Las huestes sedientas de rock se dirigían en la Chevy a las sierras cordobesas, donde encontrarse con uno mismo parecía obligatorio. Ni hablar de la profundidad de las charlas, que entre trago y trago se tornaban cada vez más exageradas.
Entre tantas llegamos a la conclusión que Los Beatles también tuvieron su paso por la zona, más precisamente por Capilla del Monte. Allí, en una parada para gente sedienta, se escuchó uno de los mayores éxitos: “¡Erks! I need somebody (¡Erks!). Not just anybody (¡Erks!). You know i need someone ¡Erks!”
Esto, a su vez, fue confirmado por el Señor de los Anillos, que dijo haber visto a Yoko Ono “vendiendo pickles en San Marcos Sierras”. Siempre se puede estar peor.
Entre atajo y atajo, camino inca, llegamos a Santa María de Punilla con ganas de ser parte de esta gran ceremonia rockera. Amigos, asado, pan y vino fueron la combinación perfecta para la previa.
Dentro del predio “era más fácil encontrar a Bin Laden que comprar una birra”. Desconcertados corríamos de un lado para el otro buscando esa música que nos identifica pero el Carpo y el Flaco ya no estaban. Nos quedamos mirando, sollozos de por medio, y nos dimos cuenta de que las cosas habían cambiado.
Ya nada sería igual. Vamos a seguir creyendo, porque este es nuestro rock: “Nakel, yenú Cosquín”. Querer formar parte de este gran circo te convierte en ese gran festival federal. La luz del día nos hace mal, pero… siempre se puede estar peor.
Seguiré recorriendo el país, a bordo del bólido negro, contándoles las verdades del rock.
Publicado en la revista Rock Salta Especial Nº1, en el mes de marzo de 2013.