Foto: Escapology - Facebook Mimi Maura
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Mimi Maura | De tocar “para nadie” a ganar en los Premios Gardel

En una entrevista con nuestra revista, Sergio Rotman recordó los inicios de la banda.

En 1999, cuando Sergio Rotman formó Mimi Maura con Midnerely Acevedo, pensó que tenía todo servido. Supuso que el éxito era un destino inevitable. “Olvidate, tengo a la mejor cantante del mundo, vengo de Los Cadillacs”, decía. La banda empezó a tocar todos los jueves de manera gratuita en El Dorado, un local emblemático del under porteño de los 90. Pero el entusiasmo duró poco. Nadie asistía a sus conciertos.

Rotman no entendía nada. Para él, ir a ver a la banda era un plan ideal. “Pero la gente tiene otras cosas que hacer, ¿por qué iban a ir?”, reflexionó varios años después. “Entonces reservé todos los jueves del año. En vez de irme a llorar a mi casa y poner un parripollo, tocamos todos los jueves”, agregó el músico en una entrevista a la revista Rock Salta.

En la misma nota, el también saxofonista de Los Fabulosos Cadillacs, reconocía que “el odio” fue uno de los sentimientos que lo motivaron a aguantar.

– ¿Ah sí? ¿No van a venir? Vas a ver que van a venir -decía-.

Pero Rotman también se equivocaba. Los recitales de los jueves de Mimi Maura pasaban desapercibidos. Pero lo que no se gana por un lado se aprovecha por el otro. “No vino nunca nadie, ningún jueves, pero nosotros nos convertimos en una banda y Mimi aprendió a cantar”, decía Rotman. “Eso fue en el 99. En el 2002 ganamos el Gardel”, agregaba.

Mimi Maura ganó el Gardel como Artista Femenina de Rock por Raíces de pasión, su segundo disco. Un álbum que rotó en todas las radios gracias al hit “Yo no lloro más”.

Para Rotman, la constancia fue un factor decisivo. “Cuando vos te cansaste te faltan diez años. Cuando estás harto, te faltan diez años. Si vos partís de ese concepto, vas a seguir”, decía en nuestra revista. “Y si no estás dispuesto, siempre hay un local vacío donde podés poner un maxikiosco. Siempre hay gente ávida de alfajores”, agregaba.

Y cerraba: “Una vez leí que para que una canción llegue a un porcentaje de gente que sea significativa tienen que pasar tres años desde que se compuso. Por eso digo (pone voz de estar llorando) ‘che, yo vengo tocando hace nueve meses y no me va a ver nadie y las bandas de arriba no dejan crecer a las nuevas generaciones’. ¿Qué nueva generación, flaco? Hay bandas buenísimas pero todavía no pueden subir a Niceto, tienen que tocar tres años más en otro lado. Como un chico de nueve años no maneja un auto. Tenés que fajarte con tu banda. No quiero quedar como el ortiva, sino que el mensaje que quiero dar es ése: cuando creés que estás cansado, cuando no soportás más al bajista y vas a cagar a trompadas a la novia del batero, te faltan diez años… y tres sobredosis”.