Los Fabulosos Cadillacs debutaron en el festival durante la jornada reggae. Skay desplegó toda su jerarquía en horario central. La avanzada mexicana dijo presente y El Siempreterno conmovió con canciones pesimistas.
Fotos gentileza de Cosquín Rock y FM La Plaza 94.9
En la segunda fecha, Cosquín Rock 2017 tuvo como plato fuerte la esperadísima presentación de Los Fabulosos Cadillacs. Con gran disco nuevo bajo el brazo y revitalizados mediante la energía de Florián y Astor (los hijos de Vicentico y Flavio), más el regreso de Sergio Rotman, la banda llegó al festival en un inmejorable momento. Pisaron al escenario a las 00.43 abriendo con “El león” y “Mi novia se cayó en un pozo ciego”. El público respondió al instante a cada hit que propuso el grupo. Lo experimental vino de la mano de “Ciego de amor” y “El Profesor Galíndez”, casi un ópera rock a lo Who. Lo más festejado: “Mal bicho”, “Matador” y “El satánico Dr. Cadillac”.
Por la diferencia de edad entre los presentes, para muchos fue el primer show de LFC. Es difícil que la banda llegue a hacer una gira nacional como en sus viejas épocas, por el momento sólo está tocando en mega eventos. Pero miles de fanáticos de todo el país pudieron verlos gracias al festival y entender por qué son tan grandes. La despedida llegó con “Yo no me sentaría en tu mesa”.
Pero todo empezó temprano cuando Claudio Kleiman y La Perra Que Los Parió abrieron la jornada a las tres de la tarde. La banda de Toti Iglesias, Jóvenes Pordioseros, luchó contra el horario y el sol pesado, igual que Panteón Rococó, los mexicanos más destacados de una avanzada que completaban Cuca y Machingon. Los Panteón contaron con Germán Daffunchio para su cover de “Banderitas y globos” (Sumo), cerrando así un círculo que se inició el sábado pasado durante el show de Las Pelotas en tierras aztecas en el Cosquín Rock México en Guadalajara.
El escenario Quilmes Garage se vistió de pop y sonidos experimentales. Se destacó el show de los excelentes Jvlian, que adelantaron temas nuevos y brillaron con “El viaje del escorpio” y “Tu divino error”, de su álbum debut y homónimo del 2014. Shoot the Radio acaparó los flashes gracias al magnetismo de Zeta Bosio. Por su parte, Indios mostró poder de convocatoria llenando el lugar y los Barco cerraron la noche compitiendo con monstruos en los escenarios principales.
A diferencia del sábado, en esta segunda fecha el sol pegó fuerte, lo que generó que vuelen las gorras y los pilusos de los puestos de merchandising oficial ubicados afuera y a lo largo del predio.
Los shows en las calurosas carpas por parte de Pericos y Juanse & The Band contaron con la convocante y celebrada participación de Ciro Martinez como invitado de ambos. El escenario Carlos Tortola estuvo dedicado al Heavy Metal más batallador y rabioso. Allí sobresalieron Lethal, Rowek y Arraigo.
Actividades como partidos de vóley en una cancha inflable, espacio para sacarse fotos, destrezas con bicis y otros tantos juegos fueron solicitados durante todo el día en el tramo de escenario a escenario. Era muy raro ver estos espacios sin filas, algo que hace algunos años era impensado. Los festivales los usan para vender espacios a sponsors y marcas en general.
Lo de Skay y los Fakires merece un párrafo aparte. Resulta incomprensible, a esta altura, cómo no hay en todas las ciudades de Argentina calles con el nombre de este icono vivo de las seis cuerdas que no para de sacar discos inspirados y canciones que agigantan su destreza y virtuosismo. La gente explotó con “Oda a la sin nombre” y acompañó más en temazos como “Aves migratorias”, “Lejos de casa” o “El fantasma del 5to piso”. Sólo dos perlas ricoteras («El pibe de los astilleros» y «Jijiji») suena a poco pero es lo que el dueño del timón nos tiene acostumbrados. El final del show en horario central llegó con “El sueño del jinete”.
El temático fue otra vez (¿la última?) para el reggae. En la tarde se destacó Blackdali; por la noche, Dancing Mood y Nonpalidece. Néstor Ramljak festejó el tributo al Negro García López e invitó a la gente a no perder ese espacio ganado por el género jamaiquino. El show de Nonpa terminó pasadas las tres y cuarto y se transformó en la última banda que sonó en el predio. Por su parte, Todos Tus Muertos fue baile y salto constante aunque no contó con la participación de Pablito Molina.
“Toda la vida tocando reggae para subir al escenario reggae a tocar otra cosa”, dijo Sergio Rotman antes del debut de El Siempreterno en festivales, algo que juró que no iba a pasar nunca pero que todos los presentes agradecieron que no cumpliera. La banda de culto comandada por Sergio y Mimi Maura tocó ya entrada la noche en un escenario enorme. Fue un verdadero triunfo para la música independiente, que es por donde pasa casi el 100% de la efervescencia y enorme producción discográfica que tiene la Argentina en estos últimos años. Material que los grandes medios niegan por más que una ley diga lo que diga: nadie pasa música independiente. La música independiente será hoy y siempre el pulso de la industria que muchos dan por muerta simplemente porque no saben escuchar los sonidos de liberación.
Claro que este recital del El Siempreterno en Cosquín responde al show del monstruo que son los Cadillacs, lo mismo que las participaciones de Visión y Callate Mark en el mismo domingo. Pero es, justamente, el ejemplo perfecto de que los propios músicos no se quedan con una sola cosa. ¿Por qué debería hacerlo el público?
Los temas de postpunk, breves y pesimistas (“Más de lo mismo” “Bajo este sol”, “Para siempre no es suficiente”) sacaron lágrimas a más de uno que agitó con sus puños en alto entendiendo que la vida es una mierda, que nos vamos a morir y que incluso el amor nos va a separar. El Siempreterno, una de las mejores bandas del país, que casi nadie conoce, les dio ganas de seguir viviendo al puñado que gritaba sus canciones.
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