En una entrevista, la cantante recordó la visita que el músico salteño le realizó a principios de los noventa, cuando tocó y participó de una charla curiosa junto al creador de Circo Beat.
El sábado 15 de febrero, desde las 19, la cantante Liliana Herrero se presentará en Salta. Actuará en La Totora Espacio Cultural (Julio Cortázar y Pasaje El Astillero) de la localidad de Vaqueros. Será un show para mayores de doce años. La entrada general ya se vende a 18.000 pesos (más gasto de servicio) en Entrada Web.
Antes, los días 13 y 14 de febrero, Herrero estará en Jujuy. Se presentará en el Teatro El Pasillo (Avenida José de la Iglesia 1190). Herrero llegará junto al guitarrista Pedro Rossi para continuar con su camino de folclore alejado de la tradición. Una carrera que comenzó en la segunda mitad de los ochenta, de la mano de su amigo Fito Páez, que la impulsó a dejar su trabajo en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario para empezar a cantar de manera profesional.
Su primer disco, Liliana Herrero, fue publicado en 1987 y cuenta con la producción de Fito. El álbum fue grabado en la sala que el rosarino tenía en la Ciudad de Buenos Aires. «Yo traje los temas que a mí me interesaba cantar e iban saliendo. Usábamos máquinas de ritmo, era muy de los ochenta», decía Herrero en una entrevista inédita de 2019.
«Fito sabía que yo me iba a bancar cualquier intervención a ese legado. De todas maneras yo no cantaba profesionalmente, yo cantaba en mi casa. Pero él sabía. Escuchábamos otra música, pensábamos en otro horizonte sonoro, armónico, melódico. Entonces, cuando empezó a aparecer el mundo de la grabación, apareció con todas esas intervenciones. Fue un escándalo, un escándalo total para el mundo del folclore», recordaba.
«Yo llevaba los temas. ‘Me gustaría cantarlo así’, ‘Me gustaría esto’. Grabábamos ahí, mezclábamos ahí. No masterizábamos. Fito bancaba, yo no tenia un mango para hacer eso. Yo tenía un sueldo de profesora de universidad argentina», decía.
Herrero agregaba en la nota que tras la salida del disco, muchos «tradicionalistas» la trataron «para el orto». «Pero yo tenía totalmente decidido que ése era un camino. Fito sabía que a mí me gustaban las secuencias, me gusta la repetición de secuencias y todo eso. Hicimos eso pero lo hicimos con muchos teclados, con guitarras, con sobregrabaciones, con máquinas de ritmo, con todo eso. Fue lindo. Estuvimos días enteros», recordaba.
En 1989, Fito y Liliana repitieron la experiencia para la grabación de Esa fulanita, el segundo disco de la cantante. Por esos años, Liliana también invitó al salteño Cuchi Leguizamón para participar de actividades en la ciudad de Rosario, donde la cantante todavía residía y trabajaba.
«Yo lo había invitado al Cuchi a que fuera a Rosario. Yo era directora de la carrera de Filosofía, entonces lo invité a que diera una charla. Se llenó el salón de actos. El Cuchi estuvo un rato en casa, lo pusimos en un hotel. Fito fue a esa charla y después nos fuimos a tocar. Y al otro día él daba un concierto en la (Sala) Lavardén, Sarmiento y Mendoza. Esa esquina es clave para Fito y para todo lo que se dio en llamar la Trova Rosarina. De ahí aparece todo en Rosario», contaba.
«Yo fui directora de la carrera entre el 90 y el 95. No sé si era directora, tal vez fue un poco antes», recordaba Liliana, que no manejaba con precisión las fechas, pero sí tenía claro que al Cuchi «le encantaron» sus dos discos.
«Y fue hermoso ese encuentro. Conversaciones, comidas. El Cuchi era un gran cocinero. Y en la charla el viejo hace su trapisonda -seguía-. Tenía que hablar de la música y empezó a hablar de Sarmiento en la Facultad de Humanidades y Artes. Era un desastre. Pero él hizo ese chiste. Básicamente el Cuchi era un ironista finísimo, un humorista. Y era muy gracioso, porque los estudiantes no entendían porqué hablaba de Sarmiento, un mito del conservadurismo, que nosotros detestábamos. Injustamente, porque Sarmiento era un gran escritor y hay que saber leer el pensamiento conservador para disfrutarlo. Como un Lugones, o lo que sea. Bueno, y después, al otro día tocaba en la Sala Lavardén, o sea que lo tuvimos dos días o tres días en Rosario. La pasamos muy bien».