Coberturas

La Renga en GyT

3 años tuvimos que esperar para volver a ver en Salta a la banda más grande del rock actual. La Renga hizo nevar y RS te lo cuenta.

“Es una noche fría, pero no le vamos a dar oportunidad”, dijo Chizzo apenas comenzó el concierto, que arrancó a las 20:40 (cuarenta minutos después de lo anunciado).

Enseguida empezaron a sonar los temas de su último disco TRUENOTIERRA (“Montaña roja”, “El monstruo que crece”, “Almohada de piedra”, “Ruta 40”, entre otras) y los clásicos de siempre: “En el baldío”, “Veneno”, con Salchi, de Perro Ciego como invitado; “Lo frágil de la locura”, “Bien alto” (de lo mejor de la noche), etc.

Pero quizás lo mejor estuvo en los temas más viejos de la banda, que desataron una enorme locura en los más fanáticos. “El juicio del ganso”, “Luciendo mi saquito blusero”, “Blues de Bolivia”, “Buseca y vino tinto”, “Blues cardíaco”, entre otros, transformaron en inolvidable una noche que mostró a la banda respaldada por un gran sonido, tocando de manera muy ajustada, casi sin fisuras.

La única interrupción de la noche se produjo en “Desnudo para siempre”, cuando Tete vio una bengala encendida entre el público y le avisó a Chizzo, que paró de tocar y dijo: “Eso (el ritual de las bengalas) ya pasó. Es un símbolo que representa a 200 amigos que no están. Mejor encendamos nuestro fuego interior.” Después de eso, todo fue una fiesta.

Cuando empezaron a sonar los primeros acordes de la “Balada del diablo y la muerte”, la cancha se vino abajo.
Dato curioso: no se encendieron bengalas por razones obvias, pero sí se vieron muchísimos celulares encendidos durante la canción. Raro.

Párrafo aparte para la bellísima “Llenado de llorar”, con Chizzo en guitarra criolla. Después de escucharlo, dan ganas de que La Renga edite un disco totalmente acústico.

El único punto flojo del recital puede ser la falta de una segunda guitarra. Cada vez que se les sumó un guitarrista (en “Viva Pappo”, por ejemplo), la banda sonó mucho más sólida. Cuando no contaban con otro guitarrista, de a ratos (más que nada cuando llegaba el solo)  se sentía un vacío entre la base (Tete y Tanque) y la guitarra de Chizzo.

El final empezó con un popurrí de clásicos que se sintió como un golpe seco en la mandíbula. “Panic show”, “El revelde”, “El final es en donde partí”, “Buseca y vino Tinto”, terminaron de calentar la noche.

“Quisimos alquilar el Delmi para poder estar más cómodos, sin tanto frío, pero no nos dejaron alquilarlo. Espero que dejen vivir al rock en Salta, porque ustedes se merecen mucho más que esto”, dijo Chizzo antes de despedirse con “Hablando de la libertad”, que hoy por hoy, es sin dudas “el pogo más grande del mundo” (Solari dixit).

Cuando todo terminó, mientras todos iban saliendo del estadio, el frío ya no existía.
La Renga no le había dado oportunidad.

Que se repita.

FEDERICO ANZARDI fede@rock-salta.com.ar

NdR: Al finalizar el show estuvimos hablando con todos los integrantes de La Renga, donde agradecieron por todo el aguante del publico local, prometieron volver pronto y resaltaron la historico que tuvo el show en Salta. El día que nevó en todo el país, La Renga tocó igual, ante un publico fiel, y eso nunca lo van a olvidar.