Entrevistas

Déja Vu

De Soda Stereo a Fuerza Natural, repaso de las visitas de Gustavo Cerati al Noroeste argentino. El crecimiento de uno de los artistas más importantes del rock latinoamericano reflejado en viajes cargados de historias.

Texto: Pablo Choke Torramorell

Las anécdotas fluyen solas cuando se recuerda el paso del universo Cerati por el NOA, un viaje que comienza a mediados de la década del ochenta: shows con poco público, paseos impregnados de aventuras, la filmación en Jujuy del videoclip más famoso de una banda argentina, el reconocimiento y memorables recitales frente a un público que no estaba acostumbrado a lo que hacían esos tres pibes con raros peinados nuevos y abundante maquillaje en el rostro. Mientras los grupos exitosos de hoy nos visitan una vez por año, Soda Stereo se adelantó a todos y supo llevar su explosión popular a cada rincón del país y de Latinoamérica sin dejar excepciones. Dieron conciertos en pequeños pubs y en gigantescos estadios polideportivos a pesar del poco desarrollo técnico y tecnológico que se imponía al momento de trazar conciertos “en el interior.” 

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Aviso publicitario del primer show de Soda Stereo en Salta junto a Fito Páez. Diario El Tribuno, 16 de octubre de 1985.

 

El debut de Soda Stereo en Salta formó parte de la primera gira nacional del grupo. Las canciones del disco Soda Stereo generaban curiosidad en los pocos salteños que estaban al tanto del fenómeno del momento. En uno de los tiempos libres entre la prueba de sonido y el show, los tres Soda y un equipo de asistentes salieron a conocer el centro rumbeando por una de las peatonales, frente a la mirada llamativa de los que pasaban por allí. Todo en ellos parecía desencajar con lo cotidiano: peinados retocados con gel, rulos de enormes dimensiones y un vestuario particular. La noche del miércoles 16 de octubre de 1985 Soda interpretó la mayoría de los temas del álbum: “Sobredosis de TV”, “¿Por qué no puedo ser del Jet set?, “Dietético”, “Un misil en mi placard”, y también anticipó algunos bocetos de lo que pronto se convertiría en el segundo trabajo. Un día antes, el diario El Tribuno publicaba una extensa entrevista a los tres Soda titulada “Burbujas llenas de alegría”. En el párrafo introductorio, el periodista Rubén Ramos advertía a los lectores lo que estaba por venir: “Son tres chicos que se visten como condenando al pasado conservador. Su música es una propuesta renovadora que tiene como meta la diversión. Para ella no se andan con miramientos, sólo la hacen, no buscan disquisiciones”. En un recuadro titulado “La época de Soda Stereo”, confirmaba que “ver en acción a Soda Stéreo (sic) es una experiencia única, una muestra de volcánica potencia. El público de Salta no va encontrar un molde preconcebido en un escritorio ni va a encontrar en los músicos del trío poses ajenas. La fuerte sustancia de Soda Stéreo nos permite asegurar que van a tener burbujas para rato. Que las disfruten”. Fue la primera entrevista periodística que el grupo brindaba a un medio de Salta y, además de otros rasgos de la época, la nota tiende a ser no más que eso, una carta de presentación hacia un público que era reacio a los nuevos cambios en la música. Allí, Gustavo Cerati decía: “Tal vez nos van a mirar con los ojos expectantes porque no nos conocen. Yo creo que es una cuestión de familiaridad. En Buenos Aires nos conocen y el que nos va a ver la primera vez tiene una actitud parecida. Lo que pasa también es que hay un centralismo muy fuerte. Buenos Aires capitaliza toda la información. Nuestra visita al interior no es solamente para vender discos, sino porque es realmente importante que todas las provincias tengan acceso a las opciones musicales y decidan por sí o por no. Queremos dejarles un mensaje a los chicos de Salta: nosotros somos un grupo argentino como cualquier otro, aunque por la imagen no lo parezcamos un poco, lo que me interesaría es realmente que si hallamos diferencia entre lo que es el público de Buenos Aires y el público salteño sean diferencias en kilómetros. Sería genial que la gente nos vea sin prejuicios. Que se suelten. Así lo esperamos”. 

La propuesta era novedosa desde donde se la viera, el show estuvo anunciado dentro del marco del Festival para la juventud, junto a Fito Páez en el desaparecido Salta Club, ubicado sobre calle Alberdi al 746, con una única entrada al costo de 2 australes. Lo que llamó la atención fue la improvisada fecha que se armó al día siguiente, el 17 de octubre, Día de la lealtad peronista: un show gratuito de Páez y Soda, al aire libre, frente a la plaza 9 de Julio, en la esquina de Caseros y Mitre. El recital, a cargo de la Juventud Peronista, fue un éxito de concurrencia. El público aprovechó para tener un recuerdo duplicado de aquel debut. La siguiente presentación en la capital salteña no se hizo esperar demasiado, ya que en la fría noche del 29 de abril de 1986 Soda iniciaba otro concierto más en el Salta Club, ésta vez dentro de la gira de presentación de Nada Personal, su segundo disco. La banda giraba con Fabián Quintiero. El Zorrito era el tecladista invitado. El reconocimiento ya era mayor: las radios rotaban canciones como “Juegos de seducción”, “Danza rota”, “Imágenes retro” y “Cuando pase el temblor”.

Registrando el temblor

En aquella entrevista en El Tribuno de octubre del 85, Gustavo decía: “Salta es una provincia que me encanta, y no lo digo demagógicamente, hay provincias que se destacan por su belleza. Esto que te digo tal vez es una sorpresa pero vamos a hacer un video de nuestra estadía por allá”. Si bien la idea no se concretó en ese viaje, menos de un año después se terminaría convirtiendo en el videoclip de “Cuando pase el temblor”. 

Soda tuvo siempre un instinto superador. Tenía que resaltar sobre los demás. Por eso fue que desde los primeros recitales, las primeras producciones de fotos, el primer videoclip, la estética de la ropa y peinados y el arte conceptual de los discos ya se hablaba de una supuesta “modernidad” en una sociedad argentina que parecía no comprenderlo del todo, el producto de ser “unos adelantados”. Las noches del 11 y 12 de abril de 1986 la banda se presentó por primera vez en el histórico estadio Obras Sanitarias, en Buenos Aires, con una propuesta escénica, lumínica y tecnológica que sorprendió a todos: el escenario simulaba una ciudad con dos rascacielos a los costados, con la tarima de la batería ubicada al medio de estos, un despliegue ingenioso de luces apuntando desde arriba y abajo hacia el público, y los Soda acompañados del Zorrito, Richard Coleman y Gonzo Palacios, brindando shows de una hora que revolucionaban el ambiente: era la primera vez que un recital de rock contaba con tanta producción con impacte visual y sonoro en Argentina. Además un equipo de camarógrafos se encargó de recorrer todo el estadio y escenario para un registro audiovisual que, muchos años después, vio finalmente la luz para el deleite de todos los fanáticos. Estaban frente a un hecho que marcó un antes y después en la carrera de Soda. Y sólo hubo una sola persona detrás de todo ese movimiento que terminó de posicionar al grupo a nivel nacional, y posteriormente internacional: Alfredo Lois, íntimo amigo de Gustavo.

Lois fue el mentor de la mayoría de las iniciativas creativas de Soda, el encargado de darle la imagen y sustento frente al mercado musical que lentamente se iba abriendo paso con las compañías e industrias discográficas. Destacado también por su afición al cine, debutó como director artístico de “Dietético”, el primer videoclip de la banda. Su curiosidad le permitió generar la puesta en escena de aquella histórica presentación de Soda en Obras y el registro audiovisual en cinta con un solo motivo: propulsar al grupo al estrellato masivo. Lo que se ve entra por los ojos de manera más eficaz que lo que se escucha. Ahí supo encontrar en una canción de Nada Personal un motivo para completar el registro y concepto artístico de aquel video en vivo registrado: sintió la necesidad de que “Cuando pase el temblor” contara con su propio videoclip y se lo sugirió al grupo. Todos estuvieron de acuerdo y aprovecharon que a sólo dos semanas del show en Obras tenían programado girar por el NOA. Tocaron en Salta el 29 de abril y en la madrugada del miércoles 30 el grupo, acompañado por el Zorrito, la maquilladora/estilista Alejandra Boquete, Lois con cámara en mano y un par de asistentes, se tomaron tres remises con destino al pueblo de Tilcara, en la provincia de Jujuy. “Allí grabamos un video que fue histórico”, recordaba Zeta Bosio. “Llegamos a Tilcara antes del amanecer porque estuvimos toda la noche viajando después del show en Salta. Grabamos durante todo el día hasta el atardecer y de ahí emprendimos retorno de nuevo a casa, tomando un avión desde el aeropuerto salteño”. 

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Gustavo Cerati junto a Alfredo Lois practicando una de las tomas en la cima del Pucará de Tilcara. Jujuy, 30 de abril de 1986. Fotografía de Alejandra Boquete.

 

La mañana del 30 de abril de 1986 el Pucará de Tilcara se despertó casi desierto, no existía un mercado turístico tan marcado como el de hoy y, además, no estaban en temporada alta. El sol empezaba a asomarse por entre los cerros y el viento que corría era frío. Por el puente principal de acceso al pueblo los tres remises llegaban a destino. Fue la primera y última vez que Soda Stereo se hizo presente en ese pueblito. Pero lo que hicieron allí dejó significativamente una huella que hasta el día de hoy los marcó en una especie de “embajadores de la música” de aquella Tilcara que hicieron internacionalmente conocida. Alfredo Lois tenía en mente registrar tomas para lo que sería el próximo videoclip del grupo. La letra que Gustavo había escrito lo inspiró: “Yo / caminaré entre las piedras / hasta sentir el temblor / en mis piernas (…) Estoy sentado en un cráter desierto / sigo aguardando el temblor / en mi cuerpo (…) Sé que te encontraré en esas ruinas”. Esas piedras, cráteres desiertos y ruinas son parte del decorado natural del Pucará, aquella fortaleza construida en las alturas por los omaguacas de Tilcara para defenderse de los ataques. “’El Temblor’ está inspirada sobre una idea que yo ya tenía en paisajes que conocí de chico del Noroeste argentino”, relató Gustavo entre las anécdotas de este viaje. El mismo escenario natural fue elegido, catorce años después, para una presentación en vivo, también histórica, de Divididos y sirvió de inspiración para varios proyectos artísticos: Pity Álvarez llevó a Intoxicados a grabar el video de “Niña de Tilcara” a la misma locación. 

Un fuerte sol sobre las cabezas de los Soda y staff aclaraba aún más el impactante paisaje desde la cima del Pucará. Los autos y colectivos parecían piezas de juguetes en movimiento desde el ala este de uno de los puntos más altos del lugar, donde se podía llegar por dos formas: a pie o en vehículo con autorización. Las ruinas son patrimonio del pasado que aún hoy se mantienen gracias al extremo cuidado y mantenimiento que realizan semanalmente los empleados a cargo de la preservación histórica. Esa mañana de sol, Alfredo Lois y Gustavo Cerati se presentaron en la garita del acceso frente al encargado de turno y le contaron su idea. Debido a la espontánea situación y a la temporada baja, no hubo mucho inconveniente en acceder al permiso de filmar allí, por lo que ni siquiera hizo falta rellenar registros o papeles burocráticos de por medio. 

Lo primero que hizo Lois junto a dos asistentes fue recorrer a pie desde el acceso hasta la cima contemplando maravillados los paisajes que se les iban dibujando en los ojos. Su idea era maquetar las escenas del video en la mente para luego realizar las tomas; no tenían mucho tiempo y querían aprovechar los minutos de paseo. En el pueblo, en un reconocido hostal ubicado a metros de la plaza central de Tilcara, la maquilladora estable del grupo Alejandra Boquete se encargó de la producción y el lookeo de los actores. Durante el pequeño viaje en remis de la noche anterior, Gustavo fue hilando posibles bosquejos al aire de un guión a seguir, con los respectivos aportes de Lois, Zeta y Charly. En un principio se había barajado la idea de incluir al Zorrito en el clip como otro protagonista en cámara pero finalmente se descartó. De hecho, llegó a ser maquillado y peinado para la filmación. 

Cerca del mediodía, todo el grupo, unas nueve personas en total, se encontraron con Lois en el acceso al Pucará para iniciar la jornada de rodaje. La carretilla de un carrero sirvió de improvisado soporte móvil para la cámara, que hacía tomas panorámicas de los actores con el impactante paisaje. A unos metros de allí, Zeta protagonizó una de las primeras apariciones, atravesando el pequeño caudal de agua del Río Guasamayo ,el único puente que da acceso a las ruinas. Las tomas individuales de Gustavo y Charly caminando y asomándose por las casas típicas del pueblito fueron el resultado de las primeras horas de grabación. Luego, mientras un asistente reproducía y rebobinaba una y otra vez una copia en casete de Nada Personal en un antiguo radiograbador, se hicieron las escenas donde los tres Soda simulan el canto y pasos de baile. 

Lejos de cerrar por la grabación, las puertas del Pucará se mantuvieron abiertas con normalidad. Lois tuvo que interrumpir amablemente más de una vez la caminata de algunos turistas que no estaban advertidos de lo que allí ocurría. Luego de un breve descanso para almorzar y hacer retoques (la luz del sol los había hecho transpirar y parte del maquillaje se empezaba a correr) llegó el momento de hacer las últimas tomas. Ya llevaban más de tres horas instalados allí. Algunos turistas y familias del lugar empezaban a amontonarse alrededor del (para ellos) desconocido grupo: Soda Stereo no era muy popular en la región norte andina argentina. Muchos niños acompañados por sus madres merodeaban por la zona intrigados por la curiosidad. Hasta que uno en particular le llamó la atención a Lois. El director se quedó mirándolo por un instante y tuvo una idea que no estaba guionada: grabar una escena con los tres Soda junto al pequeño, caminando cuesta bajo hacia la salida del Pucará. La idea fue aprobada de inmediato y entonces una asistente se acercó al niño, que tenía cinco años y estaba acompañado por sus hermanos mayores, para hacerle la propuesta. 

Aquel chico se llama Ángel Norberto Serapio y hoy tiene 33 años. Por la mañana trabaja como empleado en el Instituto Interdisciplinario local, y durante el resto del día vende artesanías frente al acceso principal del Pucará. Nació en Tilcara, cerca del Guasamayo, y desde chico conoce los caminos secretos de la zona. Aquel mediodía de fines de abril de 1986 se enteró por un amigo de su hermano que había “gente con equipos raros actuando arriba” y así fue como decidió ir a chismosear un rato. Nunca hubiera imaginado lo que le esperaba. Lois le dio un par de indicaciones para hacer las últimas tomas del día, sólo tuvo que mirar por cinco segundos a la cámara que lo tomaba en un primer plano y automáticamente girar para darle la mano a Gustavo y caminar junto a Zeta y Charly Alberti por aquella curva en bajada. “Me pagaron con caramelos a mí y a mi amigos, y con eso nos bastó. No teníamos idea qué estábamos haciendo ni mucho menos con quiénes. No los conocíamos”, recuerda Ángel. Reconoce que mucha gente le pregunta y le vuelve a pedir que cuente la anécdota y que sus compañeros del trabajo no pudieron creer cuando en un día del año 2006, estrenando la conexión a Internet en la oficina, vieron el video en You Tube. Hoy, a 29 años, el clip tiene más de veinte millones de visitas en el sitio y en su momento significó un quiebre en la manera de producir audiovisuales para las bandas. Tanto, que Soda Stereo fue la primera banda latinoamericana en rotar diariamente en MTV

Los últimos conciertos

Menos de un año después de la aventura jujeña, se produjo el regreso a Salta. Fue el lunes 18 de mayo de 1987. Soda ya tenía un vuelo internacional bastante marcado. De hecho, llegaron a la provincia luego de un exitoso paso por el Festival de Viña Del Mar. Chile fue su primera parada en el extranjero. Allí se generó la sodamanía. Estaban presentando el disco Signos, un trabajo conceptual que los encontraba experimentando con nuevos sonidos, sintetizadores y efectos de coros. “Persiana americana”, “Prófugos”, “Final caja negra” y “Signos” fueron algunas de las flamantes canciones que no faltaron dentro de la lista de temas salteña, frente a un público que disfrutaba cada vez con mayor pasión los shows del trío. La tarde gris de aquel 18 de mayo vistió las veredas del Salta Club con una extensa fila de fanáticos y seguidores. El predio referente del boxeo estaba empezando a quedarle chico al fenómeno. El registro de la gran mayoría de los shows de esa época fue a parar a Ruido Blanco, el primer disco en vivo grabado por la banda: 57 conciertos en 41 ciudades de todo Latinoamérica. El arte interno mencionaba en detalle los pasos del grupo por cada ciudad. Salta figuraba como el noveno concierto brindado.

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Gustavo Cerati durante la cuarta presentación de Soda en Salta. Salta, 18 de mayo de 1987. Fotografía de Rony Barboza.

 

En la calurosa noche del jueves 21 de diciembre de 1989, Soda regresó a la capital salteña pero esta vez para presentarse en el Estadio Delmi, ante el delirio de un público que ya los había adoptado como a una banda propia. Los medios de la época hablaban de una explosión a nivel internacional y se remarcaba que “eran los últimos shows de Soda en el norte del país antes de desembarcar en costas europeas”. Esa vez venían a presentar el disco Doble Vida, con un repertorio cada vez más extenso y variado, algo que Gustavo siempre resaltaba antes de cada show. Sonaron los clásicos y luego una seguidilla a modo de rápido repaso por lo nuevo: “En la ciudad de la furia”, “Lo que sangra”, “Corazón delator” y “Picnic en el 4° B”. 

En 1990, la histórica Gira Animal, los trajo nuevamente. Era la presentación oficial del galardonado y premiado disco Canción Animal, y se convirtió en el último concierto que Soda Stereo brindó en Salta. Fue el viernes 14 de diciembre en un Delmi colmado por fanáticos ansiosos por presenciar un show más de un grupo que no parecía tener límite en cuanto a expansión popular. El recital, patrocinado por una marca de cigarrillos, estaba programado para el jueves 13, pero debió posponerse debido a un inconveniente de última hora en el transporte de los equipos. Esto generó más expectativas sobre un recital que contó con la presencia de Andrea Álvarez como percusionista invitada. La lista de temas repasó los clásicos de siempre más la interpretación de “Hombre al agua”, “En el séptimo día”, “De música ligera” y “Un millón de años luz”, del álbum nuevo. “Esta gira monumental nos devuelve al país y a lo que somos nosotros. Esto es un poco el resultado de mucho trabajo y algo de imaginación, a la que tuvimos que apelar, por la carencia de productores, lo que nos venía impidiendo llegar a todos los rincones de la Argentina,” le decía Zeta Bosio a El Tribuno en una entrevista publicada el sábado 15 de diciembre de 1990. “Este año decidimos montar nuestro show sobre ruedas, lo que incluía llevar un equipamiento de varias toneladas, incluyendo escenario y luces y producirnos nosotros mismos. La meta era mostrar Canción Animal a lo largo de catorce mil kilómetros y brindando treinta conciertos”, completaba. 

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Gustavo Cerati, Andrea Álvarez y Charly Alberti por segunda vez en el Delmi, presentando Canción Animal. Salta, 14 de diciembre de 1990. Fotografía de Luis Alberto Rojas. 

Que la Gira Animal haya sido el último show que los salteños pudieron disfrutar en directo de Soda Stereo tuvo su correlato en una etapa que el grupo estaba cerrando: ya no se planearían giras maratónicas alrededor de Latinoamérica y toda Argentina. En los próximos años Soda se encontró tomándose un largo descanso que incluyó un lapso de tiempo entre los integrantes. Lo que vino después fue parte de un proceso de creación de nuevos sonidos y conceptos volcados en un Dynamo y en Sueño Stereo, el último registro de estudio de la banda. El inicio de la etapa solista de Gustavo Cerati lo motivó a explorar nuevos universos musicales y luego terminó llegando la despedida monumental de Soda en 1997. 

Si con Soda Stereo el proyecto había logrado ser popular y federal, el repaso artístico del Gustavo solista la cuestión se tornó diferente. No se programaron giras extensas por todo el país y el continente sino hasta la edición de Ahí Vamos, en 2006. El penúltimo disco de su carrera le devolvió a Cerati la energía generada con su anterior proyecto. El retorno a un escenario salteño fue 17 años después de la última tocada en el estadio Delmi junto a Soda. Y casualmente, el show -uno de los últimos del tramo de la gira Ahí Vamos- debía ser en el mismo lugar pero la poca demanda de entradas anticipadas obligó a los productores a trasladar todo al Microestadio Delmi

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Afiche promocional callejero del único recital que Gustavo Cerati brindó en Salta en plan solista. Anunciado en el Estadio Delmi, tuvo que ser reprogramado al Microestadio Delmi por poca venta de entradas. Salta, 22 de marzo de 2007.

 

Las últimas visitas a nuestra provincia tuvieron sus pequeños tintes íntimos, momentos retratados por la prensa local, un gran show y parte de la filmación del video del primer corte de difusión de Fuerza Natural. El 22 de marzo de 2007 se abrieron las puertas del micro Delmi para que Cerati y su banda (Richard Coleman en guitarra, Fernando Samalea en batería, Fernando Nalé en el bajo y Leandro Fresco en teclados) presentaran por primera vez en el NOA el por entonces flamante Ahí Vamos. Dos días después, sucedió lo mismo en el Estadio Central Córdoba de Tucumán. 

El set no varió mucho de las presentaciones que Cerati venía haciendo por Buenos Aires y países como México, Chile (otra vez en Viña del Mar), Perú, Estados Unidos, Venezuela, Colombia y Ecuador. La introducción con “Artefacto” sentenció lo que terminó siendo un show para el recuerdo, sumado a la seguidilla de temas de Ahí Vamos: “Bomba de tiempo”, “Caravana”, “Dios nos libre”, “Medium”, “Adiós” y “Jugo de luna”. Hubo momentos épicos para fanáticos de Soda con joyas como “Té para tres”, una versión rocanrolera de “Prófugos”, y canciones que nunca habían sonado en vivo por estos lares: “Toma la ruta” y “Nuestra fe”. Éste último, interpretado sólo un par de ocasiones para esa gira. Podemos decir que tuvimos el enorme gusto de escuchar algo que no fue interpretado en vivo por Soda Stereo ni en su gira regreso del 2007. Otras joyas fueron las versiones acopladas de “The Jean Genie” de David Bowie y “Paseo inmoral”, o los temas solistas de discos anteriores, como “Karaoke” y “Puente”. 

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Arriba: Gustavo Cerati y Richard Coleman sobre el escenario del Microestadio Delmi. Abajo: el público salteño disfrutando de la presentación de Ahí Vamos. Salta, 22 de marzo de 2007. Fotografías de Luis Alberto Rojas.

Casi un año después, a mediados del 2008, Cerati visitó nuestra provincia pero casi de incógnito, en plan turista. Asistió a la fecha del Turismo Carretera que se realizó en el Autódromo Martín Miguel de Güemes y se sacó fotos con un par de afortunados que se lo cruzaron caminando por calle Caseros, a metros de la plaza 9 de Julio, donde 23 años antes se presentaba con Soda Stereo. En septiembre del 2009, regresó a Salta. Estuvo en la Puerta de Tastil, camino a San Antonio de los Cobres, donde viajó junto al director Maxi Blanco y un amplio grupo de colaboradores y actores para la realización de las tomas iniciales del clip de “Déjà vu”, primer corte de Fuerza Natural. La idea arrastraba un concepto mucho mayor: hacer una película uniendo todos los videos que se iban a rodar con una historia que se iría hilando de a poco. El video se estrenó el 30 de septiembre. La última etapa de Gustavo estaba en marcha. La introducción y parte del desarrollo había arrancado en Salta, con paisajes desérticos que encerraban un misterio que nunca fue develado. Gracias por venir.   

2016-04-04 Informe_Cerati_05La modelo Loreley Portas posando durante las tomas de “Deja Vu” frente a un cautivado Gustavo Cerati (de espaldas) y el director del clip. Salta, septiembre del 2009. Fotografía de Cerati.com 

 

(*) Arriba, en la foto principal, Gustavo Cerati, Charly Alberti, Zeta Bosio y el Zorrito Von Quintiero degustan empanadas salteñas y posan en una oficina del desaparecido Salta Club antes de brindar el tercer show en nuestra provincia, horas antes de partir al Pucará de Tilcara. Salta, 29 de abril de 1986. Fotografía de Rony Barboza.

* Informe publicado en la edición número 21 de la Revista Rock Salta (enero – febrero de 2015)