Coberturas

Shakin’ Mood

Dancing Mood se presentó por primera vez en Salta, en una Mega Estación a medias. Una fiesta inolvidable con uno de los mejores grupos de la última década.

Año 2008: Sergio Colombo y El Natty Combo tocaban en Salta. Era el big bang del Saltá Reggae, un ciclo que supo traer a casi toda la primera línea del reggae argentino (sólo faltó Riddim).

Año 2012: Dancing Mood se presenta en Salta. Para los seguidores del ciclo, se trataba de una de las bandas más esperadas. Y más allá de que la clasificación en estilos no la pone estrictamente en el campo del reggae, había muchas, pero muchas ganas de verla.

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A los bifes: el show de Dancing Mood, que estuvo precedido por los de LVV (ex La Vaca Vuela, ahora La Vizcacha Vizca) y los tucumanos Skaces; arrancó a las 20.45. Primer punto a favor: un retraso de tan sólo 45 minutos hoy cotiza en bolsa y nos da la pauta que si los productores y el público se ponen pícaros, podremos disponer mejor de nuestras vidas.

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Una peculiaridad de la banda es su identidad instrumental, basada en un repertorio compuesto en su mayoría por standards de jazz que fueron adaptados al concepto ska big band. Así, salvo dos o tres canciones muy conocidas (el DVD en vivo Deluxe tiene mucho que ver con ello), el show estuvo centrado en la presentación de Non Stop (su reciente disco triple) y en un par de canciones “menos famosas”.

No fueron muchas (menos de 15) pero así y todo el show rondó en un poco más de una hora y media; y lo que es más importante aún: una hora y media de fiesta, en una verdadera cátedra de introducción al Jazz, representando una entrada por una puerta más que agradable. A modo de ejemplo: sonó “Perdido”, composición de Juan Tizol, trombonista boricua (de Puerto Rico), grabado originalmente en ¡1941! por el gran Duke Ellington. De otra manera, el 90% del público no se hubiera acercado a ese repertorio.

Una de las cosas más impactantes fue ver una banda tan numerosa en escena, y en ese sentido es loable el esfuerzo de quienes hicieron posible el show. Dancing sonó bien y, para el tipo de grupo que es, no hay críticas al sonido.

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Otra vez al repertorio: la banda arrancó regulando: algo de su disco nuevo, luego fue mechando algún tema conocido (esos que conocemos por “pa pa pa” antes que por sus nombres) y antes de poner toda la carne en el asador, invitó a Johnny, de Suburband Reggae, un grupo de Lanús. El muchacho en cuestión, con su voz en modo Dread Mar I, aportó tres temas cantados, quizás brindando un recreo a parte de los músicos. Sí, sonaron los temas cantados del DVD.

Luego vendría el tramo final donde apareció “Police Woman” (¿cabe duda que a esta altura y tras el cameo con Skay es el tema más conocido del grupo?) y otra joya como “Skafrica”. Cabe destacar que en todo momento el público estuvo moviendo el culito.

Algo más que quizá merece destacarse en la interpretación de los temas (que tenían la estructura de presentar la melodía, luego venían los solos de al menos dos o tres músicos, y finalmente, el cierre), es la constante referencia a las joyas del rock argentino y mundial que supimos conseguir. Así, el tecladista mechó “Rezo por vos” (cuando Charly aún no se había desmayado), el violero algo de Dire Straits, la banda filtrando “Billie Jean” y Hugo Lobo, en medio de “Police Woman”, hizo un paseo que partió desde “El Humahuaqueño” y llegó hasta el motivo ricotero más conocido del mundo.

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El sábado vivimos un momento impecable. Sí, terminó muy temprano, quedamos todos sin saber cómo seguirla, pero también es un desafío a cambiar ciertos hábitos. No está nada mal ver un recital así un sábado.

Sin embargo, antes de cerrar esto cabe una última referencia: el público, otra vez, quedó en deuda. Si no hay un cambio de actitud (por ejemplo, en aquellos que gastan $2 mil o $3mil en viajar a revivals que no aportan nada nuevo, y no acompañan estas iniciativas), la plaza empezará a secarse.

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