Reflexiones en la Chevy

Charlatanería del séptimo hijo varón

Saturación, falta de dinero, sobreoferta de recitales, cientos que se anotan para zafar una entrada. ¡Y sí! El público es pasional, no elige: quiere estar en todas. Cuando tocó por última vez Pappo en nuestra provincia había alrededor de 800 personas, sin embargo, con todos los que dicen que fueron tenés para llenar un estadio de fútbol.

Somos una parte importante en el gran circo, ¿pero qué tanto damos como músicos y público por el rock? Muchos creen ser poseedores de la verdad absoluta y que escuchan lo mejor. El acceso a la música en el instante que uno quiere también separó a aquellos que reconocen un buen artista más allá del palo. Esto es saludable demostrando que existe otra verdad, pero hasta cierto punto.

Desde hace un tiempo es común ver la sinergia aplicada en la música. Grandes bandas o músicos del mundo aplican este recurso buscando quizás la fuerza o la rebeldía que se fue perdiendo con el tiempo. Citamos a Metallica con Lady Gaga, ¡con qué necesidad! ¿Hace falta pensar siempre en la plata como único objetivo? Luis Fonsi con Daddy Yankee, jaja, muchas preguntas y hay para todos los gustos, de un lado y de otro.

Inevitablemente también nos enfrentamos con nosotros mismos, miramos el espejo y decimos “me gusta lo que veo” o “no me gusta”. ¿Somos coherentes, vivimos como pensamos? ¿Somos dignos de compartir un asado con Odín en el Valhalla? ¿Nos comportamos como verdaderas huestes mostrando aguante y honor o la careteamos todo el tiempo? ¿Tendremos que reaprender lo que es disfrutar de un buen momento, dejar esos lugares umbríos e individualistas? No esquivemos el temor al comentario negativo. ¿A quién queremos vender esa imagen? Te gustan algunos temas de Lisandro Aristimuño, jajaja, a tu alma le hace bien y está perfecto. Así de simple.

¿Por qué esperar tanto a quedar bien con uno mismo? Sería todo más claro para todos. ¿Qué música escuchás? De todo. ¿De todo qué? Es como pedir en una heladería sabor frutos del bosque. Son varios los frutos, no la compliquen.

Se vive poco tiempo como para que encima seamos indecisos, vamos a hacernos cargo. Queremos seguir creyendo que la moda, el éxito o el fracaso no son “motivos para bajar los brazos”. Muchos músicos repetirán fórmulas que para algunos fueron exitosas. Otros se enfocarán en el virtuosismo o en la versatilidad a la hora de tocar, sin que les importe el mensaje o la letra de sus canciones. Otros buscarán fama y estar en todos los recitales que organice el gobier no. O sólo conocer minitas.

Y como ya hemos dicho, una vez más “lo inmediato posterga lo importante”, entonces, más allá de estilos y formas, tendremos que dejar de juzgar lo que está bien o está mal. Es lo que elegimos, lo que nos gusta, lo que nos alegra en ese momento. Es lo que somos. Somos lo que hacemos.

Publicado en la revista Rock Salta Nº24, en el mes de octubre de 2017.