Coberturas

Fiesta Uruguaya (Vol. 1)

La Vela Puerca pasó por Salta con un show con muchísima energía que dejó conforme a todos. RS estuvo presente y te cuenta el recital en detalle.

Fotos de Violeta Gil.

En otro día veía un documental de Canal á, donde Nito Mestre señalaba que, una de las causas de la separación de Sui Generis tenía que ver con el hecho de que en los recitales de la banda, la gente (el público) cantaba más fuerte que la misma banda. Y el domingo pasado no dejaba de pensar en esa afirmación, en el shock del artista cuando el público hace suyas las canciones, y no sólo uno o dos temas de moda… sino muchas canciones.

Esa fue una de las características más sobresalientes del show: la gran participación del público, que respondió de manera extraordinaria, a un show extraordinario.

Llegamos tipo 8 de la noche, suponiendo que el show -como lamentablemente seguimos acostumbrados en Salta- iba a largar mucho después del horario de convocatoria (18.30 hs). Aún se proyectaba un documental con parte de la historia de la banda (muy recomendable, incluido en el último trabajo Normalmente Anormal), pero vale decir que el mismo fue muy largo para la paciencia de la gente. La misma banda reconocía un error en tal decisión. Al respecto, charlando con Carlos Quijano, el saxofonista de la banda luego del show, nos decía que:”…la gente quería ir derecho a los bifes y no ver la película…”.

Así, tipo 20.20 comenzó el show con «Escobas», incluida en A contraluz, el tercer disco de la banda, de 2004. Un comienzo arrollador que debió ser interrumpido a la altura del 3º o 4º tema por problemas en el armado de la valla de contención. Y aquí quiero detenerme un momento, porque es justo señalar que dicha pausa, si bien pudo haber enfriado un poquito el inicio del show, sirvió para dar al público las garantías que en cualquier show merece. Fueron diez minutos, la gente se corrió civilizadamente, dejó que el staff desarme y vuelva a armar la valla, y salvo algunos silbidos impacientes, todo siguió en paz.

El set de la banda fue larguísimo –aproximadamente 30 canciones-, con un paseo por todos los discos de la banda, desde Deskarado hasta los nuevos de Normalmente Anormal. Y para no hacerla muy larga voy a detenerme sólo en algunas canciones: me gustaron, y mucho «Colabore», Caridad, Mi semilla, el mash up que improvisaron con «Virna Lisi» de Sumo (emocionante y fuera de la lista) y obvio, el tramo final con «Zafar» y «El viejo», donde casi se desploma el lugar con el baile, los saltos y la emoción de la gente. Pero como no todo es perfecto, debo admitir que no me gustó la versión de «Vuelan palos»… muy hippie para mi gusto: ocurre que ese tema, allá por 2002, fue el primer tema con el que conocí a la banda, y creo que en la versión acústica con vientos (bonita por cierto) perdió la contundencia que para mi debe llevar un tema con tal mensaje. También tomo el comentario del amigo Tomás García de la Radio Dínamo… pensamos que «José sabía» pierde mucha fuerza sin el clásico ritmo murguero…

El desarrollo del set de la banda fue musicalmente variado, con momentos punks, otros a lo rock latino (viejo rotulo MTV) y el clásico set acústico. Incluso, cuando éste comenzó, el Enano Teseyra dedicó el primer tema, «Clones», “…a la abuela de Lautaro…”. Hablando de dedicatorias, Cebolla –el otro cantante- agradeció a un pibe el regalo de una remera de XXX, si bien destacó el olor a “sobaco” de la misma.

¿Qué se puede acotar de la performance musical de la banda? La base (bata y bajo) es muy sólida y versátil. Mandril (el bajista –poco amable al momento de la nota periodística por cierto-) no toca todo lo que puede, pero mete los dedos lo justo y necesario, al mejor estilo de esos músicos que entienden la función precisa de cada instrumento: no es lo mismo tocar lo justo que saber tocar muy poco.

Las guitarras también aportan lo justo y en el uso de las mismas (desde una acústica sonando solita hasta tres guitarras eléctricas sonando al palo) define los matices de la banda en vivo. Y claro, los vientos son parte de la identidad de la banda. Enano y Cebolla son incansables en vivo (sobre todo éste último) y demuestran una entrega corporal al borde del colapso. Al último podía verse la cara de cansancio del Enano que prácticamente imploraba por una ducha y a la cama.

Una de las cosas más importantes del show no pasó por la banda, sino por la gente, que cantó, saltó, bailó y apoyó en todo momento. La banda nos reconocía eso luego del show. Y si bien ya no es novedad, no deja de ser algo importante, señal de una transformación cultural que se viene desarrollando irregularmente en Salta, la constitución del público, compuesto en un 80% por pibes de entre 15 y 22 años… De última, ¿qué es el rock sino música joven?

Sólo me quedan un par de imágenes sueltas: a) La Vela Puerca es una banda GRANDE, con muchos escenarios transitados por todo el mundo, y sin embargo sigue siendo una banda humilde y sencilla, desde el trato de alguno de los músicos para los fans y la prensa (nos convidaron comida y bebida luego del show), hasta el montaje de un kiosquito a lo Luca Makonia con discos, remeras, pines y todo el merch reglamentario; b) la presencia de la Bagualera Mariana Carrizo, sentadita en la escalera lateral del escenario, mirando absorta a la banda, contándonos que iba a ver la banda porque le gusta “…la música folklórica de otro país… la mixtura que tiene… porque abarco un poco más que la baguala en mis gustos musicales…”, c) los VETERANOS, que con más de 35-40 años se siguen mezclando con los “Danoninos” en el pogo, y siguen agitando como siempre.

Que se repita…