Coberturas

Al frente

Con gran expectativa, ilución y algunas críticas, A.N.I.M.A.L. se presentó en Salta. Un show impensado hace unos años confirmó que el poder latino está vigente, le pese a quien le pese.

Fotos: Carolina Vera

En una de las últimas noches frias del año, A.N.I.M.A.L. regresó a Salta. En el marco de una gira por el norte argentino, la legendaria banda revivió el espíritu que tanto llevó adelante durante gran parte de los gloriosos ’90. Epocas de giras interminables por todo Latinoamérica, el reconocimiento y respeto por parte de sus pares y la inauguración de una nueva etapa para la música pesada en español, con letras que denunciaban una inquietud poca veces tomada en cuenta. La identidad, el origen de las cosas, de nuestras raíces y la expropiación cultural. 

Andrés Giménez, quién además proclama la misma bandera junto a De La Tierra, se encuentra en proceso de seguir el mismo camino. Y qué mejor oportunidad de demostrarlo con lo que fue la última formación activa de la banda. Titi Lapolla dominando un llamativo bajo de seis cuerdas y un Marcelo Castro pegándole con todo a los parches. El A.N.I.M.A.L. que alguna vez dijo basta y terminó en disolución, hoy respira de nuevo y provoca mucha fuerza bruta en vivo aunque la esencia mítica que muchos intentan buscar, lamentablemente, no esté. 

Si hace veinte años la reacción surgía por la agresividad del vivo, hoy la cuestión (guste o no) pasa por la comparación con la formación clásica y la actual. Para mucha gente resultó sorpresivo el regreso, diciendo que la vuelta debería haber sido de otra manera, con la bandera del “Sin Corvata no hay A.N.I.M.A.L.”. La banda tuvo tres bajistas, el más conocido fue el actual líder de Carajo. Titi que grabó dos discos y Hernán Cotello fue el primero. Para muchos, quizás de ahora en más fundamentalistas de la historia más clásica del grupo, Marcelo Castro es el menos A.N.I.M.A.L. de todos los bateristas que pasaron. Grabó un solo disco y fue uno de los primeros en renunciar ante inminente final.
Para colmo, Alejandro Taranto (cofundador e histórico manager), fue uno de los primeros en oponerse a este regreso. “Tienen que volver en un estadio y no en un teatro para mil personas, cualquier banda de rock barrial llena el Vorterix. A.N.I.M.A.L. llegó a ser un McLaren de Fórmula 1 y hoy corre en una simple pista de karting. Nadie duda de la calidad musical, las canciones son una gloria. Es un regreso muy light, impulsivo. Habría que dejar el nombre ahí nomás y no devaluarlo”.

A pesar del contexto, Giménez decidió apoyar la idea de Castro de un regreso y, nuevamente junto a Titi, pusieron la maquina a respirar. Y la madrugada del 6 de septiembre, Fábrica de Música fue un escenario más dentro del operativo del retorno.

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La previa estuvo a cargo de los locales Kratos, con el renovado formato de cuarteto que presentaron durante todo este 2015. El aporte de otra viola rompió el formato clásico de trío con el que venían tocando hace ya seis años. El repaso de temas del primer disco con la nueva voz no llega a dibujar las buenas melodías que se logró con el primer cantante aunque el pasaje por el último disco, con nuevos arreglos incluidos y un cover de AC/DC, demostró que si lo desean, el grupo puede sonar más fuerte.

Tras la finalización del show de Kratos, la gente del staff de A.N.I.M.A.L. hizo sonar una sorpresiva y bien pensada selección de temas de Durán Durán y música dance de principios de milenio, contrastando con lo que venía sonando, tratando de generar un clima. 

El show central comenzó pasada la medianoche de domingo y revivió el espíritu que la mayoría fue a buscar, reencontrarse con el agite y pogo que reinó en “El Nuevo Camino Del Hombre”, “Poder Latino”, “Fin De Un Mundo Enfermo” y hasta canciones del A.N.I.M.A.L. 6. 

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El ataque de nostalgia furiosa fue inevitable en varios momentos del concierto. Los primeros acordes de temas como “Familia (es la oportunidad)”, “Sol”, “Combativo”, “Barrio Patrón” y hasta en puñetazos escondidos como “Raza Castigada” en guiños pensados para los fanáticos de la última época del grupo. También fue importante el repaso por algunos de los himnos propios de un A.N.I.M.A.L. de toda época. Sin importar quién esté acompañando a Giménez, “Loco Pro”, “Sólo Por Ser Indios” y el cierre con “Cop Killer” de los Body Count siempre van a sonar con la misma esencia, potente y vital. 

Este, señores, es el A.N.I.M.A.L. que respira y camina en un 2015 que, prometió Andrés entre tema y tema, nos dejará con un nuevo disco. Allí la evolución será la protagonista, si es que existe.