Hablamos con el periodista Yumber Vera Rojas, autor y curador del ciclo en plena expansión. Desembarca en Córdoba este jueves.
Texto: Alejandro Wierna
IndieFuertes el ciclo de bandas, que nació como Martes Indigente y se rebautizó en su camino al ganar mayor estridencia, marcó el último lustro de la escena musical por servir de trampolín para importantes artistas que vienen avanzando fuertemente en la renovación de la escena rockera argentina.
Con un fuerte componente independiente y modernista, ahora el mismo se suelta a la itinerancia por algunas ciudades del país y de la región. Fue exportado a: Mendoza, Córdoba, Montevideo, San Juan, y los tentaron para ir a Santiago de Chile, aunque prefieren ser cautos.
Hablamos con el periodista Yumber Vera Rojas, autor y curador del ciclo, sobre el mismo.
¿Podés reconocer cuáles fueron las características que permitieron el éxito del ciclo?
Llevé la idea y el nombre tras una charla previa con Niceto. Ellos necesitaban un ciclo con música nueva, y yo buscaba una sala en la que pudiera ofrecer una perspectiva periodística, la mía, claro, de lo que era la escena. Esto surge porque ellos querían abrir el espectro de propuestas semanales, y el martes era un día que les venía bien. Esa era una época, hace 4 años, de mucha euforia de shows internacionales, entonces los artistas locales no tenían la visibilidad necesaria, y un martes les funcionaba bien. Era un día que un poco ya se había instalado, Inrockuptibles había hecho un ciclo que funcionó bien. El reto era hacerlo en una sala para 1100 personas, y la pregunta era si el público estaba dispuesto a ser curioso. Las primeras fechas pintaban bien, pero no se entendía cómo podía meter un artista que no tenía nada que ver con otro. Al principio fue muy difícil poder dar a entender la perspectiva híbrida y menos fundamentalista. Por suerte había una generación que representaba una transición. Había una endogamia sonora. En un momento comenzaron a visibilizarse las escenas federales. La primera fue Mendoza, apareció y embalentonó a otras escenas a hacer lo mismo. Otra fue Córdoba, y por eso no es fortuito que hoy por hoy sean las dos escenas más potentes que tiene la Argentina.
El éxito fue entender dónde estábamos parados para poder llevar un ciclo como este. Había un escepticismo cultural, así como existía con la política. La gente no tenía ganas de ir a ver cosas nuevas, a menos que hubiese un nombre que ya conocían. Al presentarlo como escenario federal tenía atractivo. La mayoría de los festivales no tienen la cuota de riesgo que teníamos nosotros, y seguimos teniendo. Estamos trabajando en tratar de comunicar la novedad. Hay muchos festivales hoy que trabajan con artistas que salieron del ciclo o de Niceto. Hay un aburguesamiento, sé que está difícil la situación para apostar, pero si sabes que estas bandas convocan, por qué no las metes dentro de esa propuesta, están buenos y no tienen tracción. Podrían tenerlo a partir del festival.
¿Se puede bajar a palabras esos factores que te permiten reconocer y decir “esto es una escena”?
Es una visión periodística, lo sabes por la experiencia y por el juego. Un amigo periodista me decía en broma “con 5 bandas armas una escena”, lo decía al nivel de armar una nota. Y yo lo tomé literalmente y con eso comencé a estructurar para llevarlo a la práctica. También el deseo de hacer un ciclo era ver a dónde llegaba aquello que yo escribía, a quién le llegaba. Era llevarlo a un concepto, a un escenario. Géneros mundiales, masivos, nunca calaron en la Argentina, como el dubstep por ejemplo. A una escena la reconoces cuando tienes una pluralidad. Si tienes 7 artistas contemporáneos, que suenan diferente pero están aunados por la contemporaneidad, bueno ahí tienes una escena. En el caso de Mendoza tienes algo particular porque ahí son dos generaciones de algo que no existía. Mantienen el mismo relato. En algunos casos no tienen la infraestructura para tocar, por eso vienen a Bs As y tienen mejor recepción que en sus ciudades. El lazo es la contemporaneidad estética y sonora, pero también que haya pluralidad de estilos afines.
Da la sensación de que ciclos como éste son posibles sólo en ciudades grandes, con mucha población, porque en una ciudad chica hay dificultad a la hora de producir y convocar para un martes, por ejemplo.
Hay cosas que tu no puedes cambiar. Hay estructuras que pese a todo se mantienen, y tal vez está bueno que siga siendo así porque generás la sorpresa. Mendoza es una ciudad muy jodida para trabajar. Ellos fueron los últimos en convencerse que estaba pasando algo. El resto del país estaba hablando de lo que ocurría ahí y ellos no lo entendían. Tiene que ver con estructuras idiosincráticas. La ventaja de esta época es que la internet, con un click, te conecta con todo el mundo. Por eso los Usted Señalemelo deciden no venir a Bs As. Estaban cómodos, a un pasaje de distancia, y podían ser mundiales desde Mendoza. Hay algo que es interesante y no se toma en cuenta, y son los programas estatales y culturales que han ayudado mucho a las escenas chicas, han impulsado mucho al NEA. Han convertido a los músicos en gestores culturales. Lo que ves como impedimento es lo que generó un empoderamiento del artista, de su obra, Pero sí hay que entenderse como parte de algo. El éxito de Indie Fuertes tiene que ver con generar autoestima. La fecha de Telescopios, con Valdez y Cande Zamar, por ejemplo, se dió porque los tuve que convencer de que era posible. A la confianza la ven de alguien que está en la capital. Todavía pesa Bs As en el discurso regional; pero algunos no se dan cuenta que necesitamos ese contenido para renovarnos acá. Ese día mucha gente estaba sorprendida por la combinación, artistas cordobeses muy coincidentes en su propuesta que no habían tocado juntos.
Indie Fuertes se terminó convirtiendo en una suerte de dinamo de contenidos para Niceto. Nosotros nos exponemos a presentar artistas nuevos, para tantearlos, para ver qué sucede y luego pasan a ser parte de la sala. Hemos presentado propuestas de San Martin de los Andes, de Corrientes, de Chaco, de un montón de ciudades.
Curar es elegir y proponer, pero también es una acción que hace un recorte y delimita cosas
Claro, aunque parezcamos, no somos una ONG. Niceto no deja de ser una sala comercial, y uno de nuestros grandes dolores de cabeza es la convocatoria. Hay bandas que se relajan mucho en esto de ser convocadas. Tenemos que ver que las bandas tengan una convocatoria más o menos potable, saber que están girando, que hayan hecho cosas, que agiten en las redes; eso es importante al momento de elegir, además de la propuesta musical, que tiene que ser buena y moderna.
La inclusión parte de la invitación, desde el hecho de poder conciliar y dialogar con otras escenas. Lo que no quiere decir que vaya a tranzar con otras escenas, como el rock barrial, por ejemplo. Este ciclo es una respuesta a ese rock que fagocitó al rock argentino en los últimos diez años. Nada de esto hubiera pasado sin antecedentes de bandas como El mató a un policía motorizado. Era el antecedente que había. Es una banda que apeló y fue posible gracias a la autogestión. Sigue siendo posible gracias a eso. Este ciclo, pese a estar basado en una sala, también tiene mucho que ver con la autogestión. Las marcas casi nunca se acercaron, y cuando lo hicieron no entendían muy bien de qué hablábamos. Todo el tiempo está el riesgo de que lo puedan dar de baja. El dueño es un empresario, un capitalista, y él ve los números. La primera vez que Louta tocó en Niceto fue en un Indie Fuertes, me lo presentó Poxyran (Perras On The Beach), son casos de riesgo que no conocía nadie. Hay que poder traducir lo que sucede afuera en el mundo y traducirlo a la idiosincracia sonora local. Esa es nuestra visión. Sacar lo queer del nicho y darle una situación más visible, el hip-hop, el trap, la participación de la mujer. Es un working progress, esto sucede semana tras semana. Por suerte la alegría para nosotros es que la marca ha servido para poder apadrinar artistas nuevos.
Próximas fechas: