Entrevistas

Un mañana

Pablo Comas, corazón y mente de Alucinaria, habla sobre Días de Fuerza, un manifiesto de resiliencia y aprendizajes estéticos. 

Por Lucas Canalda
Foto gentileza Alucinaria

“Amarse, es amar esta guerra: la de uno consigo mismo”, advierte una línea adjunta a Días de Fuerza. Es un aprendizaje que pone en aviso a cualquiera que decida avanzar hacia el viaje que se propone: se debe tener la certeza, desde el primer paso, que no será un camino impoluto. Esa prudente señalización es acerca del disco, sí, pero también sobre cualquier decisión radical que tomemos en nuestras vidas. Las catorce pistas del álbum están atravesadas por el control, las pérdidas y las obsesiones, marcando una travesía hacia un punto de observación de todo eso en uno mismo. “El disco está unido físicamente con el momento en que lo estábamos haciendo. Hay un vínculo extremo, emocional y físico con la época. Este trabajo no es una cosa teórica que salió de un huevo. Tres años no es nada, el disco va a estar toda la vida. Fue un momento de días de horror, de días de fuerzas”, explica Pablo Comas, corazón y mente de Alucinaria.

Para este segundo trabajo, la banda -Comas en voces, teclados, guitarras eléctricas y acústicas; Federico Toscano en batería y percusiones, Pablo Giulietti en guitarras eléctricas, y Federico Oti en bajo- deja de lado el indie pop contemporáneo de raigambre songwriter de La última rotación del sol (2012) para reinventarse al ciento por ciento en una encarnación de pop barroco que propone una excursión experiencial al ego. “Todo surgió ahí, en el embrión de la composición. Cuando empezamos estábamos escuchando como banda un periodo en especial, el pop barroco y el rock psicodélico de los 60, empezando por Smile y Pet Sounds de los Beach Boys. Esos discos se convirtieron en lo único que escuchamos por dos años”, recuerda Comas, autor de todas las canciones y responsable de la mayoría de los arreglos. El nuevo sonido del grupo presentó instrumentos desconocidos como cello, viola, violín, corno francés y trompetas para los que Alucinaria contó con la colaboración de músicos invitados que forman parte de la Sinfónica Provincial de Santa Fe. Un Comas obsesivo y siempre sediento de aprender nuevas formas estuvo involucrado en cada minuto, cada hora de grabación, más que un supervisor, lo suyo fue una verdadera fascinación por el nuevo lenguaje sus canciones demandaban.

Apenas lanzado varios periodistas especializados de la ciudad comentaron que Días de Fuerza es “el mejor disco rosarino de los últimos treinta años”, afirmación con la que coincidieron varios consagrados músicos que enfocan su atención y admiración en el desarrollo creativo del joven Comas. Hacia fines del 2016, ya editado y presentado, el trabajo de la banda alcanzaría a ubicarse en las listas de discos más destacados en las encuestas de fin de año a nivel nacional.

Días de Fuerza fue incluido y votado entre los mejores discos del año pasado y hoy sigue viajando entre nuevo público que recién conoce el proyecto, lo recomiendan y activan el boca a boca. Pero ese transitar de las canciones lleva un tiempo prudencial, ¿cómo es apostar a un crecimiento perdurable a nivel federal desde el interior?
– Es una apuesta a ciegas pero con la posibilidad de elegir todos los días convertir plata y tiempo en música. En Argentina ya poder elegir algo es muchísimo. Lo importante es que se sepa que hay mucha abundancia y que la pasión que lo sustenta todo es inclaudicable. Cuando nos veo, lo que veo es una marea de gente que se sigue emocionando con escuchar lo que le pasa al otro; eso es romper ya la barrera, la primera frontera, salir al conurbano de tu cabeza. Después de eso, ¿quién nos para? Es un estado de gracia tener la convicción de que hay algo que compartir y algo que aprender todos los días haciendo lo que amás.

Con el proyecto Alucinaria entrando en un impasse en marzo -el último recital del grupo fue en febrero en el Anfiteatro municipal junto a Matilda y los cordobeses de Rayos Láser– Comas sigue su camino personal tocando de manera constante en la ciudad de Rosario, en la provincia de Buenos Aires y en Capital Federal, estrechando su vínculo con artistas de todo el país, interpretando sus canciones para un público que ya conoce su obra o conociendo audiencias que son receptivas a su propuesta. Frente al público, munido de su guitarra y un teclado, Comas va redescubriendo las canciones de Alucinaria y presentando nuevas composiciones al mismo tiempo que se va revelando a sí mismo hasta dónde puede llegar arriesgándose siempre a más. “Me gustó ver lo que pasó al desnudar las canciones de tantos arreglos”, explica, sobre el cambio de tocar en solitario. “Al principio me las imaginaba como una catarata de sonidos divinos que juntos daban una sensación de ahogo. Ahora los temas volvieron a ese instante germinal que, paradójicamente, es el momento menos deseado para ellas pero al mismo tiempo donde más se las deseó, y en ese trance reaparecieron cosas que habían quedado atrás, cosas que no se imprimieron del todo en el disco, como el tono lúdico y aniñado en la forma de tocar y que me dio mucha alegría poder compartir”, agrega.

Comas es un febril cancionero de pulso intenso que parece imposibilitado de detener su marcha, siempre desarrollando canciones e incorporando herramientas que sumen en su búsqueda y expansión creativa. Cada encuentro casual con el compositor por las calles de la ciudad de Rosario es un parte de novedades de nuevos horizontes, de ideas que lo estimulan y contagian entusiasmo. Por los pasillos de la facultad de Humanidades, por las calles arboladas de Pichincha, junto al Paraná, bajo la noche enmurcielagada de boulevard Oroño, Comas siempre tiene alguna criatura nueva que lo entusiasma y que funciona como meta, como una nueva posta a la que va a revelar el Comas del mañana. En agosto, mientras la primavera encamina para estrenar sus colores de brote, el cantante prepara nuevo material en un fuego creativo lento que tras la composición iniciática encuentra un desarrollo de laboratorio en el estudio donde la búsqueda se expande y revela nuevas posibilidades. “Yo disfruto mucho tanto del estudio como del vivo. El estudio es el lugar donde más siento un proceso de creatividad real. Hay un goce. El vivo es disfrute puro pero sin tanta racionalidad o consciencia sobre el hecho. No importan otras cosas, es lo que se siente ahí”, explica.

– Sobre las canciones que se vienen alguna vez supiste comentarme: “Siento que las ideas y las ganas me queman. Tengo que hacerlas ya porque es ahora el momento». ¿Por qué esa urgencia? ¿Es algo que demanda la creatividad o es algo que exige el momento-lugar-tiempo justo?
– Lo demanda la escucha. Cuando se analiza la expresión de canciones, componer, grabar, tocar, etcétera, el “escuchar” suele ser dado por obvio. Hablo de escucha en el sentido de escuchar y no sólo de oír. Lo que (Roland) Barthes dice “levantar la cabeza del libro” como sinónimo de estar empezando verdaderamente a leer, porque de golpe te sorprendés y te saliste del hilo, del plan. Eso es algo real muy groso, y es lo que te lleva a que un acorde deje de ser matemática y sea una historia. Ahí hay algo vivencial que no podes pasar por alto ya que motoriza todo lo otro. A veces la escucha la estás viviendo, viene a fuego lento, revoltoso (risas). A Días de Fuerza había que vivirlo antes de sacarlo, ese era el precio por contarlo. A este momento lo vivo más como un incendio y quiero propagarlo
– ¿El material que estás preparando ahora es tu primer esfuerzo solista o también será parte del proyecto Alucinaria?
– Va a ser el primer trabajo que edite con mi nombre. Se trata de un material extenso de cosas que venía guardando y que tengo el privilegio de poder plasmar con músicos increíbles como Pablo Brun y Dani Pérez (ambos de Sucesores de la Bestia), a quienes también considero mis maestros y mis amigos. Estoy enamorado de lo que estamos haciendo, hay mucha buena vibra alrededor de todo lo que está surgiendo.
– Hubo un momento en que estabas dedicado a la actuación casi por completo y la música era algo presente pero no omnipresente como ahora. ¿Por qué decidiste darte por completo a las canciones?
– Supongo que encontré en hacer temas una síntesis de todo lo que me gustó siempre, así que ¿quién dijo que no estoy actuando?

Artículo publicado en la revista Rock Salta 23, de septiembre de 2017.