Los rayos de Inti dios derriten el hielo de nuestros vasos. Las huestes rompen filas y con ritmo acompasado y viscoso se dirigen a la tienda de ramos generales en busca de carne, desafiando toda posibilidad de presión arterial.
Atiende el Señor de los Novillos y sin mediar saludo alguno, haciendo ruido, como queriendo sacarse algo de los dientes, nos dice: «No se olviden de dónde vienen. De sus raíces, no se olviden». Fue entonces que nos quedamos quietos mirándonos (habrá sido por la remera de Agapornis que portaba la femenina que nos acompañaba), era un mensaje que no podíamos dejar pasar sin fantasear.
Totalmente shockeados veíamos pasar nuestros años en fotografías mentales, amigos que nos acercó el destino, tantos momentos guardados. Y miren ustedes cómo es la mente de perversa, que fusiona imágenes y sonidos creando una verdadera ensalada de boludeces que no olvidaremos jamás.
Cómo olvidar la conferencia de prensa en Salta de Pity Álvarez a las once de la mañana, o «La balada del diablo y la muerte» cantado por Andrés Giménez. Los Tekis versionando un clásico de los Beatles: “¿Dónde es Milao? ¿Dónde es Milao?”, y otras tantas que seguramente arrancarían una sonrisa.
Pero también encontramos piezas mejores logradas, o quizás con mayor aceptación por parte del público. Bandas que, sin careta de por medio, hacen públicos sus comienzos, quizás para influenciar o simplemente sentirse bien en busca del ADN musical.
Esto ayudaría a que muchos talibanes se saquen el pañuelo por un momento, porque ¿quién no escuchó Color Humano, El Reloj, el Flaco en todas sus versiones, por citar algunos? Cuántos de ustedes en reuniones se preguntan cómo sería un recital de la H en la actualidad. O ver a los Beatles, Led Zeppelin.
Nos encontramos entonces con un gran vacío musical, las bandas actuales a pesar de contar con apoyo televisivo, o radial está claro que no identifican a la mayoría de las huestes. Se perdieron las letras panfleto, los clásicos.
Para colmo, el futbol llegó a los recitales separando las aguas, ramificando todo a su paso, provocando una herida de muerte. Si ya éramos pocos, seguramente esto no ayudará para nada. Y mientras reine el egoísmo y la soberbia, seguiremos igual. Pero como sabemos, siempre se puede estar peor.
Grata sorpresa seria escuchar bandas nuevas con el sonido de Purple o esos pesados y lentos acordes de Ozzy, más allá de que algún ñoño del rock diga “esto me suena a…”.
Publicado en la revista Rock Salta Nº19, en el mes de marzo de 2014.