El pasado Domingo, el gran Fito brindó un espectacular show en un Teatro Provincial colmado. RS se hizo presente y te lo cuenta en esta cobertura.
Por Federico Anzardi – fanzardi@rocksalta.com
En un Teatro Provincial lleno, con Urtubey cantando y revoleando el bremer, Fito Páez tocó en Salta después de una década, presentando a una banda numerosa que supo entregar la dosis justa de potencia y sutileza.
El show comenzó de golpe. Cuando las luces aún estaban encendidas y el telón se mantenía cerrado, los músicos arrancaron con los primeros acordes de “Fuera de control”, de Confiá, que habla de las chicas caras que buscan solución en el quirófano y que desafía a que escuches y cantes o de lo contrario te la banques. Hubiese resultado difícil encontrar a alguien del público intentando bancársela. Con Páez todos cayeron de rodillas y se entregaron ante la brutal seguidilla de éxitos.
Después del comienzo, Páez se sentó frente al piano y arrancó con “Folis Verghet”, la canción de La La La que ya es un clásico de sus conciertos, pero no del público, que la recibió tibiamente.
Con la nueva banda, Fito se permite alejarse del piano por momentos, ocupando el rol de cantante y maestro de ceremonias, gesticulando más que de costumbre para enfatizar las letras.
La primera parte sirvió para que los músicos hagan hincapié en los temas nuevos. En total, ocho de las doce canciones de la reciente placa aparecieron durante el show. “Tiempo al tiempo”, el corte de difusión levantó los primeros coros del público y “Confía” fue el paso previo a “El chico de la tapa”, que Fito cantó aferrado al micrófono, como un Joey Ramone que se viste como Lennon y toma vinos caros.
“Llueve sobre mojado” provocó la primera ovación de la noche. Luego llegaron dos de las mejores canciones de Confiá: “London Town” y “La nave espacial”, donde Fito cuenta la historia de una pareja que se fue “a la puta” y terminó en Río de Janeiro antes de que un tsunami se trague la ciudad carioca.
“11 y 6”, otra historia de amor marginal, continuó la lista y se acopló a “Circo Beat”, que hizo que la gente se ponga de pie por primera vez en la noche.
Inmediatamente después llegó “Limbo mambo”, otro tema nuevo, de los mejores que Fito editó en los últimos años.
Después, Fito se sentó al piano para tocar “The Shining of the Sun”, de Rey Sol, el disco del año 2000. El propio Páez contó que la canción fue escrita en 1988, inspirada en una experiencia en un cabaret salteño. Solo, casi a oscuras, tocó fragmentos de “Dale alegría a mi corazón” y “Tu sonrisa inolvidable” y finalizó el segmento íntimo de solo piano con una maravillosa versión de “Cable a tierra”.
La segunda parte del show trajo la mayor cantidad de éxitos y sólo un par de canciones nuevas. “El diablo de tu corazón” sonó como siempre, potente y coreada. “Naturaleza sangre” se escuchó mejor que en su versión original y “La ley de la vida” y “El mundo de hoy” finalizaron el repaso del nuevo disco.
“Esta canción atravesó el tiempo mejor que yo”, dijo Fito antes de tocar “Tumbas de la gloria”. Le siguió una perfecta versión de “Un vestido y un amor”, quizás lo mejor de la noche. “Al lado del camino” hizo que todos recuerden que, como Charly, Fito Páez es un vicio más, el que puso “las canciones en tu walkman”, en tu discman o en tu mp3.
“La rueda mágica”, “Polaroid de locura ordinaria” (“para la más loca de Salta”) siguieron antes de “Ciudad de pobres corazones”, donde la banda mostró su costado más rockero, con un gran solo del guitarrista Dizzy Espeche.
“A rodar la vida” fue el último tema antes de los bises. Las tres últimas canciones mantuvieron de pie a la gente. “Giros”, “Dar es dar” y “Mariposa Tecknicolor” finalizaron un concierto “maravilloso”, según Páez, que se concretó gracias a los músicos y a la audiencia, ya que a “los conciertos los hacemos entre todos”.
La banda se abrazó sobre el escenario mientras caían los aplausos y Fito prometió que “nunca más van a pasar diez años para que vuelva. Ni en pedo”. Y el telón se cerró.