Un sueño recurrente se transformó en uno de los discos más personales, sorprendentes e intrincados del rock tucumano. Cerebral y onírico al mismo tiempo, Zener debuta con un trabajo deslumbrante.
Por Eduardo Marcé
Mauro Luque ubica el comienzo de la historia de Zener en 2010. Para ese entonces, tocaba la guitarra en Once Mares (busquen en Bandcamp su disco Cuadras, altamente recomendado), donde Ezequiel Mansilla era el bajista y cantante. Para este nuevo proyecto se invierten los roles: Mauro canta y toca el bajo, y Ezequiel pasa a la guitarra. A fines de ese año, en un tributo a Tenacious D (!) conocen a Emiliano Silva, que con sus 11 o 12 ya se sentaba detrás de la batería. Lo invitan a integrar la banda, y en 2011 graban el EP Klesa, de la mano del productor Ramiro Rodríguez.
Meses después de la edición de Klesa, a Mauro comienza a desvelarlo una pesadilla, que hoy, para beneficio de todos, se llama La Desintegración del Tiempo, el disco que Zener publicó en mayo de este año. El propio Mauro es quien cuenta el proceso de creación de la bestia: “Este sueño se me repetía tanto que pensé que tenía que ser por algo, y decidí escribirlo. Lo intenté llevar por el camino narrativo que a mí me gusta, sin pensar todavía en que iba a ser un disco. Después se me ocurrió ponerle música, como algo aparte de la banda, pero justo congeniaba perfecto con lo que estaba haciendo con los chicos, y decidí que sea un disco de Zener”.
A mediados de 2012, nuevamente con Rodríguez como productor, comienzan a delinear lo que sería el disco. “Fue trabajado con mucho tiempo, muy pensado, premeditado. Me junté a hablar con Ramiro mucho antes de entrar a grabar porque quería que me interprete también. Su trabajo, además de técnico, es artístico, aporta desde lo técnico para que la parte artística resalte. Es muy difícil encontrar alguien que tenga esa faceta y sea técnico a la vez. El proceso de realización de la música del disco fue muy ameno, se fueron dando las cosas según la habíamos planeado. La consigna era hacerlo lo más real que se pueda, meterse en el personaje para que la gente cada vez que escuche el disco pueda imaginarse que está pasando eso. Nosotros ya lo teníamos en carne propia. Después de que lo asimilamos conceptualmente vino la parte de la producción musical. Es complicado, es la primera vez que hago algo así. El trabajo en equipo que hicimos fue muy bueno, y el resultado también. Se nota que no fue de un día para el otro. Por eso grabamos tan rápido, ya estaba todo hecho”.
El doctor Karl Zener fue un parapsicólogo que estudiaba casos de percepción, utilizando métodos científicos. No carece de sentido que Mauro diga, entonces: “Teníamos cierta simbiosis entre los tres, una comunicación mental importante y eso ayudó a que el disco salga como salió”.
Más allá de las letras (ver aparte) este conjunto de nueve canciones divididas en tres trilogías tiene un concepto en cuanto al sonido, donde se privilegia el clima por sobre el exceso de instrumentación. “Cuando uno va al estudio, y tiene tantas cosas al alcance de la mano, quiere meter de todo. Yo fui con un pensamiento fijo, ya sabía lo que quería, y se lo hizo así. Sonoramente tiene eso de bases muy profundas, concisas y con fuerza. El sonido está muy vinculado con la historia. El disco, cuando lo escuchás, es como si fuera un solo track, está dividido, pero está todo continuado porque es una historia. Eso era algo que tenía pensado, que te vaya llevando, que tenga los matices adecuados”, explica Mauro.
Si bien el disco en formato digital viene con un archivo con el cuento, y en físico en un simpático formato minilibro, no está del todo explicado, y queda sujeto a la interpretación del oyente/lector: “A pesar de que tengo bien claro de lo que habla el disco, para mí es complicado explicarlo y no sé si la gente lo capta como yo me imagino que lo puede llegar a captar. Me pregunto si es que se llega a interpretar realmente el mensaje, o cómo se lo interpreta. Es un disco muy caótico y barroco, tiene muchas cosas. Es mucha información, el oyente queda al principio como que no sabe qué pasa, que quiere entender. Son tantas cosas que se me dificulta explicarlo y capaz que otra gente lo toma como otra cosa, queda a la libre interpretación. Hay muchas personas que lo interpretaron bien, y para eso tienen que haberle prestado atención, me moviliza que eso haya pasado. Tiene muchas cosas, no solo en música, la voz, la banda, el cuento, el disco, los videos”.
Justamente, otra de las fases de presentación de este disco se da a través de lo visual. En junio del año pasado presentaron el primero de los tres videos que piensan hacer, el de la canción “Ataraxia”. “Unidos van a quedar como un cortometraje de quince minutos –dice Mauro-. Queríamos hacer videos de todo, y que sea una película como The Wall, pero decidimos hacerlo más corto por un tema de producción, y también porque iba a ser muy pesado, bastante tenso. Decidimos hacer un tema de cada trilogía. El primero es el de ‘Ataraxia’, que cuenta lo de la primera trilogía, después vienen ‘Tierra roja’, y ‘Dios ha muerto’, y cuando uno vea esos tres videos va a ver la secuencia de todo el cuento. Son videos en la onda de David Lynch, más crudos, van muy bien con lo que es el disco y la banda”.
Parte de la apuesta visual de la banda, no sólo en los shows sino en los videos y fotos, es el maquillaje. “Para nosotros representa sacar la verdadera persona de adentro, como disfrazarse de tu inconsciente; lo que buscamos es disfrazarnos de nosotros, de cómo somos realmente. Lo que ves en el escenario somos nosotros, y lo que vos ves en la vida, es un disfraz, al revés. Como Superman, al revés de todos, cuando esta normal es Superman, y cuando se disfraza es Clark Kent. Una cosa así, por ahí viene. Sacar esa parte inconsciente de uno y mostrarla, me ves de una forma, pero cada persona tiene algo adentro que no muestra tanto”.
Conexión mediante, el disco está disponible en la página de la banda (zenertuc.com.ar) a un par de clics de distancia, y si lo quieren en su edición física, se consigue en las disquerías Mercurio de Buenos Aires y Córdoba. Si no tuvieron la chance de verlos en vivo, en Salta van a tocar su “rock abstracto”, como ellos lo llaman, compartiendo escenario con Nagoba en enero.
Tema por tema
“Alpha”: “Es como una introducción que te va metiendo en lo que va a pasar, y a la vez engloba todo lo que significa el cuento. Hay frases muy puntuales que hacen referencia a todo lo que viene después, como cuando dice ‘todos somos diferentes’, que es uno de los mensajes que tiene el disco. Musicalmente es muy jazzero, tiene acordes de séptima como un concepto teatral. Al principio es una persona que va caminando, nada más. Tiene un ambiente como de personas que hablan; hay personas alrededor, él no las mira, va agachando la cabeza. La letra está más orientada no sólo a lo que pasa en el capítulo, sino a todo el concepto en general, resume eso”.
“Ataraxia”: “Es un lugar donde nada te perturba. En este capítulo esta persona entra en el sueño y entra en el ojo. Entrar en un ojo (para mí) es como estar en la cúspide del conocimiento; estás en un lugar donde no te perturba nada y estás seguro de vos mismo. El estribillo dice ‘olvidaste quien eres’, es una autocrítica mía. Hay veces que uno por no dedicarse a hacer a full algo que siente, se transforma en otra persona; llega a un punto en que te decís a vos mismo ‘olvidaste quien eres’, estás haciendo algo que no sos, de ahí viene esa frase. En el cuento lo que pasa es que la niñez se lo dice. Es un simbolismo, ya que para mí la niñez es algo puro; es decir que tenés que hacer lo que te gusta, estar seguro de lo que sos. No podés ser una persona que no sos, no podés ser feliz haciendo cosas que no te hacen feliz, tenés que tener la convicción de que lo que te gusta es lo que hacés”.
“Mis miedos”: “Es muy literal, es liberarse de los miedos, lo hice inspirado en que quería liberarme de ciertas cosas que me perturbaban. La poesía (de Alejandra Pizarnik) es muy dura, muy fuerte, y por eso en el medio del recitado sale esa voz desaforada que grita ‘ya no están nunca más mis miedos’, porque de eso es lo que va esta canción: una liberación caótica, ya uno está sofocado. Pizarnik es una de mis poetas favoritas, y su poema estaba muy involucrado en el sueño también, leía mucho ese libro (La Piedra de la Locura) y en el cuento dice que el ojo gigante empieza a recitar este poema. En los sueños nos salen las cosas que uno está acostumbrado a hacer todos los días. Cuando era chico mi mamá recitaba poemas, y lo hacía con una pasión tan grande que me transmitía mucho. Había pensado en la canción recitada pero no sabía por quién, y pensé en ella cuando recordé lo penetrante de su voz y cómo lograba conmoverte cuando recitaba, y se lo propuse”.
“Tierra roja”: “Ya hay una cuestión más fuerte, empieza con el tema de la perturbación. Cada trilogía tiene algo que predomina, y en esta es la parte roja, la parte pasional. En esta canción y la que sigue se ve mucho la parte pesada de la banda. La persona se encuentra en un lugar horrible, quiere salir de ahí pero está como atrapado. La gente deja de ser gente y se convierte en moscas, está todo rojo, un olor asqueroso, es un lugar horrible para estar, eso refleja la canción, algo que no es muy agradable. La trilogía anterior es más metafórica, y ésta del medio es más fuerte, y es también la parte fuerte del cuento. Estar en ese lugar horrible, en una pesadilla”.
“El reflejo”: “Una de las canciones que más duración tiene. Es muy ciclotímica, dudaba mucho cuando la estábamos haciendo porque tiene muchas partes muy distantes: explotaba, después se volvía tranquila, y si bien eso está en todas las canciones, en esta se nota un poco más. Se ven más todos esos matices, y había muchas ideas para resolverlo, nuestras y de Ramiro. Pero salió y quedó buenísima. La canción es muy caótica, habla de cuando mira al espejo y se ve, es desesperante.”
“Alquimia”: “Esa la canta Romina DC. Trabajamos mucho en lograr lo que yo quería, sobre todo en esta canción. Empezó siendo instrumental, pero después me di cuenta de que quería que tenga letra porque decía mucho en esa parte del cuento, pero quería que corte un poco con lo que venía. ‘Mis miedos’ es el corte de la primera etapa, así que buscaba una canción que corte la segunda y no podía ser instrumental. Habla de la sencillez de las cosas, de estar en paz con uno mismo”.
“Las palabras”: “En esta trilogía que se abre las canciones hablan de sentencias, de sentenciarse a uno mismo y de que los demás te sentencien a vos. Habla mucho de quien tiene las respuestas de lo que está bien y de lo que está mal, que te limita a hacer o no las cosas, si es uno mismo. Se nota mucho el hincapié en eso, en las sentencias. Es sobre lo que siente uno cuando le dicen que lo que está haciendo está mal, a pesar de que uno lo quiera con el alma. No sólo que te lo digan, sino creértelo, que lo que a vos te gusta está mal, lo que vos haces está mal, que vos estás mal, de eso habla esta canción. Es un título muy fuerte. ¿Que son las palabras? Te llegan a penetrar a tus sentidos, llegan a hacerte pensar que sos un problema”.
“Dios ha muerto”: “Esta frase es de Nietzsche. La canción sigue la línea anterior y habla de cómo se perfecciona en eso de las palabras. Uno es sentenciado, y recapacita, y capaz que esa sentencia uno realmente no la siente, no es de uno sino que es del medio, de alrededor de uno, pero ¿uno se sentencia a uno mismo? Hay una frase en el libro que dice ‘todos tenemos nuestras hogueras mentales, aquel día desapareció la mía’, la hoguera mental. Es como que te quemás a vos mismo, tus ideas, todo se incinera, pero recién ahí es cuando le tomás aprecio, te das cuenta que sin esas ideas sos cenizas”.
“Omega”: “Tiene su similitud con ‘Alpha’. Tiene partes de autoreflexión. Es el final del cuento, dice ‘he vuelto a nacer’”.
Podes descargar o escuchar online el disco directamente desde las cuentas de la banda en Soundcloud, YouTube y Bandcamp.
* Entrevista publicada en la edición número 21 de la Revista Rock Salta (enero – febrero de 2015), conseguí tu ejemplar desde www.tienda.rocksalta.com y recíbelo directamente en tu casa.