Die Toten Hosen en Salta. Foto: Martín Azcárate
Coberturas

Pogo intercultural

Die Toten Hosen pasó por Salta y brindó un recital inolvidable para casi 400 personas. Argentinos y alemanes dieron forma a una fecha que quedará en la historia del rock en Salta. 

Por Pablo E. Cosso – kossopa@hotmail.com 
Fotos: Martín Azcárate – 
mazcarate@rocksalta.com

Faltan unos minutos para que comience el recital. Por los parlantes se escucha “Blitzkrieg Bop”, de Ramones. El estribillo es amplificado por un ansioso coro de personas reunidas en La Estación Mega para ver el recital de los Die Toten Hosen. En la pista central y las galerías laterales del boliche, frente al elevado escenario, se acomodan los casi 400 que asisten al evento. Estos punk rockers alemanes tocan en Salta por primera vez. Están de gira festejando “20 años de gigs” en Argentina. Desde aquel primer recital en el boliche porteño Halley, con Pilsen; pasando por la despedida de los Ramones en 1996, junto a Iggy Pop, en el estadio de River (acompañando en su último recital a los entrañables pioneros del punk rock mundial); siguieron muchas visitas y conciertos en varios puntos del país.

El público asistente se tiñe de diversidad social e interculturalidad. Se observa, se escucha, se siente la presencia de mucha gente alemana, en la calle, en la fila de la entrada, en escalones de puertas de casas y boliches de la calle Balcarce. Están bebiendo cervezas en las mesas de los restaurantes o sentados en esos mismos escalones. También hay varios grupos de seguidores porteños y bonaerenses, algún pibe de Tartagal, gente de la ciudad de Salta y de Jujuy. Este gig actuó como polo de recepción de varios grupos de seguidores de la banda, de esos que en las hinchadas de fútbol dicen ser los que les «hacen el aguante” al club: en este caso, a su banda favorita de punk rock. Seguidores argentinos y alemanes.

die toten hosen en salta

Se apagan las luces en el interior del boliche. Comienza a escucharse una ambientación sonora que contiene cantos colectivos en idioma germano, suena como un himno. Entran los músicos: “¡Felices de estar en Salta por la primera vez!”, grita Campino, frontman de la banda originaria de Düsseldorf, con 30 años de trayectoria en los escenarios del mundo.

Arrancan con «Strom»; se escuchan los estribillos corales emotivos, típicos de la banda. Coros a cuatro voces emparentados con una identidad de pueblo o de hinchada de fútbol; bajo esa tónica distintiva se puede describir a los Hosen, de manera espontánea. Estribillos corales interpretados por Andi (bajo), Kudel y Breiti (guitarras), acompañando constantemente a Campino. Desde el fondo, Vom, el baterista, suma también alguna voz de manera esporádica. Desde el comienzo, músicos y público están conectados a pesar de la barrera idiomática. Las canciones de los Hosen son muy emotivas, sus coros hermanan. En la pista, se vislumbran los primeros atisbos de un pogo.

die toten hosen en salta

Quinto tema, «Call of the wild»; el público alemán canta. Es un tema muy pogueado, varias decenas de personas lo construyen. El siguiente tema es «Altes Fieber». Mientras el pogo se sostiene al compás de la música, Campino gestualiza con sus brazos unas cruces en el aire, se toma un trago de una lata de cerveza y la tira al público. Va a tirar muchas latas más a lo largo de todo el recital; algunos seguidores podrán beberlas, otros se refrescarán los cuerpos cuando caigan abiertas como lluvia.

Hay una sensación generalizada de alegría, es una fiesta de punk rock enriquecida con los cantos, saltos y pogo del público local y europeo. Hay banderas enastadas, colgadas o desplegadas entre los brazos de sus dueños, trapos en honor a DTH. Sigue el pogo intercultural.

Finaliza el tema y Campino pregunta (en inglés) por el origen de las personas: «¿Ustedes son de Salta?», responden tímidamente los locales. Luego pregunta: «¿Ustedes vienen desde Buenos Aires?», y contestan las personas de ese origen. «¿Y la otra gente viene desde Alemania?», y contestan más fuerte que el resto. Un tercio del número de los asistentes, sino más, son alemanes. Ya en uno de los puntos de venta de entradas habían informado que mucha gente del país europeo había comprado el ticket de ingreso.

die toten hosen en salta

Largan con el tema «Do anything you wanna do», cover de Eddie And The Hot RodsEl público germánico está lookeado con vestimenta punk rockera y hardcore; también puede verse algún que otro exponente trash metalero. Entre los argentinos se ven muchas remeras de DTH. No hay crestas ni mucho atuendo relacionado a la estética del rechazo punk.

Inicio del décimo tema, Campino regala más cervezas al público; se oyen los primeros acordes de un hit de la banda: «Bonnie & Clyde». El cantante se quita la remera, toma un megáfono y canta. Termina y pregunta: «¿Todo bien?». Tema muy cantado por el público. A continuación presentan y tocan la versión punk rock del hit tecnopop de los años 80 «Rock me Amadeus», de Falco. El público salta al compás de la canción.

Suena «Schade Scheisse», tema número trece. Campino acompaña el canto con gestos a lo Iggy Pop. Camina con su micrófono por todo el escenario. Es un frontman que corporiza en todo momento sus letras: sus brazos se elevan o simbolizan sentidos acordes a las mismas. La canción quince es la primera de las tres cantadas en castellano: «Una vida desesperada”. Mucho coro desde el público. La actitud de la banda, de cantar y comunicarse en el idioma del público local, se erige como una instancia de respeto por sus seguidores. Pasa el siguiente tema, «Das ist der moment», y luego comienzan los primeros acordes de “1,2 Ultraviolento”, cover de Los Violadores. Se desata un pogo generalizado con el público local al frente.

die toten hosen en salta

Suena encadenado otro hit de la banda: «Pushed Again». El estilo in crescendo de la composición mantiene a muchos agazapados, esperando. Al aumentar el nivel sonoro, al unísono, unas 50 personas desatan un pogo que pone la piel de gallina de sólo verlo. Para rematar este segmento a puro hit comienzan los arpegios de «Hier Kommt Alex», tema muy antiguo y emotivo de la banda. El público acompaña con un sobredimensionado pogo intercultural. El coro del estribillo inunda el boliche.

Tema número veinte, coro a capela entre Campino y el público alemán en el tema «Wünsch dir was». Se desata un nuevo pogo, la música de DTH energiza de una manera muy particular, su punk rock folclórico germano genera emoción. Muchos seguidores alemanes adultos están realmente emocionados.

Se viene el último tema antes de amagar con terminar el show: «Dias como estos», cantado en castellano. Lo presenta el cantante y a medida que se va quedando sin energía para traducir sus palabras, el público lo alienta: «Campino, Campino…». Se canta de manera generalizada: «¡Oh Toten Hosen, es un sentimiento, no puedo parar!». Campino agradece diciendo que es un «señor viejo que se pone muy feliz con esto». Se coloca una remera que le tiran, desde el público, con la inscripción «DTH, 20 años en Argentina». Pasa el tema, se retiran del escenario unos minutos. Ya han tocado 21 de los 29 temas totales. Habrá dos segmentos más, con bises.

A la vuelta, tocan «Hang on sloopy», cover de The McCoys. Campino hace mosh y el publico lo recibe, lo hacen flotar entre la marea humana y vuelve al escenario. Luego suena «Freunde», otro hit de la banda; el frontman regala más cerveza al público. Coros colectivos acompañan; la gente salta en la pista. Campino agradece al público en nombre de la banda “por esta noche en Salta”. Público y músicos están saltando al unísono.

die toten hosen en salta

Breiti (guitarrista y frontman secundario) comenta, en castellano: «En Salta ustedes tienen un vino muy bueno, tienen una cerveza muy buena, pero nosotros en el norte de Alemania, tenemos una bebida muy buena que se llama Eisgekühlte». Comienzan los arpegios y los mínimos versos de «Eisgekühlter Bommerlunder», una popular canción alemana que incita a beber. Los alemanes están saltando y cantando. Se acelera cada vez más el ritmo punkrockero de esta copla en honor a la bebida alcohólica. Se genera un pogo intercultural masivo. Campino realiza sobre el escenario un baile rural. Termina a los gritos con la música a las chapas y con una lata de cerveza en alto. Fin del ritual y del canto colectivo. Tiran las púas al público.

Vuelven a dejar el escenario. Mientras tanto, la gente canta: «Olé, olé, olé, olé, olé, olé, olá… cada día te quiero más… ¡oh! Toten Hosen… es un sentimiento, no puedo parar». Vuelven al escenario y presentan: «La próxima canción es para todos, para la buena gente de la ciudad de Salta». Es el tema «Schön Sein».

Suena, a continuación, «Schönen Gruss», otro hit de la banda. El público está tirando puñetazos al aire como lo hace Campino. Mucha gente saltando. Gestos colectivos: banda y público hermanados en esos gestos.

Ultimo tema, «Walk on», un punkrock lento, muy emocional. Comienza Campino a cantar entre aplausos. Un flaco que aparenta ser alemán mira, tiene necesidad de expresar algo. Dice: «¡Qué buen recital!» y encuentra respuestas positivas a su lado. Termina el gig. De fondo sigue colgado el telón negro de la banda con su logotipo circular, el que contiene el esqueleto del águila. Se trata de un símbolo de invocación. Cualquier invocación que sea colectiva, se sabe que tiene más eficacia.

¡Invoquemos otro recital de los Hosen en estas tierras norteñas!

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