpático y frenético recorrido autobiográfico, extrayendo de cada uno de sus discos alguna canción. Como testimonio de su álbum debut con La Orquesta de Salón, curiosamente titulado 13 grandes éxitos (2004), se desprendieron «No podrás matarme» y «Todo o nada» (letra de Roberto Jacoby) para continuar con «El muelle de las brumas» y el foxtrot-oda-al-reviente-y-la-alegría «El tren de la canción» (justamente fue compuesta junto a Joaquín Levinton).
Recordando la ruptura con la orquesta desempolvó, de otra ex formación Viajantes, «Discurso de la servidumbre voluntaria» con una mención al “nefasto y horroroso” ser que hoy nos gobierna. «Balada del hombre alto», «Desorientado» (en memoria de Leda Valladares) a capella, aplaudiendo y subido en una silla entre el público precedieron a «El artista popular», ¿quizás una declaración de sus principios?, y la bachata «Vuela el pez» evocando el cambio que marcó en su vida el nacimiento de su hija Eva.
La velada estaba en su último tramo, y cuando podría haberse esperado la presentación de gran parte de su último material Baila sobre fuego (2015), de éste sólo fue rescatada la canción «Intuición». Entonces llegaron «Los caminos» (perteneciente al disco homónimo grabado junto a Fer Isella) y luego «El corazón es el lugar» (invitando al escenario a Juan Chapa Zeta para cantar juntos) culminaron el repertorio previamente establecido.
Finalmente, y a modo de bis, en la tierra de la zamba “se atrevió” a cerrar con su propia «Zamba del fin del mundo» dejando entrever cierta satisfacción por la visita y augurando un regreso.