Llegó a Spotify un disco que Mimí editó en 2016. En este caso, grabado en sociedad con la banda de raíz jamaiquina.
El vínculo entre Mimí Maura y Los Aggrotones se remonta a los tiempos donde la banda liderada por Midnerley Acevedo presentaba Días de Sol. La banda de «ska reggae”, oriunda de la Ciudad de Buenos Aires, supo ser telonera en esos shows en Niceto. De ahí vendrían otros escenarios compartidos, alguna colaboración más, y este material.
En este caso, la excusa fue versionar clásicos del soul de la década del ’60 (y algo de los ´70). O sea, canciones con más de medio siglo de edad. El combo es hermoso: a la melomanía de Sergio Rotman (compañero de Acevedo en la vida y en el proyecto Mimí Maura), se suma un repertorio de lujo rememorarando a intérpretes (y compositores) como The Jelly Beans, Big Joe Williams, y Betty Everet entre otrxs, y la voz de Mimí.
La base del ensamble no es justamente la de Mimí Maura sino la de Los Aggrotones, compuestos por Kevin Fingier (guitarra), Fernando Porfidia (bajo), Ezequiel Palacios (teclados) y Esteban Descalzo (batería, percusión y trombón), sumando a Sergio Rotman (saxofón, coros y tambourine). Esta formación, si bien no llegó al mainstream argento, tiene una respetable producción discográfica, incluso editada en el extranjero en formasto vinilo. Son cultores de la música de raíz jamaiquina, algo así como un pre reggae/ska con toques de jazz.
Stormy es una invitación a viajar en el tiempo y, porqué no, a revisar y hacer un buceo en YouTube o Spotify buscando joyas de la época. Ya sean en el registro original o las muchas reversiones que hay de estos temas.
No hay desperdicios en este disco, pero si hay favoritas. «The Drifter (Vagabundo)», compuesta por Feldman, Goldstein y Gottehrer tiene su versión original en la banda de sonido de la serie homónima, en plan western, de gran popularidad en los Estados Unidos. Una canción con voces entre el gospel y el soul, musicalizando un motivo televisivo netamente blanco.
Saliendo de ese esquema de cruces entre la América blanca y la negra, otra joya es «If I could only be sure», que este caso fuera conocida en la interpretación original de su compositor Nolan Porter, allá por 1972, junto a músicos del entorno de Frank Zappa.
Finalmente, me quedo con «Runnin’ out of fools», de Kay Rogers y Richard Ahlert, cuya version clásica fuera de la gran Aretha Franklin. Para un público no muy curioso, Aretha sería algo así como la Mercedes Sosa del soul.
Este caso no es la reseña de un lanzamiento. Tampoco es una idea original: muchxs intérpretes han tomado ese repertorio y lo han reversionado. Pero este disco, que recientemente llegó a una de las plataformas más importantes de streaming musical, es una delicia con grandes canciones, una gran voz y una hermosa orquestación en clave reggae-ska y hasta dub. Para escuchar en estos tiempos que, a fuerza de discos, pueden hacerse más llevaderos.