Entrevistas

Entrevista a Gordon Raphael

En el marco del lanzamiento oficial del sello independiente Blue Reno, el mítico productor de The Strokes y Regina Spektor visitó Córdoba nuevamente para brindar un show junto a Paris Paris Musique, banda local que cuenta con su respaldo. Rock Salta habló con él acerca de su carrera y del boom de aquellos años donde un nuevo sonido renovaba la escena mundial a base de un revival de guitarras ruidosas.

– Hay muchos músicos que sueñan con el día en el que un productor se pare en la puerta de uno de sus shows y les salve la carrera. ¿Fue más o menos así lo que pasó con The Strokes? ¿Salías a cazar bandas?

– Mira, yo comencé a tocar con bandas a los 13 años, y mientras crecía como un músico joven allá en Seattle también tenía la ilusión de que un gran productor discográfico me escuchara y me diera millones de dolares, autos, una mansión, una piscina y mujeres. Toda mi adolescencia esperé que alguien apareciera y me hiciera rico para siempre. Pero no sé si en realidad eso sigue ocurriendo, porque la industria de la música cambió totalmente. Las grandes compañías son pocas y están enfocadas en Nueva York y Los Ángeles, si vos vivís en una ciudad como Seattle, las chances de que eso te ocurra son realmente muy pocas. Incluso Jimmy Hendrix tuvo que irse pobre a Inglaterra para recién convertirse en una estrella. Era difícil en aquellos días, y me parece que hoy lo es mucho más aún. Tal vez les pase a las estrellas del hip hop, o a Mariah Carey, pero no les pasa muy frecuentemente a bandas de rock. Por suerte tenemos internet, y la gente puede escucharte en el mismo momento en el que subís una canción, ya no estamos limitados para mostrarle nuestra música al mundo. 

Con respecto a los Strokes, cuando yo los conocí no pensaba que se iban a hacer famosos, digo, eran solo una banda con la que quise grabar un demo, para que pudieran dar mejores shows en esos mismos lugares pequeños donde nos movíamos. Fue realmente sorprendente, no pensaba que todo el mundo los iba a escuchar.

– ¿Y cómo descubrías nuevas bandas?

– En esos años yo tenía un estudio en Nueva York, entonces todas las noches iba a los bares a buscar bandas para poder grabar discos. La realidad es que se me hacía muy costoso vivir allí, a diferencia de Seattle, entonces pensaba que si me esforzaba y trabajaba duro iba a poder pagar mi renta mucho más fácil. Además de conseguir buena ropa, buena comida, tomar taxis e ir a fiestas (risas). Había un lugar que se llamaba Luna Lounge, donde todas las noches tocaban gratis algunas bandas. Esa noche donde los conocía a The Strokes fui invitado y había dos bandas más que tocaban allí, que incluso la primera me gustó mucho más que ellos, pero no quisieron venir a mi estudio. Básicamente aceptaron, hicimos un demo, y así fue como empezó todo.

– ¿Te sigue gustando el sonido de ese primer EP? ¿O pensás que podrías haberlo grabado de otra forma?

– Sí, todavía me gusta el sonido de The Modern Age (2001), como así también el de Is This It (2001), y el de Room on Fire (2003). Me parecen discos hermosos, que adquirieron un buen sonido porque había grandes canciones y ellos sabían tocarlas muy bien. Lo mismo me pasa con Regina Spektor, creo que fue una gran época. Con respecto a retocar algo, pienso que en esa época ellos tenían 20 o 21 años, entonces hoy tal vez tendrían otra forma de decirme qué es lo que quieren lograr con sus canciones, sí podríamos hacerlo diferente. Me gustaría trabajar con ellos de nuevo para otro álbum.

2014-07-14 Gordon Raphael

– Fue un boom que traía un revival hacia el sonido sucio, y volvía a poner en escena las guitarras ¿pero te parece que se exageró un poco con esa estrategia?

– Sí, por supuesto, por ejemplo, cuando salieron The Libertines ellos traían un sonido muy lindo y muy sucio. Me dieron muchas esperanzas, pero después comenzaron a salir miles de bandas que tomaban de alguna manera esa fuerza de los Strokes, pero con una producción mucho más comercial, como poniéndole azúcar al sonido y eso no me gustó nada. Yo por aquellos años estaba viviendo en Londres, y perdí el interés por completo. Es decir, en 2002 trabajé un montón, produciendo y conociendo bandas fascinantes, pero para 2004 había todo un comercio enorme en torno a ese sonido vago y repetitivo que me hizo alejarme. Terminé abandonando Londres, por toda esa cosa corporativa, y ese sonido que reflejaba que todo se trataba de dinero.

– Viajando y viviendo como productor, ¿cómo haces para llevar adelante tu propia carrera de músico?

– De manera no inteligente, ni poniéndole toda la atención que se merece. Cuando era chico no tenía trabajo ni dinero, luego me convertí en productor, y comenzaron a pagarme por mi trabajo, entonces había una pequeña voz en mi cabeza que me decía “ok está bien, vamos a seguir haciendo esto”, y me dediqué fuertemente a hacer esa clase de trabajo. Con esa plata puedo pagar mis gastos, comprarme teclados y cosas, pero ahora esa misma voz me sigue diciendo “hacé música, agarrá la guitarra”. Por suerte ahora los Paris Paris Musique me dieron la energía para volver a tocar y mostrar mis canciones. Colgarme una guitarra y cantar en público es lo que más feliz me hace en todo el mundo.

– Vos sos un tecladista, incluso hasta tuviste tu paso por el grunge con ese instrumento, pero a la hora de componer ¿te seguís parando desde ese lugar para encarar las melodías?

– No necesariamente, yo puedo componer con un piano, o con un teclado, pero también con una guitarra o partiendo incluso desde la voz en la computadora. Me gustan mucho las guitarras eléctricas y los sintetizadores.

– Ya veo, si grabaste un disco que se llama I lick the moog (lamo el moog) ¿tenías un fetiche particular con ese instrumento en esa época?

– En esos meses yo estaba viviendo en mi estudio de grabación, en Nueva York, que se llamaba Transporterraum NYC studio, que de hecho es el mismo con el que grabé a The Strokes, y era más o menos para la época de Navidad. Entonces todas las noches después de terminar mi trabajo cerraba la puerta y me ponía a trabajar en mi música. No tenía ninguna idea previa de qué hacer, solamente me sentaba allí y tocaba. Sin demasiadas expectativas agarraba una guitarra o un sintetizador y hacía cosas. Al contrario de lo que hacía como productor, cuando planificaba todo.

– Me parece haber leído eso que me contás, en tu página junto a los discos hay como una breve explicación de él ¿creés que el público necesita esa información para hacer una escucha especial?

– A veces subo algunas pequeñas historias de cada grabación. Yo vivo con la esperanza de que un día la gente descubra miles de canciones que yo haya grabado, y se enamore de ellas. Todo lo que hago ahí probablemente esté apuntado hacia ese lugar.

– Pero también corrés el riesgo de condicionar, por ejemplo con el EP The Lifeboat, me pasó que advertías se trataba de un disco triste y oscuro, pero me sonó más bien lindo y homogéneo

– Wow, antes que nada quiero agradecerte por escuchar ese disco, no sé si mucha gente lo hizo. Puede que tengas razón, todavía no conocí a quien me diga que siente el dolor allí grabado, a mi me encanta, me parece un disco hermoso que grabé en una época oscura de mi vida, cuando tenía muchos problemas amorosos y me habían lastimado el corazón. Todavía vivía en Seattle, y esas experiencias me llevaron a ponerme creativo para hacer música. Trataba de expresar qué era lo que pasaba por mi cabeza con ese disco, y cómo me sentía. Sí me parece que es un disco muy complicado, pero me alegra que lo escucharas y espero no condicionar a nadie con esa explicación. Tiene un sonido especial, lo grabé en 1996, y en esa época estaba descubriendo una manera diferente de trabajar con mis teclados e incluso con los sintes. Pude samplear sonidos analógicos y crear una base desde un mismo lugar. Ahora, en mi show en Bs As, voy a tocar una canción de ese disco que se llama “Savage”.

– ¿Qué estás haciendo en este momento particular de tu carrera?

– Estoy muy contento, porque por alguna razón todavía puedo seguir produciendo discos todos los días. Es extraño que mucha gente me siga buscando y quiera hablar sobre un disco que produje en el año 2001, pero me parece bastante interesante. Yo empecé todo esto como músico, y todavía quiero concentrarme en mis propias canciones, entonces aquí en Argentina encuentro un buen lugar que me permite poder hacerlo. Por eso continúo viniendo todo el tiempo, y puedo tocar en diferentes ciudades con una gran banda que armé en Buenos Aires: Gordon Raphael and his Argentinian Brothers [con Fede Cabral, Charlie Desidney, Gerardo Fárez, entre otros].