Entrevistas

En los zapatos del cantor

Entrevista exclusiva con Eli Suárez, líder de Los Gardelitos. La leyenda de Korneta, la lucha por mantenerse en el camino elegido, el DVD que sale este mes, Cromañón y lo más importante: la música.

Por Santiago Castellanos y Federico Anzardi
Foto: Edgardo Andrés Kevorkian (KVK Fotos)

Es probable que Los Gardelitos sea uno de los grupos más injustamente prejuzgados del rock argentino. Encasillada dentro de la definición más peyorativa del rock barrial, la banda es marginada y dejada de lado por la intelligentsia rockera de nuestro país, que sólo ve en sus seguidores a una horda de energúmenos prende bengalas, creyendo que ese tipo de público puede consumir una sola cosa: mierda. Parafraseando uno de sus temas emblemáticos, nadie cree en las canciones de Los Gardelitos. La realidad es muy distinta y ellos lo confirman disco a disco y en cada escenario. Primero con Korneta Suárez, su fundador, líder, cantante y compositor; y tras su muerte, en 2004; lo hacen de la mano de su hijo Máximo, más conocido como Eli.

Eli Suárez, que debutó en la banda el 25 de mayo de 1996, en una de las míticas presentaciones en Ciudad Oculta, una villa de Capital Federal; sabe que maneja una herencia pesada y, como lo explica en la entrevista, quizás el temor a no estar a la altura de las viejas canciones lo llevan a seguir desempolvando material inédito compuesto por Korneta antes de morir. Sin embargo, la única vez que Eli se animó a escribir, se llevó una gran sorpresa. “Mezclas raras” (de Oxígeno, de 2008) se convirtió en uno de los clásicos del grupo y es una fija en cada show.

Tras la disolución en 2010 del trío que conformaban Eli junto a Martín y Horacio Ale, el grupo renació como cuarteto, debutando exactamente catorce años después del ingreso de su actual líder y recuperando el sonido de las épocas de su fundador. La nueva formación (que completan Federico Caravatti, Diego Rodríguez y Paulo Bellagamba) le dio una inyección de energía a las excelentes canciones de Korneta y continúa marcando un camino ascendente. En cada recital, muchos escépticos se convierten y reconocen a Los Gardelitos como lo que son: una gran banda de rock de guitarras, capaz de tirar por la borda cualquier teoría snob que dice que la música popular que tiene tierra encima y suburbio alrededor no puede ser respetada y aplaudida de pie.  

Luego del concierto a beneficio de comedores infantiles de nuestra ciudad, brindado el 8 de mayo en Beel Zebul, Eli Suárez habló de la gira por el NOA, de su padre, el respeto de sus pares, el reconocimiento y lo esencial de su carrera: la música.

– Ya que estamos post show, hablemos de la mini gira por el NOA.
– Estamos muy contentos, muy conformes con todo lo que se vivió el fin de semana, arrancando en Tucumán, pasando por Jujuy y terminando acá en Salta con un final espectacular, a todo trapo, con la gente a pleno. Estamos muy agradecidos con la gente de Perro Ciego y también con La Yugular, que nos acompañó en Jujuy. Estamos muy emocionados, un montón de cosas lindas nos pasaron en esta gira. En Tucumán, por ejemplo, entre los bises pudimos comunicarnos con Willy Crook, para invitarlo a tocar un par de temas el 25 de mayo en Flores, y se copó y eso fue como muy mágico. En Jujuy se dio que nos llevaron a conocer los galpones y ahí pude hablar por teléfono con el Perro Santillán y quedé flasheado.
– ¿De qué hablaron?
– Me saludó el chabón. Una grandeza y una humildad impresionantes. La verdad que quedé alucinado. Es impresionante, la onda que hay, cómo están llevando adelante toda una movida social grosa. Y acá, cerrando esta pequeña gira que hicimos. Es conmovedor poder llegar de esta manera a este lugar. Obviamente, gracias a la gente de Perro Ciego. Me parece que es algo que teníamos pendiente con la gente de Salta, llegar un poco más a fondo en nuestro vínculo en cada recital.
– Desde el 2007 que vienen muy seguido al NOA, ¿les provoca algo esta parte del país?
– A mí me encanta, a nivel cultura, nivel onda. Hay un sentimiento muy especial por este lado. Me gusta mucho estar por acá y es como que te la tenés que ganar a la gente, tenés que llegarle. Si no, no se van a mover porque sí. Se mueven si algo los conmueve. Me parece que tiene que ver con eso, entonces nosotros tenemos que venir acá y ganarnos el cariño de la gente y por eso venimos más seguido. Está bueno porque todavía no nos echaron (risas). En Tucumán tocamos tres veces en siete meses, y estuvo re bueno. Acá vinimos dos veces en medio año… está bueno.
– ¿De dónde viene el compromiso de Los Gardelitos actuales con la cuestión social, con tocar en los festivales a beneficio, en armar fechas solidarias?
– Es de todo un poco. (Diego) Arnedo hablaba de eso, como que uno hereda cosas y las elige a la vez. Creo que es algo que elegimos en este momento y a la vez lo heredamos de carambola, porque ese 25 de mayo en el que subí de invitado de Los Gardelitos en Ciudad Oculta también me marcó a fuego y a la banda. Esas cosas tienen que ver con la historia y de alguna manera es un guiño hacia nosotros mismos, que queremos mantener una esencia, un estilo. Pero más allá de nosotros, creo que es algo que siempre estuvo ligado al rock. Hay movidas que siempre tuvieron que ver con un perfil social, como La Renga. Incluso Los Redondos, aunque no hayan tocado a beneficio, siempre se hicieron cargo de que tenían un público que era del gueto. Por eso el chabón (N. de la R: Indio Solari) dice “bienvenidos al gueto” cuando hace River, porque sabía la gente que tenía. Y eso está buenísimo, porque creo que Los Redondos tocaron una fibra muy íntima de la sociedad. Formaron un público dirigiéndose a un sector social que estaba completamente excluido de lo que era un recital de rock. Que después, a partir de eso, quizás también derivó en la futbolización, o no. Hay todo un análisis para hacer. Pero me parece que ellos tomaron la posta que había arrancado Luca con “La rubia tarada” y esas letras que no era lo que estaba cantando Soda o Virus. Era otra cosa, y eso está buenísimo. Más allá de que a nosotros musicalmente también nos gustan Los Abuelos de los ochenta y otras bandas. Pero lo que rescatamos de Los Redondos y Sumo es eso, que socialmente, los chabones capaz que no tocaban a beneficio, pero se hicieron cargo de un compromiso social desde las letras y eso termina siendo más valedero que tocar a beneficio todo el tiempo.
– Algo que se vio en esta gira es que a la banda, y a vos en particular, se los nota muy contentos arriba del escenario. Se percibe esa mezcla de show muy ensayado que tenía el trío anterior y la polenta que le agrega la nueva formación.
– Es algo que habíamos empezado a preparar en la última época de Korneta, se reafirmó con el trío y ahora se está reafirmando con la nueva formación. Me parece que la salida del DVD va a hacer que se consolide más esta etapa de la banda y por suerte lo estamos disfrutando un montón. Hay mucho ida y vuelta con el público y esta movida que se está generando con las bandas también es muy sana para todos, no solamente para nosotros y para ellos cuando podamos devolverles el favor invitándolos a tocar a Buenos Aires; sino que también para el rock en general y para el under. Me parece que es muy necesario darse una mano mutuamente y que haya un ida y vuelta.

– ¿Sentís que ya están llegando a una plenitud como banda o todavía falta un poco de rodaje?
– Estamos contentos con lo que estamos viviendo pero no sé si alguna vez vamos a decir que ya está, que ya llegamos al punto que queremos porque, es como contaba el Indio, la anécdota del pintor que hasta el día de la exposición, cuando alguien no miraba el cuadro se daba vuelta, sacaba un pincel y daba una pincelada.
– Siempre hay algo para hacer.
– Siempre, pero desde un espíritu constructivo, no desde otro lado. Por eso no puedo opinar mucho de lo que hacemos, no soy objetivo estando desde adentro.
– Cuando arrancaste con la nueva formación, ¿esperabas esta recepción del público o tenías dudas?
– Y sí, dudas siempre hubieron pero también le dimos para adelante. Tal vez, para despejar esas dudas no te queda otra que ponerle el pecho a las balas y arrancar. Por suerte, los pibes se animaron a subirse al escenario ese 25 de mayo en el Teatro de Flores y la gente estaba ahí, así que también puede haber influido bastante el contexto en el que se dio ese recital: con entradas populares, pidiendo un alimento no perecedero, con un perfil social. Entonces, me parece que la gente captó que había una onda especial, que es lo que pasó hoy en Salta.
– Los pibes nuevos de la banda también ayudan mucho a que haya una energía distinta.
– La energía que hay en el escenario es como propicia para que haya una comunicación fluida entre nosotros, los músicos. Porque el público va generando ese clima y obviamente las canciones y la propuesta de la banda. Me parece que está bueno lo que se dio desde un principio, que fue química pura. Eso es algo que no lo podés conseguir con el tiempo ni con nada. No tiene precio que se den esas cosas. Es muy mágico, teniendo en cuenta que estábamos arriba del escenario y hacía dos o tres semanas que nos conocíamos.
– Recordando el show de 2009 en Salta, con el trío, pensábamos en un recital prolijo pero un poco frío. ¿Ya estaban en proceso de separación?
– No sé. Puede ser que sí. Andá a saber cómo fue el proceso interno de cada uno.
– ¿Se podía tocar en un ambiente que no era el mejor?
– En ese momento estaba todo bien. ¿Para qué mes fue eso?
– Agosto de 2009.
– No, yo creo que estaba todo bien. Bah, qué se yo, o a mí me parecía. En realidad el planteo de alejarse del grupo salió de Horacio, en octubre. Dos meses después. Quizás a él sí ya le estaban pasando cosas interiormente.
– ¿Vos no lo notabas?
– Yo capaz que lo notaba un poco pero era como cualquier relación que tiene sus vaivenes. Entonces quizás uno tiene una mirada como más ingenua u optimista, de que es un momento y está todo bien.
– Que ya se va a arreglar.
– ¡Claro! Y bueno, no sé si está bien eso, tampoco.
– Ahora, ¿cómo ves esa situación?
– Lo veo de otra manera, porque tuve la suerte de cruzarme con Horacio en el recital que hizo Alex Lora en el Auditorio Oeste. Pude decirle a él y a Martín y a todos que les agradecía por haber estado conmigo en el momento más difícil de mi vida.
– El respeto seguirá por siempre, desmintiendo un poco lo que decían, que estaba todo mal entre ustedes. Martín se acercó a varios recitales de ustedes.
– Bueno, con Martín me pasó que lo veíamos desde el primer recital que hicimos con la nueva formación, hasta cuando grabamos el DVD. Siempre estuvo presente y nunca tuvimos la posibilidad de vernos o charlar. De pronto, hace poquito, como un mes atrás nos encontramos en un boliche y fue un reencuentro muy impactante, por lo menos para mí. Me quedé sin voz y al otro día teníamos que tocar. Me pusieron una inyección de Decadron. Me pegó mucho verlo al loco, después de un año que se había ido de la banda. Por suerte nos abrazamos y estuvo todo bien. Yo no me puedo enojar porque se hayan ido de la banda. No estoy acostumbrado a quedar mal con gente con la que toqué, con la que tengo una relación tan cercana. Creo que lo mejor que te puede pasar es compartir con gente copada lo que a vos te gusta.
– Oxigeno es el primer disco sin Korneta pero las canciones son suyas, salvo un tema. ¿Cómo fue el armado? ¿Hubiese sido igual el sonido del disco con él?
– Yo siempre jugué más con el sonido y con los ritmos. No con la melodía o las letras.
– ¿Y el público cómo recibió ese disco? ¿Te piden los temas de Oxígeno o prefieren los tres anteriores?
– En general hay una buena aceptación a largo plazo, porque tuvo que tener su tiempo para que la gente lo entienda. Ya el disco es así desde su concepción, la idea que tenía Korneta era sacar algo distinto a lo que veníamos haciendo. Hasta se habló de que él deje la acústica de lado, agarre una eléctrica y sorprenda a la gente. Se dio recién con el trío y también eso fue un choque para el público, fue el primer disco de estudio en el que estaba mi voz, fue un contexto que trajo un cambio abrupto entonces hay que entender que tuvo su tiempo. Pero es algo que teníamos pendiente con el grupo. Sabíamos que el paso siguiente era ése. Hay lugares que se copan más con el disco y otros que no se copan tanto pero con el tiempo van encontrando las canciones y se dan cuenta de que respeta una esencia.
– Vos contaste que las canciones para un futuro disco también serán de Korneta. ¿Qué es lo que te lleva a seguir laburando con material viejo? ¿Sentís algún tipo de presión a la hora de componer?
– La razón principal es que nosotros seguimos adelante con Los Gardelitos, cuando pasó lo de mi viejo, porque teníamos un compromiso que iba más allá de todo, entonces era como que teníamos un compromiso con él y con la gente, de decir “terminemos lo que empezamos”. Y por otro lado, es como que se va dando a su tiempo todo ese cambio. Puede ser que uno se sienta presionado, porque es lógico.
– ¿Tenés miedo de no sentirte a la altura de las canciones anteriores?
– Trato de no pensar en eso. Cuando hice la canción ésa que grabamos en el disco, como que me salió espontánea y no estaba pensando. Me estaba divirtiendo y la estaba haciendo así como salía. En el caso particular de ese tema, yo ya tenía el riff y los acordes, y esa parte del medio, que es media nirvanera. Y solamente eso tocábamos en la sala, como para hinchar las bolas. Y una noche vuelvo del ensayo, con una charla en la cabeza: le mostré la música a la gente que estaba en ese momento. Como tenía tres partes distintas, digo “¿qué estilo parece esto?” y me dicen “suena como una mezcla rara”. Yo me quedé con eso porque antes de tocar con mi viejo fantaseaba con hacer una banda en el barrio, y le íbamos a poner Mezcla Rara. Entonces yo le decía a mi viejo y él me decía “dale para adelante”, siempre me jodía “che, ¿cuándo vas a armar Mezcla Rara? Y después terminé tocando con él. Entonces medio al revés que con Los Gardelitos, que la banda sale de la canción “Gardeliando”, acá esa banda imaginaria se transformó en una canción. Entonces, me quedé con eso y cuando llegué a mi casa, estábamos con mi hermana, prendimos un faso en el balcón, nos pusimos a mirar Buenos Aires de noche así como se ve desde el piso 16 y sola me empezó a sonar la melodía con la letra adentro (canta la primera estrofa). Entonces agarré la guitarra y empecé a cantarla así como se escucha. Muy loco.
– Y el…
– (Interrumpe) Ah, y una cosa más: tres días después teníamos que tocar. Y ese recital (mirá qué loco, cómo a uno le gusta buscarle significado a todo, como una manía) lo empezamos con “Nadie cree en mi canción”. Hoy también, empezamos con “Mezclas raras” y “Nadie cree en mi canción”. Me gusta poner esos dos temas juntos porque me siento identificado con lo que pasa conmigo hoy por hoy, con los temores que uno puede tener. La vez que lo tocamos por primera vez se dio así porque no estaba en la lista, yo la había compuesto tres días antes. Entonces, salimos y arrancamos con “Mezclas raras”. Y la gente, apenas empezó el tema, estaba saltando. Fue muy loco. Cuando cantamos la segunda parte, que repite la letra, la gente ya la estaba cantando.
– ¿Cuándo fue eso?
– En 2004, en Escobar, tocamos con Blues Motel de invitados. No tenía la parte de “el cielo se desploma…” porque había sido el 6 de noviembre y todavía no había pasado lo de Cromañón.
– Tras la muerte de Miguel Ramírez y la suspensión de la gira de La Renga y el comunicado del Indio ¿Qué es lo que pensás ahora al respecto?
– Básicamente sigo pensando lo mismo que pensaba antes. Obviamente una bengala es peligrosa, como puede ser también un cuchillo. Les pasó a los Redondos que un loco entrara a clavar gente con un cuchillo en River. Sí pienso que es un ritual, el de las bengalas, que es peligroso. Pero me parece que, si bien ha sucedido esto y en el año ochenta y pico en una cancha ha sucedido que un tipo mató a otro y después Spinetta hizo “La bengala perdida”; nunca puede una bengala producir la muerte de 194 personas. En ese sentido yo sigo poniendo el foco en lo que es el techo y en la responsabilidad del aparato político. En ese sentido no cambio y por eso también entiendo lo que dice el Indio. Me parece muy sensato lo que dice con ese comunicado. Y sin embargo también estoy con la postura de La Renga, de pedir que nunca más se prenda una bengala, de hecho, en un show nuestro nunca más se prendió una después de Cromañón.
– Pero a Callejeros se le critica mucho el comportamiento posterior a la tragedia.
– Ah, bueno, ese ya es otro tema. Yo hablo de lo que es el juicio, que es puntualmente el 30 de diciembre de 2004. Tampoco puedo ser muy objetivo y lo reconozco, porque fui al santuario de Cromañón y vi muchísimas remeras de Gardelitos, porque conozco a los pibes de Callejeros, porque conozco a Omar Chabán, porque tocamos en Cromañón, porque el público nuestro prendía bengalas. Reconozco que no puedo ser muy objetivo pero tampoco puedo ser hipócrita de decir “no, les pasó a ellos por esto, por lo otro”. Me parece que nos pasó a todos como sociedad y hay muchísimo para aprender. Tenemos que entender que la gente que tiene que cuidarnos es el aparato político y nosotros como pueblo tenemos que reclamar eso, son nuestros derechos. Esta es mi opinión. Lo digo con todo respeto hacia los padres y familiares de las víctimas.

– ¿Te lo imaginás a Korneta en esta vorágine de entrevistas, giras y redes sociales? Cuando estaba él no salían tanto por el país.
– Sí, yo creo que le hubiera encantado. Creo que está presente de manera simbólica en cada recital, en cada canción y en el hecho de que la banda siga adelante. Me parece que eso pasa mucho. A veces nosotros también pecamos de nostálgicos y nos cuesta desprendernos de las canciones de él. Tal vez, ése es otro motivo.
– Una vez que la conocen, es una banda muy respetada por todos los palos y por la prensa. ¿Lo sentís así?
– Sí, está bueno, nosotros tenemos buena onda con las bandas y disfrutamos de bandas distintas, así que es un ida y vuelta. Estamos muy copados con eso. Anoche estuvimos tocando con una banda de reggae y estuvo todo bien. Hoy tocamos con una banda más stone y también estuvo todo bien. Mismo cuando tengo la oportunidad de compartir escenario con otros músicos, si me invitan, como pasó con Casi Justicia Social o La Renga, que son bandas distintas. Yo me prendo porque me gusta toda clase de música. También me guío por el contacto humano que podamos tener entre los músicos. Eso es fundamental.
– ¿Te gustaría que te reconozcan más lo que hacés por Gardelitos? Hoy la esencia de la banda sos vos.
– Yo creo que es la música.
– ¿Pero no estás buscando un reconocimiento?
– Yo le agradezco a la gente que me tira esa onda, porque yo sé que lo hacen de verdad y las veces que tengo la oportunidad de charlar con músicos que admiro como Chizzo, Pato (Fontanet) y hasta el Pity mismo, me han tirado esa onda. Pero la verdad que tengo un compromiso muy grande con el tema del reconocimiento hacia la obra de mi viejo. Lo vi sufrir mucho por esa falta de reconocimiento. Sinceramente, no es falsa modestia, pero yo siento que no soy nadie, pero puedo ser algo. Entonces, también me gusta que me pongan fichas y digan “che, este pibe puede darle para adelante”. No me gusta cuando me descartan sin saber qué es lo que tengo para dar, porque ni siquiera yo lo sé. Pero soy consciente de que estoy arrancando una nueva etapa, que una canción para mí es un montón y para la gente tal vez sea poco. Bueno, vamos por más. Queremos generar nuevas cosas a partir de nosotros mismos. Estamos comprometidos a full con la movida, y por suerte los recitales nos van cargando una energía y una polenta que hacen que podamos seguir adelante con eso y no dejarnos arrastrar tanto por la nostalgia. 
– Después de todas las cosas que pasaron, ¿qué es lo que hace que la gente siga a Gardelitos? ¿Es como dijiste recién, que la música es lo esencial?
– Sí, para mí es así. Justamente hablando con Crook, yo le decía “Willy, la verdad es que vos sos un groso, es un honor que estés con nosotros”. El venía a Cemento a tocar con nosotros y le decía a mi viejo “yo acá vine a tocar con Sumo, con Los Redondos, con Los Abuelos de la Nada y ahora con Los Gardelitos”. Y a mi viejo se le caía la baba porque esas tres bandas nos encantan a nosotros. Entonces, yo siempre le decía “Willy, qué groso que estés con nosotros” y él me decía “mirá, no hay estrellas. La única estrella es la música”. Y sin embargo, el otro día, estaba contento de que lo volvimos a invitar; porque desde 2007 que no lo invitábamos. Me dijo: “si estás vos está todo bien porque vos sos Los Gardelitos”. Y yo le contesté: “yo no soy Los Gardelitos, es la música”. “Tenés razón”, me dijo. Como me enseñó él, ¿no? Pasa por ahí, yo estoy convencido de eso. Como decía, no es falsa modestia, ni estoy buscando un reconocimiento. Como dice la canción, estamos buscando subir al escenario para tocar otra vez y nada más.
– Está bueno pensar hasta qué punto ayuda a las bandas el crecimiento vertiginoso. Muchas que ascendieron de esa manera se vieron perjudicadas.
– Sí, sí. A nosotros mismos nos pasó. Obviamente la banda venía hace casi diez años, pero cuando nos agarró lo de All Boys y Obras, recién hacía dos años que yo cantaba. Era como demasiado para nosotros en ese momento. Nos hicimos cargo, lo disfrutamos, fue un flash, pero no sé hasta qué punto nos pudimos relajar. Ahora hablábamos que está bueno que, de pronto, este momento sea más tranqui en la convocatoria, más allá de que estamos metiendo mil personas en distintos puntos del país. Es muy groso eso. Pero al margen, está bueno que no sean esos diez mil que estaban en All Boys porque estás más tranquilo, te podés relajar. El otro día, un pibe decía en Facebook algo muy cierto, que es que ahora capaz que esté más relajado como para meterme de lleno en la composición de canciones, al no tener esa presión. Eso está bueno. Y para nosotros mismos, para el grupo, es como que no es algo que nos desborda. Le vamos agarrando la mano y nos hacemos cargo: seguimos siendo under y lo disfrutamos, podemos llamar bandas amigas que están en la misma que nosotros y hacer un ida y vuelta. Que ellos nos den una mano y se la podamos devolver. Está buenísimo eso. En vez de renegar por no tener la misma convocatoria de años atrás, lo disfrutás. Pero sabiendo que querés crecer. Por eso está bueno.
– Ahora en junio se viene el DVD de la banda.
– Sí, era algo pendiente. Para nosotros está bueno establecer ese tipo de prioridades para la gente. Es todo el disco Oxigeno y la otra mitad son temas de los discos anteriores.
– ¿Y el nuevo disco? ¿Lo van a laburar de a poco?
– Sí, creo que vamos de a poco pero esos tiempos uno nos los maneja. Esto va a servir como plataforma para construir el nuevo material del grupo. Creo que hay que tomarlo con tiempo porque hay que ver bien qué hacemos. Estamos en un momento que disfrutamos y está bueno que fluya todo.
– ¿Estás abierto a aceptar composiciones de los otros miembros de la banda?
– En el caso de los pibes, ellos tienen sus bandas paralelas, entonces creo que vuelcan ahí sus cosas. En el caso de Los Gardelitos, no sé, me da la sensación que está la figura del cantautor, en el sentido del tipo que hace la música, sube y hace la canción.
– Vestirte de Korneta y darle para adelante.
– Claro. Korneta era eso y a veces no lo entendían. Él lo tenía claro pero no por una cuestión egoísta sino que nos gusta eso porque nos gusta en Atahualpa Yupanqui y nos gusta en Nirvana. Entonces, es eso lo que nos gusta. Con La Renga pasa eso, qué se yo. Para nosotros pasa por ese lado y de alguna manera, sin querer, al estar uno poniéndose en los zapatos del cantor, también te estás poniendo la casaca del compositor, porque es como que una cosa te lleva a la otra. “Mezclas raras” es una muestra de que va por ahí la cosa. Creo que la gente tiene como un gran apoyo y cariño hacia ese tema por lo que significa. Por ponerle fichas y decir “dale para adelante, estamos con vos”. Yo lo tomo mucho así.
– ¿No pensaron en llamar a productores que tomaron bandas reconocidas pero no populares y las convirtieron en exitosas?
– La otra vez hablábamos eso con los pibes, pero yo les decía que nos gustan las bandas que se producen ellos artísticamente. A mí me gusta Hendrix, Marley, Lennon cuando se produce el… nos gusta eso. Siempre puede ser que venga un tipo y te produzca pero tampoco es nuestro incentivo llamar a un chabón.
– No te vemos con Santaolalla.
– Nosotros lo conocimos, cuando estábamos haciendo Fiesta Sudaka, pero no le pasamos mucha cabida porque sabíamos que el tipo te pide un montón de temas. En eso nosotros siempre fuimos muy cabeza dura. Nos gusta elegir los temas, el concepto del disco y ver cómo vamos a manejar el sonido. Para nosotros es una aventura, como una vez contaba el Indio. Lo ves en Sumo también. Para otros será una bola de sonido, pero para mí es una música que es auténtica, que tiene un estilo propio. Entonces, bueno, nos pasa cuando escuchamos a los grosos.

– ¿Te imaginás una gira por Latinoamérica?
– Estamos con un berretín de visitar cada provincia de nuestro país antes de ir a otro.
– ¿Las tenés contadas a las que faltan?
– Sí, son pocas: cinco. Bah, sí, son varias pero no son tantas. Nos faltan Santiago del Estero, Catamarca, Tierra del Fuego… y ahora parece que vamos a hacer Neuquén y Río Negro, así que ya nos van a faltar tres. Es un berretín que tenemos, pero no de mambo nacionalista tipo Iorio, sino el mambo que tenemos nosotros de que las letras cobren vida en nuestras acciones. Decir lo que se hace. Cuando cantábamos “Gardeliando” la idea era visitar cada uno de esos barrios, y de pronto caes en la cuenta de que estás cantando “América del Sur”, que te imaginás un tren recorriendo tu país y lo querés hacer, querés recorrer todo tu país.
– ¿Qué te pasa con Iorio cuando lo ves?
– No lo conozco personalmente. Siento una gran admiración. Me parece que hay cosas que dice el chabón que hay que rescatarlas porque… están bien. Después hay un montón de cosas que no comparto pero me parece que también es como un personaje mediático, en un punto. Y sin embargo, una cosa no quita la otra, el chabón es uno de los letristas más grosos que tenemos. Pero me parece que hay que encarar las cosas por otro lado.
– Hay que darle más bola a la música.
– Claro, no tanto culto a la personalidad. Korneta era un loco bárbaro también pero él no perdía ese contacto con la gente, que era muy de igual a igual. Más allá de que para la gente era un personaje y que el chabón era un mito viviente en el sentido de que la gente le cantaba “Korneta rocanrol”, igual que ahora. Se lo cantaban cuando estaba vivo, pero él nunca te miraba desde arriba.

 *Entrevista publicada en la revista RockSalta Nº2 (Junio de 2011)